"Según un estudio de la OCDE, Suecia ya no es el paladín mundial
del igualitarismo: los ricos son cada vez más ricos y los pobres más
numerosos, aunque sean menos pobres que antiguamente. Se trata de una
evolución sorprendente, aunque no necesariamente negativa, destaca
Göteborgs-Posten.
La noticia
cayó como una bomba [el 14 de mayo pasado en Suecia]: las desigualdades
aumentan en el país y a un ritmo muy rápido. La duplicación del número
de pobres en los últimos decenios en Suecia ha hecho correr ríos de
tinta.
Estas noticias han salido de un informe
que acaba de publicar la OCDE sobre las diferencias de ingresos en los
34 países miembros de la organización. Pero este documento no tiene en
cuenta la degradación del nivel de vida de los ciudadanos.
Al contrario. A largo plazo, en todos los estratos de la población
han mejorado las condiciones de vida. Pero algunos han salido más
favorecidos que otros y esto se traduce en un incremento de las
desigualdades.
Sobre todo entre los que trabajan y los que no ejercen
ninguna actividad profesional. El resultado es que Suecia ha descendido
de la posición número uno a la 14 en la clasificación de los países más
igualitarios.
Pero no hay por qué conmoverse.
El objetivo de varias de las reformas fiscales aplicadas en los
últimos tiempos era precisamente recompensar el trabajo. La diferencia
de ingresos que había entre los trabajadores de la parte inferior de la
escala salarial y las personas que no ejercían ninguna actividad
profesional era poco notable y eso planteaba un problema.
Esa situación no era justa. Era necesario aplicar medidas de
estimulación para instar a los ciudadanos a salir del regazo del Estado y
satisfacer sus necesidades por sí mismos. Aunque entren en juego toda
una serie de variables en las elecciones de las personas, no debe
subestimarse el parámetro financiero.
Cuanto más se incite a trabajar a
la gente, mejor. Después de todo, las contribuciones de la población
activa son las que nos permiten vivir a todos. Por ello, los cambios que
señala la OCDE son sustancialmente un signo positivo.
Como es natural, podríamos objetar que es inaceptable que el número
de pobres esté aumentando. Y efectivamente, es algo inaceptable si
entendemos por pobres unos ciudadanos que no tienen qué comer ni un
techo bajo el que cobijarse. O incluso si se trata de personas cuyo
nivel de vida dista mucho del nivel medio en Suecia.
Pero en este caso,
no es este tipo de pobreza, es decir, la pobreza absoluta, lo que mide
la OCDE, sino la pobreza relativa. Una noción que no es sino un
ejercicio contable. La pobreza relativa no tiene en cuenta la calidad de
vida de la gente, sino sencillamente las diferencias en los ingresos.
Por lo tanto, en un mundo de multimillonarios, a los millonarios se les
clasificaría entre los pobres.
Ningún sueco vive mal
Otro concepto de moda es el de "privación material". Según la
definición, un pobre es aquel que, por ejemplo, no posee una lavadora,
ni un coche, ni tiene los medios para marcharse de vacaciones al
extranjero. Ni que decir tiene que este concepto de pobreza es un tanto
irrisorio.
No debemos olvidar que, a pesar de todo, Suecia sigue siendo un país
igualitario. Los únicos que se desmarcan son un grupo muy restringido de
personas con grandes fortunas. Por lo demás, el umbral mínimo es
relativamente elevado. Y en definitiva es lo que importa. En otras
palabras, lo fundamental no es que todos los suecos viven igual de bien.
Sino que ninguno vive mal." (Presseurop, 24 mayo 2013, Göteborgs-Posten
Göteborg)
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