25/1/21

Niño-Becerra: los Estados verán mermado su poder frente a las grandes corporaciones empresariales y no les quedará más remedio que crear una renta básica, legalizar la marihuana y proporcionar ocio gratis para calmar los ánimos de una población cada vez más empobrecida

"Santiago Niño-Becerra (Barcelona, 1951) vuelve a mostrar en esta entrevista su ganada fama de gurú económico. Este mediático catedrático de Estructura Económica en el IQS de la Universitat Ramon Llull de Barcelona acaba de publicar su nuevo libro Capitalismo (1679-2065) en la editorial Ariel, una obra en la que anticipa el final del actual sistema capitalista y la instauración de otro "más deshumanizado".

Reconoce que vivimos "tiempos extraños" y cree que la llegada del virus está acelerando el declive del capitalismo tal como lo conocemos. De hecho, Niño-Becerra vaticina que el coronavirus va a provocar importantes cambios en el comportamiento de las personas y pinta un futuro bastante deprimente y no muy lejano en el que habrá escasez de trabajo, salarios bajos, más pobreza, más desigualdad y en el que el modelo de protección social será un mero recuerdo de tiempos mejores.

Frente a esta realidad, Niño-Becerra apunta algo que ya viene augurando desde hace tiempo: los Estados verán mermado su poder frente a las grandes corporaciones empresariales y no les quedará más remedio que crear una renta básica, legalizar la marihuana y proporcionar ocio gratis para calmar los ánimos de una población cada vez más empobrecida.
Se ha metido usted tanto en el papel de gurú que se atreve a poner fecha de defunción al actual sistema capitalista: dice que será en 2065.

Un análisis histórico en profundidad nos indica que en los últimos 2.000 años los sistemas económico-sociales han tenido una duración aproximada de entre 250 y 260 años. Siempre ha sido así. El sistema capitalista oficialmente empieza con el Congreso de Viena de 1815 que puso fin a las guerras napoléonicas y con la botadura del primer buque con casco metálico que tuvo lugar en 1820. 

Entonces, si a esa fecha en torno a 1815 le añadimos 250 años sale algún momento comprendido entre el año 2060 y 2070. Y si es al año 2080 me da igual, yo lo que quiero constatar con esto es que el capitalismo no va a ser un sistema eterno de la misma forma que no lo fueron el Imperio Romano, el sistema feudal o el sistema mercantlista. Los sistemas pasan y el sistema capitalista desaparecerá y será sustituido por otro. (...)

Usted augura que el nuevo sistema será una nueva forma de "capitalismo deshumanizado", dominado por grandes corporaciones y donde, por ejemplo, "el modelo de protección social pasará a la historia". ¿No estamos ya un poco en eso?

Estamos un poco en eso, sí, pero en unos años eso lo va a ser todo. Un sistema no acaba de golpe de la noche a la mañana, pero es evidente que el declive del sistema capitalista ya ha empezado. En el siglo XIX la máxima del capitalismo era que el ganador se lo llevaba todo y esto ya no es así: ahora ya se tiende hacia la concentración de capital, hacia la existencia de grandes grupos empresariales e incluso vemos que ya hay cooperación entre competidores sobre todo en temas de investigación porque, evidentemente, investigar es muy caro. En el siglo XIX, en lugar de grandes corporaciones, hubiéramos visto a cuatro o cinco burgueses matándose con el cuchillo en la boca para imponerse al otro.

¿Cómo se está produciendo ese declive del capitalismo?

Del mismo modo que el capitalismo del año 2020 no se parece en nada al capitalismo del año 1960, ahora nos encontramos con que la filosofía capitalista está cambiando en relación a la propiedad privada, por ejemplo. En el futuro la propiedad privada tal como la conocemos desaparecerá totalmente y pagaremos por acceder al uso de cosas. Hasta hace muy poco, el objetivo de la población era tener un coche, tener una vivienda, un apartamento en la playa, es decir la propiedad privada de cosas. Hoy en día hay cada vez más gente que no es propietaria de nada o de muy pocas cosas y accede al uso pagando, es decir alquila aquello que necesita cuando lo necesita.

En este nuevo sistema que sucederá al capitalismo actual, usted anticipa que va a haber menos trabajo para la gente y vaticina que harán falta una renta básica, un ocio barato e incluso aboga por la legalización de la marihuana para calmar a una población cada vez más empobrecida.

Cada vez van a ser menos necesarias horas de factor trabajo. ¿Qué hacemos entonces con ese excedente de mano de obra? En el siglo XIX fue muy fácil: cuando sobró gente en Europa, 50 millones de europeos emigraron a Estados Unidos y América Latina. ¿Pero dónde van a emigrar hoy en día? ¿A Marte? Como una guerra es absolutamente imposible e impensable, pues la vía más clara es lo que yo llamo el Trinomio Social: renta básica, marihuana legal y ocio gratis o prácticamente gratis para todo el mundo.

También afirma que esta crisis provocada por el coronavirus va a acelerar todos esos fenómenos.

Sí, absolutamente. Esta pandemia va a tener una implicaciones sociales en el comportamiento de las personas al margen de los cambios que puedan generarse por la propia crisis en sí. 

Ponga un ejemplo.

Yo conozco mucha gente que ha hecho arreglos en casa durante este periodo de la pandemia: ha cambiado las ventanas, el cuarto de baño, etcétera. Claro, la pregunta es ¿por qué has hecho esto? Pues para estar más cómodo en casa.

Se refiere usted al famoso síndrome de la cabaña.

Quizá sea un poco fuerte hablar de síndrome de la cabaña, no voy tan allá. Lo que digo es que la gente se ha dado cuenta de que en casa puede estar muy cómoda y por lo tanto saldrá menos. Si esto es así, esto va a tener unas implicaciones económicas clarísimas pero también sociales.

Dibuja usted un futuro un poco deprimente, sobre todo para las siguientes generaciones: pienso en mis hijos que ahora tienen 13 años y no sé si eso lo que quiero para ellos.


Le entiendo perfectamente. Hasta la anterior crisis financiera, la que empezó en 2007, los jóvenes vivían mucho mejor de lo que vivieron sus padres. Esta dinámica se ha roto ya. Un joven para triunfar hoy tiene que ser muy inteligente y tener unos contactos enormes; si no, lo tiene muy complicado. Si a eso unimos la falta de trabajo, pues tenemos un grave problema. Por eso cuando leo esos estudios que dicen que para solucionar el tema de las pensiones o bien hay que aumentar la tasa de natalidad o bien traer más inmigrantes para trabajar me pregunto ¿en qué? (...)"

(Entrevista a Santiago Niño-Becerra, Jorge O. Maldonado, Público, 17/10/2020)

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