Es muy posible que el capitalismo ya no sea el modelo hegemónico y que tenga que cohabitar con otro sistema. El capitalismo convivirá con la economía colaborativa”, afirmó Rifkin. (...)
“Las cosas
cada vez cuestan menos. Todo producto tiene unos costes fijos, los que
corresponden a la inversión inicial en infraestructura y equipos
necesarios para producirlos. Y unos costes marginales, que son costes
añadidos de transporte, intermediarios, etc, que dan márgenes de
beneficio al producto. Pero estamos ante una revolución económica, un
cambio de paradigma.
Con Internet, las energías renovables, el coche
eléctrico o la impresora 3D, los costes marginales están a punto de
llegar a cero y los grandes instrumentos tecnológicos van a costar muy
poco dinero.
En la
sociedad que dibuja Rifkin, los niños de dentro de diez años utilizarán
impresoras 3D y se convertirán en “prosumidores”, gente que produce y
consume sus propias cosas, poniendo en peligro las viejas industrias
manufactureras. “En Chicago se acaba de imprimir el primer coche.
Se
llama Strati
y sólo el chasis se ha hecho de manera convencional”, dice Rifkin con
pinta de estar entusiasmado. Las casas estarán conectadas a redes y
sensores inteligentes que darán todo tipo de información sobre consumo,
temperatura, etc. Según Rifkin, se calcula que habrá 100.000 millones de
sensores en 2020. Muchos de ellos estarán conectados a autopistas
inteligentes, donde habrá que recargar los coches eléctricos.
O a redes
de información pública donde se dará cuenta de los gastos
presupuestarios y las cuentas de nuestras instituciones. Será una era de
gran transparencia dominada por lo que Rifkin llama el “Internet de las
cosas”. Y todo se alimentará con energía verde. “El watio solar costaba
entre 65-70 dólares en los años 70. Ahora cuesta 60 céntimos. El sol,
el viento y la energía geotérmica no pasan factura”.
Hay
también un cambio de mentalidad, sobre todo en los jóvenes. Se han
acostumbrado a compartir. No buscan tener un coche, sino poder moverse
de un sitio a otro. Les gusta viajar, pero no necesitan grandes hoteles,
sino sitios baratos donde quedarse. Escuchan música, pero no necesitan
ninguna estantería llena de discos.
Vale con Youtube o Spotify.
También se mencionó a los malos,
a los que pueden poner obstáculos en el camino: las grandes
corporaciones. ¿Qué hay de Facebook o de Google, que tienen paquetes de
información sobre todos nosotros y sacan dinero con ellos? ¿Y las
grandes eléctricas? ¿Dejarán que pequeñas cooperativas les coman el
pastel de las renovables?
“Igual que en el siglo XIX los obreros se
movilizaron contra los grandes capitalistas que los depauperaron, estoy
seguro de que miles de millones de personas no se van a dejar doblegar
por las grandes corporaciones”.
Por último, Rifkin dejó unas cuantas
perlas para consumo nacional: “España iba por el buen camino con su
inversión en energía solar, pero el Gobierno cambió completamente su
política: es una pena”. Luego habló directamente sobre el presidente del
Gobierno: “Rajoy dice que yo soy un teatrero que vive en la fantasía.
Pues entonces, Alemania también es una teatrera, que va justo en la
dirección que yo propongo y cuya canciller me llamó justo después de
formar el último Gobierno. O el vicepresidente de Google, que afirma que
en pocas décadas sólo habrá energías renovables. O el New York Times, cuyo periodista, Justin Gillis, publicaba el otro día en portada un artículo hablando de las cuestiones que planteo en mi libro”. (...)" (Entrevista a Jeremy Rifkin, en Ssociólogos, Jorge Berástegui en Huffingtonpost)
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