"José Daniel Lacalle, ingeniero aeronáutico, miembro del Consejo
de la Fundación de Investigaciones Marxistas (FIM), su trabajo en el
campo de la sociología se ha centrado en la sociología de la ciencia,
las profesiones, las clases sociales y la clase obrera.
En este siglo
XXI se ha centrado en la situación específica de la clase obrera y el
mercado laboral: “La clase obrera en España. Continuidades,
transformaciones, cambios” (El Viejo Topo-FIM, Barcelona, 2006),
“Trabajadores precarios, trabajadores sin derechos” (El Viejo Topo,
Barcelona, 2009), “Conflictividad y crisis. España 2008-2013” (El Viejo
Topo-FIM, Barcelona, 2015); también ha contribuido a la publicación
colectiva, “Dígaselo con Marx” (Ediciones GPS, Madrid, 2018). Desde 2008
dirige y coordina la publicación digital “Indicadores Económicos y
Sociales” en la FIM.
Me gustaría preguntarte sobre una ponencia que has
presentado en la Escuela del PCE de Madrid que se celebró en Cercedilla el
pasado 19 julio de 2019. Recuerdo el título a los lectores: “¿Cómo es la clase
obrera de hoy?”. Te apoyas en Edward P. Thomson, y comentas que “una clase
social no debe verse como un componente de una estructura sino como una
relación entre componentes de una estructura”.
¿Nos puedes explicar con algo más de detalle esta definición? ¿No
valdría entonces aquella definición de que la clase obrera incluye a todos los
ciudadanos asalariados no propietarios ni directivos de los medios de
producción, servicios y finanzas?
Sobre
a la clase obrera, yo siempre me he apoyado en los marxistas anglosajones, no
solo en Edward
P. Thomson, sino en Ralph Milliband y sobre todo en Eric J.
Hobsbawn. Pero el concepto de clase como relación está en el mismo “Manifiesto
Comunista”, en donde la burguesía y el proletariado solo existen la una en
función del otro, y viceversa, es decir, solo existen en su relación, que se
concreta en la lucha de clases.
En
cuanto a la definición de la clase obrera como todos los asalariados no
propietarios ni directivos no es una buena herramienta para acercarse a la
enorme complejidad que supone el conjunto de la clase obrera dentro del
capitalismo globalizado (falsos autónomos, falsos cooperativistas, y otras
figuras).
¿Ser asalariado o asalariado no es lo mismo que ser
obrero/a?
Evidentemente
ser asalariado/a no es lo mismo que ser obrero/a; la inmensa mayoría de los
asalariados pertenecen a la clase obrera, por las mismas razones que las
indicadas en la respuesta anterior.
Te cito de nuevo: “Para acercarnos a la situación de
la clase obrera en España y en la Comunidad de Madrid utilizaremos la encuesta
de población activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística, a principios
de 2019, completándola con otra serie de datos a partir de estadísticas
oficiales, como encuestas salariales, de accidentes laborales, de conflictividad
laboral, etc.”. ¿No hay aquí riesgo de confiar en exceso de los datos
oficiales, de la documentación institucional? Pienso, por ejemplo, en las
estadísticas sobre accidentes de trabajo y no son siempre datos “neutros”,
“objetivos”.
Sobre
la validez de los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del
Instituto Nacional de Empleo (INEM), y me refiero a los de la Encuesta de
Población Activa (EPA), Accidentes de Trabajo, Encuestas de Salarios, Datos de
Huelgas y Paros laborales, son lo más fiable que puede obtenerse, y son los que
aceptan en Eurostat como válidos.
En el apartado “nación de asalariados”, hablas de la
importancia de la “economía sumergida” en España. ¿Por qué sigue siendo tan
importante en nuestro país ese tipo de economía? ¿Qué trabajadores y
trabajadoras se ven abocados a ella?
Sobre
la economía sumergida, en 2019 en nuestro país, está calculada en el 25% del
Producto Interior Bruto; España dobla la media de la Unión Europea y el que se
mantenga alrededor de esa cifra es debido, fundamentalmente, a la falta de
recursos de todo tipo (materiales y humanos) que se dedican a su persecución.
Los trabajadores abocados a ella son los inmigrantes sin papeles, pero también
aquellos que tienen los trabajos más precarizados.
Hablas también en este apartado de los falsos
autónomos de la mal llamada economía ‘colaborativa’. ¿Qué dimensión tiene esa
economía antiobrera en estos momentos en España? ¿Cómo ves el futuro de esa
economía de agresión en nuestro país?
Se
denominan falsos autónomos los que tienen una facturación que está monopolizada
por una sola empresa, los casos de Globo, Deliveroo, Uber, Cabify, Mapfre y las
corporaciones locales son los más conocidos. Se calculan, según la UATAE que
son 225.000 personas en 2019, con un crecimiento de 15.000 en este último año y
que la cifra continúa creciendo. El futuro de este colectivo depende de la
derogación de las últimas reformas laborales y la aprobación de un Estatuto de
los Trabajadores que le tenga en cuenta.
Se habla en ocasiones, tú también lo haces, de que una
de las consecuencias básicas de la globalización es la diversificación y
fragmentación de la clases obrera. ¿De qué diversificación y fragmentación
hablamos? ¿Qué novedades generan en las clases trabajadoras esta
diversificación y fragmentación?
Como
ya he planteado en otras ocasiones, y perdón por la autocita: “la globalización
ha incrementado las diferencias dentro de la clase, tanto a nivel internacional
como dentro del capitalismo avanzado o global. La existencia de un mercado de
trabajo dual entre trabajadores precarios, la mayoría, y no precarios, la
minoría, que enlaza con la existencia de lo que Lenin calificó como
‘aristocracia del trabajo’; nos lleva a un mercado laboral con múltiples
diferencias internas, salariales, de derechos y condiciones de trabajo, de
género, de edad, por nivel de educación, por tipo de contratación” (J.D.
Lacalle, “Las clases sociales en ¿El Manifiesto Comunista”, en el libro
colectivo “Dígaselo con Marx”, referenciado más arriba).
Señalas también un segundo error en las previsiones de
Marx y Engels. ¿Qué segundo error es ese?… Y por cierto, ¿cuál fue el primer
error?
Sobre
los errores de previsión en “El Manifiesto” son, en primer lugar, la
desaparición de los grupos intermedios, pequeños industriales y comerciantes,
artesanos y labriegos, que plantean que proceden del feudalismo, y en segundo
lugar que el incremento cuantitativo de la clase obrera iba acompañado por su
homogeneización. Es evidente que ninguna de las dos se ha cumplido.
Hablando de la diversidad en las condiciones de
trabajo haces referencia a los trabajadores precarios. ¿Qué sería para ti un
trabajador precario? Tal como estás las cosas tras las últimas contrarreformas
laborales, ¿no lo seríamos todos?
Sobre
el precariado, en primer lugar, un trabajo precario es aquél que no permite
unas condiciones de vida y trabajo dignas. Desde luego, tras las últimas
contrarreformas laborales es aplicable a la gran mayoría de los trabajadores
dependientes, o de la clase obrera.
El precariado, algunos sociólogos de renombre usan
esta expresión, ¿sería una nueva clase social desde tu punto de vista?
Desde
mi punto de vista y aún a sabiendas de que el precariado es considerado como
una nueva clase social, esto no es así. La clase obrera, a lo largo de la
historia del capitalismo, nunca ha sido un grupo social homogéneo, el que esta
falta de homogeneidad se haya agudizado con la globalización capitalista no nos
debería llevar a inventarnos una nueva clase social.
Hablas a continuación de la importancia de la división
de género. ¿Por qué es tan importante esta división?
Su
importancia está en que en principio afecta a más de la mitad de la población.
En el mercado laboral las mujeres están hiperresentadas (con tasas de
feminización superiores al peso de las mujeres en la población en edad de
trabajar) en el trabajo a tiempo parcial, el paro, el paro de larga duración y
la inactividad, y prácticamente equilibradas en la contratación temporal;
infrarrepresentadas lo están en la actividad, ocupación, y salarización.
¿Sigue pasando que las tareas domésticas están
realizadas básicamente por mujeres?
Aunque
ha habido avances en la participación masculina en las tareas domésticas, estas
siguen siendo realizadas mayoritariamente por las mujeres.
La brecha salarial entre mujeres y hombres, ¿ha
aumentado o ha disminuido estos últimos años?
Utilizando
el trabajo de Marta Hernández para “El Mundo” de 12/2/18 a partir de los datos
de GESTHA en su informe “Brecha salarial y techo de cristal”, la brecha
salarial estaría creciendo; como media las mujeres cobran 4.745 euros menos
anuales que los varones, un 30% menos, y en el caso de las pensiones la
diferencia sube al 37% menos.
¿Cómo describirías brevemente la situación de las
mujeres trabajadoras en España?
A
partir de los datos de la EPA, la mayor precariedad del trabajo de las mujeres
está recogida en una pregunta anterior, la que me hacías sobre la división de
género.
En cuanto a la edad, ¿no ha sido siempre así? Si
pienso en mi vida laboral, por ejemplo, cuando empecé a trabajar a los 14 años
mis condiciones eran malas, francamente malas, mucho peores que las de mis
compañeros de mayor edad.
La
situación laboral de los jóvenes trabajadores es, lisa y llanamente,
catastrófica en los menores de 30 años, como se deduce de los análisis de la
EPA para ese grupo de edad. Con una tasa de actividad 4’5 puntos porcentuales
por debajo de la del total de la población, una tasa de ocupación casi 11
puntos porcentuales por debajo, apenas por encima del 75, una tasa de
temporalidad por encima del 55%, casi 29 puntos porcentuales por encima de la
media, en el trabajo a tiempo parcial están contratados algo más de 1 de cada
cuatro jóvenes, más de 11 puntos porcentuales por encima de la media,
desempleados están casi 1 de cada cuatro jóvenes y más del 59% ni encuentran
trabajo ni lo buscan.
Al referirte al nuevo salario mínimo haces referencia
a las dificultades para su implantación y a su cuantía. ¿Dónde residen las
dificultades para su implantación? La ley está aprobada desde hace meses. ¿Cuál
sería una cuantía justa, desde tu punto de vista, para el salario mínimo en la
España actual?
El
problema está en lo difícil que es el seguimiento de una ley dentro de la
maraña de pequeñas empresas y comercios que conforman el modelo productivo en
nuestro país. La cuantía debería estar marcada por conseguir un trabajo digno.
¿Por qué es tan importante el sector servicios en la
estructura económica española (¡nada menos que el 75,5% de los asalariados!)?
¿Qué consecuencias podemos extraer de ese dato?
En
el capitalismo avanzado el grueso de la ocupación está en el sector servicios,
de todos modos esta es una situación ficticia, puesto que el sector servicios
es una especie de cajón de sastre en el que todo cabe. Hay que distinguir entre
los servicios con trabajadores de elevada cualificación, como son la enseñanza
y la sanidad, los servicios con alto contenido tecnológico, y el resto. En
España, por desgracia, los servicios, en su mayoría, son de valor añadido bajo.
Con esto quiero decir que el peso del 75% en el empleo en el sector servicios
no dice nada, a priori, es un porcentaje normal.
¿Qué trabajadores españoles ganan más? ¿Los de la
industria, los de la construcción, los de servicios? ¿Por qué?
En
España, los salarios son mayores en la industria, un 14’7% por encima de la
media, unos 4.000 euros anuales más, seguido de los servicios, la construcción
es la que tiene salarios más bajos, (datos de 2017). La razón está en la
productividad del trabajo en los distintos sectores.
¿Son muy importantes las diferencias salariales en las
comunidades españolas? ¿Pueden ser causa esas diferencias de migraciones
internas en busca de una mejor remuneración? ¿Los trabajadores de las
comunidades ricas (las de mayor renta per capita) viven mejor que los de las
comunidades más pobres? ¿Sus clases dominantes son más generosas?
Las
Comunidades más ricas tienen salarios más altos, debido al valor añadido
producido. Eso no tiene nada que ver con la generosidad o no de las clases
dominantes. Además esas Comunidades tienen menor tasa de paro, que es,
probablemente, la principal causa de migraciones internas.
¿Qué futuro tiene nuestro país, y sus clases
trabajadoras, partiendo de la descripción que haces (que pone los pelos de
punta) de la situación de los jóvenes trabajadores?
Evidentemente,
la situación laboral de los jóvenes es prácticamente insostenible, como hemos
mostrado en una respuesta anterior. Esto ha producido una emigración al
exterior. En 2007 había en nuestro país 8,38 millones de jóvenes entre 16 y 30
años, en 2019 son solamente 6’68 millones, 1.7 millones (un 20%) menos; la única explicación de esta caída es
la emigración.
Afirmas que en España el conflicto laboral es,
esencialmente, un conflicto industrial. ¿Por qué? Por lo demás, ¿no siempre ha
sido así?
Hace
un tiempo se generalizó la propuesta de que el conflicto laboral estaba
perdiendo fuerza frente al conflicto social. Esto afirmación es la que me llevó
a hacer, desde la FIM, una investigación sobre el conflicto laboral, que se
publicó en 2015 y se ha ido completando en los “Indicadores económicos y
laborales”. El resultado de esa investigación, que cubre desde 2007 a 2018 es
que el número de huelgas diarias estrictamente laborales ha oscilado entre 2’5
y 3 en los datos del Ministerio de Empleo.
Teniendo en cuenta datos e interpretación, ¿la clase
obrera es, hoy por hoy, un sector social en lucha?
La
clase obrera sigue siendo el principal sector social en la lucha frente a la globalización
capitalista.
Los sindicatos de clase, ¿están a día de hoy a la
altura de las circunstancias? ¿Pueden hacer más de lo que hacen?
Los
sindicatos de clase hacen lo que pueden, hay que recordar que un conflicto
laboral registrado es generalmente llevado a cabo por uno o más sindicatos.
¿Por qué sigue habiendo tan baja afiliación sindical
en España?
La
afiliación sindical en España siempre ha sido muy baja, con la crisis y la
recuperación macroeconómica el porcentaje de afiliación ha bajado, del 17’1% en
2008 al 13’9% en 2015. Hay que tomar en consideración que en la negociación
colectiva, que llevan a cabo los sindicatos es aplicable a todo el colectivo,
estén o no sindicados.
Hablan los sociólogos de la desaparición de las clases
medias, de su proletarización creciente. ¿Es así? La crisis económica en la que
seguimos inmersos, ¿les golpeó con más dureza?
La
desaparición de las clases medias y la progresiva proletarización de las
mismas. A lo largo de la historia el capitalismo ha jugado con la existencia de
los grupos intermedios con el fin de encontrar una barrera que evitan la
existencia de un enfrentamiento entre las dos clases principales. Es cierto que
la globalización ha incrementado las diferencias de ingresos y modos de vida,
ahora bien, volver a plantearse la progresiva proletarización hasta la
desaparición no creo que se vaya a producir
Mil gracias por tu tiempo y tus documentadas
respuestas."
(Entrevista a José Daniel Lacalle, Fuente: El Viejo Topo, enero de 2020)
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