"(...) ¿Qué características dominarán en los próximos 15 años, de aquí a 2030?(...)
Para tratar de describir este Nuevo Sistema Mundo y prever su futuro
inmediato, vamos a utilizar la brújula de la geopolitica, una disciplina
que nos permite comprender el juego general de las potencias y evaluar
los principales riesgos y peligros. Para anticipar, como en un tablero
de ajedrez, los movimientos de cada potencial adversario.
¿Qué nos dice esa brújula?
EL DECLIVE DE OCCIDENTE
La
principal constatación es: el declive de Occidente. Por vez primera
desde el siglo XV, los países occidentales están perdiendo poderío
frente a la subida de las nuevas potencias emergentes. Empieza la fase
final de un ciclo de cinco siglos de dominación occidental del mundo. El
liderazgo internacional de Estados Unidos se ve amenazado hoy por el
surgimiento de nuevos polos de poderío (China, Rusia, India) a escala
internacional.
El "desclasamiento estratégico" de Estados Unidos ha
empezado. El "siglo americano" parece llegar a su final, a la vez que va
desvaneciéndose el "sueño europeo"... (...)
Para tener una idea de la importancia y de la rapidez del
desclasamiento occidental que se avecina, baste con señalar estas dos
cifras : la parte de los países occidentales en la economía mundial va a
pasar del 56% hoy, a un 25% en 2030... O sea que, en menos de quince
años, Occidente perderá más de la mitad de su preponderancia
económica...
Una de las principales consecuencias de esto es que EE UU y
sus aliados ya no tendrán los medios financieros para asumir el rol de
gendarmes del mundo... De tal modo que este cambio estructural podría
lograr debilitar durablemente a Occidente.
IMPARABLE EMERGENCIA DE CHINA
El
mundo pues se "desoccidentaliza" y es cada vez más multipolar. Destaca,
una vez más, el rol de China que emerge, en principio, como la gran
potencia en ciernes del siglo XXI. Aunque China se halla lejos aún de
representar un auténtico rival para Washington.
Por una parte, la
estabilidad del Imperio del Medio no está garantizada porque coexisten
en su seno el capitalismo más salvaje y el comunismo más autoritario. La
tensión entre esas dos dinámicas causará, tarde o temprano, una
quebradura que podría debilitar su potencia. (...)
EL TERRORISMO YIHADISTA
Otra de las amenazas globales que nos
indica nuestra brújula es el terrorismo yihadista practicado ayer por Al
Qaeda y hoy por la Organización Estado Islámico o Daesh (ISIS, en
inglés). Las principales causas de ese terrorismo yihadista actual hay
que buscarlas en los desastrosos errores y los crímenes cometidos por
las potencias que invadieron Irak en 2003. Además de los disparates de
las intervenciones en Libia (2011) y en Siria (2014).
En Oriente
Próximo se sigue situando el actual foco perturbador del mundo. En
particular en torno a la inextricable guerra civil en Siria. Lo que está
claro es que, en ese país, las grandes potencias occidentales (Estados
Unidos, Reino Unido, Francia), aliadas a los Estados que más difunden
por el mundo una concepción arcaica y retrógrada del islam (Arabia
Saudíta, Qatar y Turquía), decidieron apoyar (con dinero, armas e
instructores) a la insurgencia islamista sunní.
Estados Unidos
constituyó en esa región un amplio «eje sunní» con el objetivo de
derrocar a Bachar El Asad y despojar así a Teherán de un gran aliado
regional. Pero el gobierno de Bachar El Asad, con el apoyo de Rusia e
Irán, ha resistido y sigue consolidándose. El resultado de tantos
errores es el terrorismo yihadista actual que multiplica los atentados
odiosos contra civiles inocentes en Europa y Estados Unidos.
Algunas
capitales occidentales siguen pensando que la potencia militar masiva
es suficiente para venir a cabo del terrorismo. Pero, en la historia
militar, abundan los ejemplos de grandes potencias incapaces de derrotar
a adversarios más débiles. (...)
HAY CRISIS PARA LARGO...
Otra constatación importante: los
países ricos siguen padeciendo las consecuencias del terremoto
económico-financiero que fue la crisis del 2008. Por primera vez, la
Unión Europea, (y el «Brexit» lo confirma), ve amenazada su cohesión y
hasta su existencia. En Europa, la crisis económica durará al menos un
decenio más, es decir hasta por lo menos 2025...
Decimos que hay
crisis, en cualquier sector, cuando algún mecanismo deja de pronto de
actuar, empieza a ceder y acaba por romperse. Esa ruptura impide que el
conjunto de la maquinaria siga funcionando. Es lo que está ocurriendo en
la economía mundial desde que estalló la crisis de las sub-primes en
2007-2008.
Las repercusiones sociales de ese cataclismo
económico han sido de una brutalidad inédita: 23 millones de
desempleados en la Unión Europea y más de 80 millones de pobres… Los
jóvenes en particular son las víctimas principales; generaciones sin
futuro. Pero las clases medias también están asustadas porque el modelo
neoliberal de crecimiento las abandona al borde del camino. (...)
Desde el punto de vista antropológico, estas crisis se están
traduciendo por un aumento del miedo y del resentimiento. La gente vive
en estado de ansiedad y de incertidumbre. Vuelven los grandes pánicos
ante amenazas indeterminadas como pueden ser la pérdida del empleo, los
electrochoques tecnológicos, las biotecnologías, las catástrofes
naturales, la inseguridad generalizada...
Todo ello constituye un
desafío para las democracias. Porque ese terror se transforma a veces en
odio y en repudio. En varios países europeos, y también en Estados
Unidos, ese odio se dirige hoy contra el extranjero, el inmigrante, el
refugiado, el diferente. Está subiendo el rechazo hacia todos los
"otros" (musulmanes, latinos, gitanos, subsaharianos, "sin papeles",
etc.) y crecen los partidos xenófobos y de extrema derecha.
DECEPCIÓN Y DESENCANTO
Hay
que entender que, desde la crisis financiera de 2008 (de la que aún no
hemos salido), ya nada es igual en ninguna parte. Los ciudadanos están
profundamente desencantados. La propia democracia, como modelo, ha
perdido credibilidad.
Los sistemas políticos han sido sacudidos hasta
las raíces. En Europa, por ejemplo, los grandes partidos tradicionales
están en crisis. Y en todas partes percibimos subidas de formaciones de
extrema derecha (en Francia, en Austria y en los países nórdicos) o de
partidos antisistema y anticorrupción (Italia, España). El paisaje
político aparece radicalmente transformado.
Ese fenómeno ha
llegado a Estados Unidos, un país que ya conoció, en 2010, una ola
populista devastadora, encarnada entonces por el Tea Party. La irrupción
del multimillonario Donald Trump en la carrera por la Casa Blanca
prolonga aquello y constituye una revolución electoral que ningún
analista supo prever.
Aunque pervive, en apariencias, la vieja bicefalia
entre demócratas y republicanos, la ascensión de un candidato tan
heterodoxo como Trump constituye un verdadero seísmo. Su estilo directo,
populachero, y su mensaje maniqueo y reduccionista, apelando a los
bajos instintos de ciertos sectores de la sociedad, le ha conferido un
carácter de autenticidad a ojos del sector más decepcionado del
electorado de la derecha.(...)
SEÍSMOS Y MÁS SEÍSMOS
A este respecto podríamos decir que otra
gran característica del Nuevo Sistema Mundo son los seísmos.
Seísmos
financieros, monetarios, bursátiles, seísmos climáticos, seísmos
energéticos, seísmos tecnológicos, seísmos sociales, seísmos
geopolíticos como el restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados
Unidos, o, en otro sentido, el reciente golpe de Estado institucional
en Brasil contra la presidenta Dilma Rousseff... Seísmos electorales
como la reciente victoria del «no» en Colombia a los Acuerdos de Paz
entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC; o el reciente
«Brexit» en el Reino Unido, o el éxito de la extrema derecha en Austria,
o la derrota de Angela Merkel en varias elecciones parciales en
Alemania.
O el enorme seismo que podría constituir efectivamente la
eventual victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos
Acontecimientos
imprevistos irrumpen con fuerza sin que nadie, o casi nadie, los haya
visto venir. Hay una falta de visibilidad general. Si gobernar es
prever, vivimos una evidente crisis de gobernanza general. En muchos
países, el Estado que protegía a los ciudadanos ha dejado de existir.
Hay una crisis de la democracia representativa: "No nos representan!",
decían los "indignados".
La gente reclama que la autoridad política
vuelva a asumir su rol conductor de la sociedad. Se insiste en la
necesidad de reinventar la política y de que el poder político le ponga
coto al poder económico y financiero de los mercados.
INTERNET, EL CIBER-ESPIONAJE Y LA CIBER-DEFENSA
El
Nuevo Sistema Mundo también se caracteriza por la multiplicidad de
rupturas estratégicas cuyo significado a veces no comprendemos. Hoy,
Internet es el vector de la mayoría de los cambios. Casi todas las
crisis recientes tienen alguna relación con las nuevas tecnologías de la
comunicación y de la información, con la desmaterialización y la
digitalización generalizadas, y con la explosión inaudita de las redes
sociales.
Más que una tecnología, Internet es pues un actor fundamental
de las crisis. Basta con recordar el rol de WikiLeaks, Facebook, Twitter
y las demàs redes sociales en la aceleración de la información y de la
conectividad social a través del mundo.
De aquí a 2030, en el
Nuevo Sistema Mundo, algunas de las mayores colectividades del planeta
ya no serán países sino comunidades congregadas y vinculadas entre sí
por Internet y las redes sociales. Por ejemplo, ‘Facebooklandia’: más de
mil millones de usuarios...
O ‘Twitterlandia’, más de 800 millones...
Cuya influencia, en el juego de tronos de la geopolítica mundial, podría
revelarse decisivo. Hoy, las estructuras de poder se difuminan gracias
al acceso universal a la Red y el uso de nuevas herramientas digitales.
Por
otra parte, por las estrechas complicidades que algunas grandes
potencias han entablado con las grandes empresas privadas que dominan
las industrias de la informática y de las telecomunicaciones, la
capacidad en materia de espionaje de masas ha crecido también de forma
exponencial. Las mega empresas, como Google, Apple, Microsoft, Amazon y
más recientemente Facebook han establecido estrechos lazos con el
aparato del Estado en Washington, especialmente con los responsables de
la política exterior. Esta relación se ha convertido en una evidencia.
Comparten las mismas ideas políticas y tienen idéntica visión del mundo.
En última instancia, los estrechos vínculos y la visión común del
mundo, por ejemplo, de Google y la Administración estadounidense están
al servicio de los objetivos de la política exterior de los Estados
Unidos.
Esta alianza sin precedentes –Estado + aparato militar de
seguridad + industrias gigantes de la Web- ha creado un verdadero
imperio de la vigilancia cuyo objetivo claro y concreto es poner
Internet bajo escucha, todo Internet y a todos los internautas, como lo
denunciaron Julian Assange y Edward Snowden. (...)
UNA MUTACIÓN DEL CAPITALISMO: LA ECONOMÍA COLABORATIVA
Treinta
años después de la expansión masiva de la Web, los hábitos de consumo
también están cambiando. Se impone poco a poco la idea de que la opción
más inteligente hoy es usar algo en común, y no forzosamente comprarlo.
Eso significa ir abandonando poco a poco una economía basada en la
sumisión de los consumidores y en el antagonismo o la competición entre
los productores, y pasar a una economía que estimula la colaboración y
el intercambio entre los usuarios de un bien o de un servicio. Todo esto
plantea una verdadera revolución en el seno del capitalismo que está
operando, ante nuestros ojos, una nueva mutación.
Es un
movimiento irresistible. Miles de plataformas digitales de intercambio
de productos y servicios se están expandiendo a toda velocidad. La
cantidad de bienes y servicios que pueden alquilarse o intercambiarse
mediante plataformas online, ya sean de pago o gratuitas (como Wikipedia), es ya literalmente infinita.
A nivel planetario, esta economía colaborativa crece actualmente entre el 15% y el 17% al año. (...)
A este respecto, otro rasgo fundamental que está cambiando –y que fue
nada menos que la base de la sociedad de consumo–, es el sentido de la
propiedad, el deseo de posesión. Adquirir, comprar, tener, poseer eran
los verbos que mejor traducían la ambición esencial de una época en la
que el tener definía al ser.
Acumular “cosas” (viviendas, coches,
neveras, televisores, muebles, ropa, relojes, libros, cuadros,
teléfonos, etc.) constituía para muchas personas la principal razón de
la existencia. Parecía que, desde el alba de los tiempos, el sentido
materialista de posesión era inherente al ser humano.
La
economía colaborativa constituye pues un modelo económico basado en el
intercambio y la puesta en común de bienes y servicios mediante el uso
de plataformas digitales. Se inspira de las utopías del compartir y de
valores no mercantiles como la ayuda mutua o la convivialidad, y también
del espíritu de gratuidad, mito fundador de Internet.
Su idea principal
es: “lo mío es tuyo” , o sea compartir en vez de poseer. Y el concepto
básico es el trueque. Se trata de conectar, por vía digital, a gente que
busca “algo” con gente que lo ofrece. Las empresas más conocidas de ese
sector son: Uber, Airbnb, Netflix, Blabacar, etc.
Muchos
indicios nos conducen a pensar que estamos asistiendo al ocaso de la 2ª
revolución industrial, basada en el uso masivo de energías fósiles y en
unas telecomunicaciones centralizadas. Y vemos la emergencia de una
economía colaborativa que obliga, como ya dijimos, al sistema
capitalista a mutar. (...)
AMENAZAS NO MILITARES
“La tecnología –señala un reciente
informe de la CIA– continuará siendo el gran nivelador, y los futuros
magnates de Internet, como podría ser el caso de los de Google y
Facebook, poseen montañas enteras de bases de datos, y manejan en tiempo
real mucha más información que cualquier gobierno”.
Por eso, la CIA
recomienda a la administración de EE.UU. que haga frente a esa amenaza
eventual de las grandes corporaciones de Internet activando el Special
Collection Service, un servicio de inteligencia ultrasecreto
-administrado conjuntamente por la NSA (National Security Service) y el
SCE (Service Cryptologic Elements) de las Fuerzas Armadas- especializado
en la captación clandestina de informaciones de origen
electromagnético.
El peligro de que un grupo de empresas privadas
controle toda esa masa de datos reside, principalmente, en que podría
condicionar el comportamiento a gran escala de la población mundial e
incluso de las entidades gubernamentales. También se teme que el
terrorismo yihadista sea sustituido por un ciberterrorismo aún más
sobrecogedor.
La CIA toma tanto más en serio este nuevo tipo de
amenazas que, finalmente, el declive de Estados Unidos no ha sido
provocado por una causa exterior sino por una crisis interior: la
quiebra económica acaecida a partir de 2007-2008.
El informe insiste en
que la geopolítica de hoy debe interesarse por nuevos fenómenos que no
poseen forzosamente un carácter militar. Pues, aunque las amenazas
militares no han desaparecido, algunos de los peligros principales que
corren hoy nuestras sociedades son de orden no-militar: cambio
climático, mutación tecnológica, conflictos económicos, crimen
organizado, guerras electrónicas, agotamiento de los recursos
naturales...
Sobre este último aspecto, es importante saber que uno de los recursos que más aceleradamente se está agotando es el agua dulce. (...)
HACIA EL TRIUNFO DE LAS CIUDADES Y DE LAS CLASES MEDIAS
En el
mundo hacia el que vamos, el 60% de las personas vivirán, por primera
vez en la historia de la humanidad, en las ciudades. Y, como
consecuencia de la reducción acelerada de la pobreza, las clases medias
serán dominantes y triplicarán, pasando de los 1.000 a los 3.000
millones de personas.
Esto, que, en sí, es una revolución colosal,
acarreará como secuela, entre otros efectos, un cambio general en los
hábitos culinarios y, en particular, un aumento del consumo de carne a
escala planetaria. Lo cual agravará la crisis medioambiental.
En
2030, los habitantes del planeta seremos 8 500 millones pero el aumento
demográfico cesará en todos los continentes menos en África, con el
consiguiente envejecimiento general de la población mundial. En cambio,
el vínculo entre el ser humano y las tecnologías protésicas acelerará la
puesta a punto de nuevas generaciones de robots y la aparición de
“superhombres” capaces de proezas físicas e intelectuales inéditas. (...)" (Ignacio Ramonet , Rebelión, 05/10/16)
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