"En España estamos completamente despistados sobre el diagnóstico de la crisis y las vías para su superación. (...)
No somos conscientes de las “currency wars” que han habido para tapar el agujero financiero del Norte de Europa y de EEUU. (...)
Nos centramos en las críticas domésticas, pero tenemos que fijarnos que los dos epicentros de la crisis mundial
que nos afecta están localizados fuera de nuestro país, al que tenemos
que defender unidos y sin complejos, pues muchos de estos países que nos
pretenden dar lecciones tienen un nivel de corrupción mucho más
sofisticado y actúan colusoriamente a nivel mundial (...)
El primer epicentro es el nuevo capitalismo TBTF “Too Big To Fail”
(demasiado grande para dejarlo quebrar), que ha propiciado una
superconcentración bancaria iniciada en el 2000. Un estudio de la
Reserva Federal de Dallas destaca que en EEUU, la mitad de los 30.000
bancos que existían antes del año 2000, quedaron fusionados después de
la crisis en sólo 5 o 6 bancos.
El resultado de esta concentración
tanto en EEUU como en Europa, es la existencia de 13 megabancos que
tienen una hegemonía implacable y con una actividad constante de
cártel.
Así se ha demostrado repetidamente en las condenas de los
reguladores por alterar el precio del Líbor-Euríbor, que han sufrido
como sobrecoste todos los ciudadanos que pagaban una hipoteca, o más
recientemente, en el escándalo de la alteración de los tipos de cambio
del Foreign Exchange (Forex), que afecta a miles de millones de
transacciones diarias en el mercado de divisas.
Paradójicamente, ningún responsable de estos bancos sigue sin ir a la cárcel. Se aplica lo que se ha denominado irónicamente TBTJ “Too Big To Jail”
(demasiado poderosos para ir a la cárcel) y que las multas
milmillonarias que se les imponen repetidamente, también las acabamos
pagando todos los ciudadanos.
Se comprueba el nivel de corrupción y de captura del poder político y regulador por estos bancos, con el sistema de “revolving doors” (puertas giratorias). (...)
Con las políticas de austericidio y de devaluación salarial y social
que nos impone EuroAlemania, lo que estamos pagando es el rescate de
estos 13 bancos, parcialmente nacionalizados.
En Reino Unido, Lloyds y
RBS, nacionalizados al 40% y 80% respectivamente. En Alemania, el
segundo de aquél país, el Dresdner Bank, rescatado con 100.000 millones
de euros, absorbido por el Commerzbank, y éste sigue nacionalizado en
un 25%.
El útlimo escándalo es la composición del nuevo gobierno europeo ,
mejor dicho, euroalemán, que preside el luxemburgués Juncker. Se
descubre ahora que la mayoría de multinacionales que operan en Europa,
entre ellas el mismo Deutsche Bank, están residenciadas fiscalmente en
Luxemburgo, contraviniendo los principios más elementales del Derecho
Europeo de la Competencia, y provocando un grave perjuicio a los bancos y
empresas españolas y europeas. (...)
Estos ejemplos de cartelización bancaria son los que verdaderamente
desahucian a los países, al resto de empresas y al capitalismo
productivo industrial, y sin embargo, no hacemos un frente común para
desmontar este “Capitalismo Casino” de los 13 megabancos.
El segundo epicentro de la crisis es el mercado casino, consolidado a
partir de la desregulación y privatización del mercado de futuros
(“derivatives”) en el año 2000, con el que se ha organizado un volumen
de apuestas que no son controladas por ninguna comisión reguladora de
los mercados (como las americanas SEC o CFTC).
El volumen de apuestas y
transacciones de este mercado asciende nada menos que a 800 billones de
dólares según el Bank of International Settlements. Pensemos que
nuestro PIB es de 1 billón (999.000 millones). Y encima los que
intervienen no tienen que identificarse, y no se aplica el delito de
“información privilegiada”. Este mercado de derivados se localiza en un
35% en Londres y el 45% en EEUU.
El perjuicio que produce a todos los trabajadores y empresas europeas
y norteamericanas es tal que las perspectivas de quienes habían
intentado regular este mercado casino, se evaporan con el final del
mandato del presidente Obama, y también con el nuevo gobierno europeo
cuyo Comisario de (in)Estabilidad Financiera, Lord Hill, no es más que
el “representante” de este cártel bancario y concretamente exasesor del
HSBC, uno de los más multados por sus actividades ilegales.
Deberíamos fijarnos no sólo en el árbol español de nuestra crisis,
sino en este bosque financiero que nos desahucia, y elaborar un programa
regulador para poner límites y controles a estos 13 banksters (término
acuñado en la época Roosevelt), porque de otra manera no saldremos de la
crisis, y seguiremos pagando todas estas multas fruto de su acción
delictiva y los rescates constantes por sus apuestas en el mercado
casino. (...)
Lo grave es que todo este sistema está auspiciado por los gobiernos
de estos países, que prefieren respaldar a estos bancos para tapar los
enormes agujeros que se evidenciaron en el 2008. Podemos sentenciar que
se trata de un nuevo “Capitalismo Monopolista Financiero de Estado”,
sea alemán, británico, suizo, luxemburgués o norteamericano, etc.
Deberíamos dejar de seguir con nuestra “recesión mental” para
centrar nuestros esfuerzos en la denuncia de los verdaderos culpables en
el exterior de esta economía tóxica, que nos seguirá envenenando y
frenando nuestro desarrollo económico y social.
Para recuperar un
capitalismo social y regulado, es decir, ser winners (ganadores) de una sociedad más humana, debemos dejar esta cultura de ser whiners (quejicas). Nuestro país, que ha tenido una resistencia activa contra el rescate, se lo merece." (Manuel Ballbé. Catedrático de Derecho Administrativo UAB, 04/01/2015)
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