"Los datos oficiales de los Programas de Vigilancia de la Calidad de las
Aguas de 10 Confederaciones Hidrográficas recopilados por Ecologistas en
Acción reflejan las consecuencias de la agricultura intensiva sobre las
aguas españolas.
Los ríos españoles están gravemente contaminados por plaguicidas,
sustancias tóxicas derivadas de la actividad agrícola que terminan en
las aguas de las que nos abastecemos. Así se desprende de los datos
oficiales de los Programas de Vigilancia de la Calidad de las Aguas de
diez Confederaciones Hidrográficas que han sido recopilados y publicados
este miércoles en un informe de Ecologistas en Acción y la
organización Pesticide Action Network Europe y que reflejan que en 2016
se detectaron hasta 47 plaguicidas diferentes en sus aguas.
La
mayoría de los plaguicidas detectados son insecticidas (21), herbicidas
(19) y, en menor medida, fungicidas (5); y el 70% de todas ellas son
sustancias como el lindano, el DDT, la antracina o el endosulfán,
químicos prohibidos en la Unión Europea y en España desde hace años por
provocar enfermedades, malformaciones o afectar a la reproducción de
animales y seres vivos.
El informe refleja también que 26 de los
plaguicidas hallados en los ríos españoles son o se sospecha que son
disruptores endocrinos, sustancias que modifican el comportamiento de
las hormonas en el cuerpo y que pueden provocar enfermedades.
No
obstante, Ecologistas en Acción advierte de que los datos aportados en
el informe “muestran una imagen incompleta” porque, por un lado, el
número de estaciones es limitado y no existe control sobre todos los
plaguicidas activos que se utilizan (unos 400 en total, según el
Registro de Productos Fitosanitarios) y, porque por otro, los análisis
realizados por las diferentes Confederaciones no son homogéneos.
Los
plaguicidas –sustancias para combatir plagas de la agricultura, de
jardines, vías férreas, parques y otros espacios públicos— están
diseñados para ser altamente tóxicos y resistentes. Por eso, aunque
muchos de los que se han hallado ya están prohibidos, se mantienen en el
agua durante años.
“El uso regular de una amplia
gama de plaguicidas en la agricultura y la imposibilidad de establecer
zonas de amortiguación eficientes y restricciones en su uso ha dado como
resultado un aporte continuo de estas sustancias químicas dañinas a las
aguas superficiales. El resultado ha sido la toxicidad crónica de los
organismos acuáticos y de los organismos que se alimentan de ellos”,
señala el documento de los ecologistas.
Este es el
resultado de los análisis por cuencas hidrográficas, ordenadas de mayor
a menor grado de contaminación. Las cuencas más contaminadas son,
precisamente, las que están en zonas con más agricultura intensiva.
Júcar:
es con diferencia la cuenca más contaminada. En 2016 se detectaron 34
de los 57 plaguicidas analizados, 22 de ellos prohibidos y 21 posibles
disruptores endocrinos. Varias sustancias, como el DDT, el clorpirifós o
el endosulfán, se detectan muy frecuentemente, algunas en
concentraciones muy por encima del límite permitido.
Ebro:
se detectaron 21 de las 37 sustancias analizadas, 16 son posibles
disruptores endocrinos. No está autorizado el uso de 18 de plaguicidas
detectados.
País Vasco: se detectaron 17 de
las 55 sustancias analizadas de las que 14 pueden ser disruptores
endocrinos y 15 no están autorizadas, como el lindano y sus isómeros,
las sustancias detectadas con mayor frecuencia.
Tajo: se detectaron 15 de las 17 sustancias analizadas, de las cuales 13 son posibles disruptores endocrinos y 12 están prohibidas.
Miño-Sil:
se detectaron 13 de los 58 plaguicidas analizados, de los que 11 pueden
ser disruptores endocrinos y cinco tienen prohibido su uso.
Duero:
12 plaguicidas detectados de los 34 analizados, de los que 10 son o se
sospecha que son disruptores endocrinos y 8 están prohibidos, como el
herbicida isoproturón, la sustancia detectada en mayor frecuencia y
concentración.
Segura: se detectaron 9 de las 57 sustancias analizadas, seis pueden ser diruptores endocrinos y seis no están autorizados.
Guadiana:
se detectaron siete de las 27 sustancias analizadas, el uso de 6 de
ellas no está autorizado y otras 6 se sabe o se sospecha que son
disruptores endocrinos, como el herbicida terbutilazina, detectado muy
frecuentemente y en concentraciones muy elevadas.
Galicia Costa:
solo se han detectado 3 de las 55 sustancias analizadas, entre ellas el
insecticida clorpirifós que es disruptor endocrino y dos herbicidas
prohibidos.
Cantábrico: en 2015 solo se
detectaron dos de las 21 sustancias analizadas y en una única muestra en
ambos casos. Las dos sustancias están prohibidas y una de ellas,
lindano, además es un disruptor endocrino." (Lucía Villa, Público, 21/02/18)
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