4/2/14

¿Qué significa ser de izquierdas hoy? Ser “revolucionarios en lo económico, reformistas en lo institucional y conservadores en lo antropológico”

"(...) ¿Qué significa ser de izquierdas hoy? ¿Qué significa haber sido de izquierdas en cualquier siglo? Pues bien, Santiago Alba acaba de escribir un “panfleto” (**) que fácilmente podría convertirse en una especie de Manifiesto Comunista de nuestro tiempo. (...)

Y ese programa, en definitiva, se concreta en la fórmula, ya otras veces usada por el autor (pero quizá nunca tan bien expresada ni tan matizada), de la tríada “revolucionarios en lo económico, reformistas en lo institucional y conservadores en lo antropológico”.

 Tenemos que ser revolucionarios en lo económico, porque el capitalismo no se deja reformar: si funciona a la perfección, nos destruye; si lo limitamos, nos destruye también. Ser anticapitalistas es la condición de posibilidad de que seamos, como lo es la mayoría, conservadores.

 Porque es imprescindible conservar las cosas, en constante asedio por parte del capitalismo, y los vínculos que en torno a ellas establecemos las personas. Porque, como dice Chesterton, que sabía que «nadie veneró más el pasado que los revolucionarios franceses» (a quienes debemos el reparto político de izquierda y derecha) el hombre es «un monstruo deforme, con los pies mirando hacia delante y el rostro mirando hacia atrás. 

Puede convertir el futuro en algo lujuriante y gigantesco, siempre que esté pensando en el pasado». Ahora bien, si bien no podemos partir de nada que no sean “los restos del naufragio”, si no queremos que nuestro programa sea el de la pura nada, no podemos aceptar sin más la tradición, la llamada “democracia de los muertos”, porque entre otras cosas es la sede del patriarcado.

 Contra ese sentido común tribal, subhegemónico, tenemos que edificar leyes e instituciones: derecho. El cual, como en la fábula de los trogloditas buenos, nos salve de nosotros mismos, que no podemos depender de una omnipresente virtud moral de todos y cada uno. 

Porque somos una chapuza, necesitamos esa chapuza que es el Derecho. Y sólo a través del Derecho, que introduce en la Historia un “progreso” que es el estricto contrario del progreso histórico del capitalismo, podemos permitir a la sociedad corregirse a sí misma, reformarse a sí misma, discernir y erradicar las malas herencias de las imprescindibles o las simplemente banales.

 Pero nada de eso es posible si no detenemos urgentemente, ya mismo, esa utopía con dientes que es el capitalismo, que nos conduce cada vez más rápido al abismo, donde no cabrá otra opción “de izquierdas” que la de la balsa de la Medusa, donde sólo podremos «suicidarnos dignamente tras entregar el último trozo de pan y el último beso a nuestro amado o a nuestro hijo.» (...)"             (Daniel Iraberri, Cuarto Poder, 27/01/2014)

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