"Uno de los grandes problemas al que nos enfrentamos en la sociedad
actual es el de los residuos. El sistema de producción y consumo en el
que estamos inmersos genera una cantidad ingente de residuos que deben
ser retirados de la circulación y gestionados.
Ello es todo un reto para
las administraciones locales que, obviamente, han optado
mayoritariamente por las soluciones más rápidas y baratas: el vertido y
la incineración. Ninguna de las dos opciones, sin embargo, es sostenible
social o medioambientalmente. Por ello, las sociedades avanzadas han
venido desarrollando legislación y tecnología para aplicar, de manera
creciente, la jerarquía de las tres R: reducir, reutilizar y reciclar.
A estas alturas, todo el mundo comprende que reciclar materiales es bueno para la economía y el medio ambiente. Y no obstante, todavía el margen de mejora es enorme. No ya en el papel o el vidrio, a los que va sistemáticamente asociada la imagen del reciclado, sino también en todo tipo de materiales.
A estas alturas, todo el mundo comprende que reciclar materiales es bueno para la economía y el medio ambiente. Y no obstante, todavía el margen de mejora es enorme. No ya en el papel o el vidrio, a los que va sistemáticamente asociada la imagen del reciclado, sino también en todo tipo de materiales.
En metales, madera, plásticos, y también en los
residuos de construcción y demolición (RCD), los escombros que pululan
por doquier en vertidos incontrolados por todo el territorio, con los
que se pueden fabricar nuevos materiales de construcción.
La
reutilización también es fácil de comprender, y de hecho se practica, en
una gran cantidad de bienes de consumo. Es lo que hacemos cuando
regalamos a familiares o amigos algo que aún funciona pero que no
queremos: la ropa usada, los libros viejos...
Sin embargo, los rastros y
mercados de pulgas han ido perdiendo peso en el comercio de las
ciudades, y estamos desaprovechando muchas oportunidades para el
intercambio de productos de segunda mano, que podrían tener una segunda
vida útil si, por ejemplo, organizáramos los “puntos limpios” de otra
manera.
Pero en todo caso, la reducción de la cantidad de
residuos es la gran asignatura pendiente. Y es lógico, porque para ello
necesitamos cambiar las reglas de producción, consumo y gestión de los
residuos, para transitar hacia un modelo de economía circular del que en
España todavía estamos muy alejados. Precisamente por eso es importante
eventos como la Universidad Verde organizada por la Fundación EQUO y la Green European Foundation que este año está dedicada a la economía circular y el necesario cambio de modelo.
La
economía circular pretende cerrar el ciclo de vida de los productos. Es
decir, frente al clásico sistema económico lineal en el que vivimos de
producir, usar y tirar, donde las materias primas necesarias para
fabricar los bienes de consumo son extraídas continuamente de la
naturaleza, se pretende evolucionar a un sistema donde el desperdicio de
materiales sea mínimo y el reciclaje máximo.
De esta manera, los bienes de consumo se diseñan pensando en el reciclaje posterior de sus componentes,
que deben ser recogidos, reciclados y reutilizados de nuevo en el
proceso de fabricación, en un sistema circular que imita a la
naturaleza.
En esta concepción de la economía, es muy importante que,
además, los productos sean duraderos y reparables, de forma que
exista un mercado para los recambios y las reparaciones, y una vez
terminada su vida útil sean desmontados y sus componentes reutilizados
en otros procesos de fabricación.
El objetivo es que la fracción resto
de los residuos (aquello que ya no se puede reutilizar ni reciclar)
quede disminuida al mínimo posible, aproximándonos así a ese ideal de
“residuos cero”. El proceso, además de materias primas, ahorra energía y
agua y, en consecuencia, reduce el impacto ambiental mucho más allá de
la gestión de los residuos.
Este modelo, además, genera muchos
empleos. Según un estudio del Grupo de los Verdes en el Parlamento
Europeo, por cada 10.000 toneladas de residuos, la economía circular
crea 300 empleos, mientras que la incineración solo uno. La Comunidad de
Madrid produce más de 3.3 millones de toneladas de residuos al año, lo
que supondría unos 100.000 puestos de trabajo.
Por todo ello, la Comisión Europea ha puesto en marcha un paquete de medidas para impulsar la economía circular,
dotado de 5.500 millones de euros de los Fondos Estructurales y 650
millones adicionales vinculados a los programas de I+D+i. Teniendo en
cuenta los problemas de gestión de residuos en la Comunidad de Madrid,
con varios vertederos a punto de colmatarse y tasas de reciclaje y
tratamiento muy alejadas de los objetivos europeos, el paquete de
Economía Circular de la Comisión Europea es una clara oportunidad para
impulsar un cambio en la política de residuos.
La Comunidad de Madrid no
puede desaprovechar la oportunidad y debe desarrollar, urgentemente,
una nueva estrategia de residuos que nos aproxime a la economía circular
y el horizonte de residuos cero. En ello estamos, si nos dejan." (Alejandro Sánchez , El salmón contracorriente, en Rebelión, 09/09/16)
No hay comentarios:
Publicar un comentario