25/4/14

La antidemocracia y el dominio de la élite son elementos básicos del totalitarismo invertido actual

"(...) Desde el punto de vista político el final del consenso keynesiano de la posguerra ha traducido en la aparición del totalitarismo invertido, término acuñado por el profesor emérito de filosofía política de la Universidad de Princeton Sheldon Wolin. Recordémoslo brevemente. 

El totalitarismo invertido es el momento político en el que el poder corporativo se despoja finalmente de su identificación como fenómeno puramente económico y se transforma en una coparticipación globalizadora con el Estado.

 Mientras que las corporaciones se vuelven más políticas, el Estado se orienta cada vez más hacia el mercado. España, en su actual deriva, es un excelente ejemplo de ello. La antidemocracia y el dominio de la élite son elementos básicos del totalitarismo invertido.

La antidemocracia no adopta la forma de ataques explícitos a la idea del gobierno por el pueblo. Políticamente, significa alentar la "desmovilización cívica", condicionando al electorado a entusiasmarse por períodos breves, controlando su lapso de atención y promoviendo luego la distracción o la apatía.

 El ritmo intenso de trabajo y los horarios de trabajo prolongados combinados con la inseguridad laboral son la fórmula para la desmovilización política, para privatizar la ciudadanía.

Nos encontramos, en definitiva, ante un desorden internacional sin precedentes desde el período de entreguerras. Y miren que había soluciones más justas y cooperativas. Les recomiendo, en este sentido el libro de Frank Biancheri 'Crisis Mundial. Encaminados hacia el Mundo de Mañana'

En él se ofrecían dos salidas, la cooperativa y, alternativamente, el caos. Biancheri se atrevía a hacer distintas predicciones bajo cada escenario. Sorprendentemente muchas se están cumpliendo."             (Juan Laborda, vox populi, 16/04/2014)

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