28/7/14

La banca en la sombra ha contaminado los depósitos de los bancos, con sus 'derivados'

"(...) La especulación en torno de las hipotecas subprime en los Estados Unidos detonó la crisis de 2008 y colocó al sistema financiero de este país al borde de la quiebra. La solución ideada por la Reserva Federal para evitar el quebranto de los principales bancos, y para otorgar crédito a la economía “real”, recayó en una política de facilitación monetaria o quantitative easing (QE) consistente en su primera fase en la compra sistemática y masiva de hipotecas “basura” en posesión de los bancos. 

 Esto revalorizó a estos activos y aumentó las reservas líquidas de los bancos. Como contrapartida se regularon las actividades de estos últimos, a fin de evitar su contaminación con inversiones especulativas. Se salvó así a los grandes bancos de la quiebra, pero no se logró el objetivo explícito de reavivar a la economía. 

El resultado inmediato fue el aumento de las reservas de los grandes bancos y el crecimiento del crédito de corto plazo otorgado por la “banca en las sombras” (shadow bank). Constituida por los hedge funds, fondos de pensión, fondos soberanos, compañías de seguros etc., la banca en la sombra no fue regulada y operó con tasas de interés mayores que las de los bancos. 

De ahí las grandes y rápidas ganancias especulativas de este sector a través de un complicado encadenamiento de operaciones con “derivados” financieros (instrumentos financieros de distinto tipo cuyo valor deriva del valor de otro activo subyacente: acciones, opciones, bonos corporativos, bonos soberanos, swaps de tasas de interés, credit default swaps, etcétera).

 La banca en la sombra financió gran parte de sus actividades con el uso y reuso (repos) de los depósitos y garantías colaterales de los grandes bancos. De este modo, la banca formal y la banca en las sombras quedaron cada vez mas interconectadas.

 La magnitud de estas operaciones de corto plazo, su opacidad al no figurar en la contabilidad de los bancos o de las entidades financieras y la contaminación de los depósitos de los bancos con inversiones de alto riesgo hacen de las finanzas un mundo salvaje, extremadamente turbulento y frágil. 

En este casino de múltiples apuestas abiertas, la cláusula del safe harbor en transacciones con derivados parece potenciar tanto la posibilidad de concentración del capital como el riesgo de implosión financiera. Introducida en la reforma financiera de 2005, esta cláusula exceptúa a los traders en derivados de la cautelar (stay) que bloquea los esfuerzos del acreedor por cobrar la deuda, otorgándoles así derechos especiales y prioridad en el cobro de la deuda. 

Esto facilitaría la concentración del capital, al permitir que los acreedores –y especialmente los grandes bancos con grandes tenencias de derivados– exijan el pago inmediato de la deuda y se apropien de los activos de los deudores. 

Los colapsos de Bear Stearn, Lehman Brothers, AIG y más recientemente el colapso de MF Global, en 2011, habrían sido detonados por la súbita paralización de las transacciones con derivados por parte de sus respectivos socios y el consiguiente saqueo de estas entidades, aplicando la cláusula del safe harbor. 

La posibilidad de una estampida para liquidar colaterales por parte de entidades financieras que tienen repos y derivados con cláusula de safe harbor amenazaría así la estabilidad del sistema financiero norteamericano.  (...)"        (Mónica Peralta RamosPágina/12, en Attac 18/07/2014)

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