"(...) Me gustaría comenzar preguntándole por la idea en disputa de
“modernidad”, que se vincula con la subordinación de las formas de vida a
determinadas relaciones comerciales.ç
(...) La modernidad es esa época en la que, de alguna manera, la ruptura
histórica se normaliza y se incorpora a la vida cotidiana. Ser moderno
es estar inmerso en esa sensación de cambio permanente y acelerado, esa
sensación de que algo siempre está a punto de pasar.
Es un asunto que
captaron muy bien autores como Rousseau o Hegel y eso es lo que hace que
nos sigan resultando tan elocuentes. Así que hablar de una única
ruptura de la modernidad respecto a otros períodos es muy arriesgado.
Dicho esto, me parece razonable la idea, aproximadamente marxista, de
que el cambio medular de la modernidad tiene que ver con la
subordinación de todas las relaciones sociales al sistema mercantil.
Otros rasgos sociales o culturales de la modernidad han estado presentes
al menos hasta cierto punto en otras sociedades. Hubo precedentes
exitosos de la Ilustración moderna, por ejemplo, en la Atenas clásica.
Del mismo modo, las experiencias políticas y culturales de
democratización son muy numerosas.
En cambio, no ha existido nada
parecido al proceso de subordinación al mercado de todas las relaciones
sociales típico de nuestro tiempo. No hay sociedades en las que la
institución del mercado se haya apoderado de esta manera del resto de
relaciones sociales. Y esta subordinación ayuda a explicar las
características y limitaciones de otros rasgos de la modernidad.
Me
refiero a que permite entender por qué la Ilustración y los procesos de
emancipación han sido como han sido y han llegado hasta donde han
llegado. Así que, aun sabiendo que es reduccionista, me parece que hay
un importante poso de verdad en la idea de que la modernidad es, en
primer lugar -como decía Marx al principio de El capital-, una
sociedad de mercado.
Por eso también el dominio patriarcal es más
complejo en nuestro tiempo que en otras épocas, pues mantiene una
relación de congruencia con el capitalismo pero no se reduce a él. (...)
Resulta difícil no sentir que hay algo monstruoso e inhumano en la
sociedad en la que vives cuando no tienes tiempo para cuidar de un
familiar enfermo porque tienes que dedicar tus energías a un trabajo
precario absurdo y socialmente superfluo. (...)" (Entrevista a César Rendueles, Andrés Carretero, CTXT, 29/10/17)
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