"(...) Estados Unidos lanzó una guerra virtual contra la Iglesia, en forma más dramática en América Central en los años ochenta. La
década estuvo enmarcada por dos eventos cruciales en El Salvador: el
asesinato en 1980 del Arzobispo Oscar Romero, la "voz de los sin voz", y
el asesinato de seis importantes intelectuales latinoamericanos,
sacerdotes jesuitas, en 1989.
Romero fue asesinado unos pocos días
después de que enviara una carta elocuente al presidente Carter suplicándole
que no enviara ayuda a la junta militar asesina, que [la] usaría "para
destruir a las organizaciones populares que luchan para defender sus
derechos humanos fundamentales", en palabras de Romero.
Así
lo hicieron las fuerzas de seguridad en los estados dominados por
Estados Unidos de la región, dejando a muchos mártires religiosos junto
con decenas de miles de las víctimas habituales: campesinos pobres,
activistas de derechos humanos y otros que buscan "defender sus derechos
humanos fundamentales".
El ejército de los Estados Unidos se enorgullece de ayudar a destruir la peligrosa herejía que adoptó "la opción preferencial por los pobres", el mensaje de los Evangelios.
El ejército de los Estados Unidos se enorgullece de ayudar a destruir la peligrosa herejía que adoptó "la opción preferencial por los pobres", el mensaje de los Evangelios.
La
Escuela de las Américas (renombrada como "El Instituto del Hemisferio
Occidental para la Cooperación de Seguridad"), famosa por el
entrenamiento de asesinos latinoamericanos, anuncia con orgullo que la
teología de la liberación fue "derrotada con la ayuda del ejército de
los Estados Unidos". (...)" (Entrevista a Noam Chomsky, C. J. Polychroniou, Truthout, 31/08/18; traducción google)
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