28/1/21

El principal descubrimiento fue la discriminación a la que somete Facebook a sus usuarios en términos de protección. Mientras determinados colectivos —como los hombres blancos— son protegidos de los discursos de odio por la normativa, no ocurre lo mismo con otros grupos —por ejemplo, los menores negros—

 "(...) El debate sobre la censura, el control y la direccionalidad de los contenidos en internet cobró especial relevancia tras la victoria de Donald Trump, cuando las redes se inundaron de noticias falsas y complejos entramados de hackeo e intromisión política. 

Lo más notorio fue, quizá, el convencimiento acérrimo que demostraron los seguidores de Hillary Clinton en la victoria de su candidata, incluso en los minutos inmediatamente previos a que se conociesen los resultados finales. No solo porque era lo que deseaban, sino porque su filtro burbuja se encargó de que esa fuese la ‘realidad’ que veían. 

A finales de 2015, Natalie Fenton, activista y profesora de Comunicación en Goldsmiths, University of London, reflexionaba en ese sentido en una entrevista publicada en CTXT: “Lejos de aumentar la participación política de todos, internet crea guetos políticos de los que ya están bien informados; afianza las desigualdades que existen offline. 

Esto me sucedió durante las elecciones del Reino Unido, donde me dejé seducir por esta idea de que en la tuitesfera y en Facebook todo se sentía bien, había un montón de buenos debates, se sentía cómo la izquierda iba ganando terreno. Pero, por supuesto, todo lo que estaba haciendo era hablar con mis amigos”.

 La censura de Facebook

Recientemente, la plataforma ProPublica ha revelado unos documentos internos de Facebook donde se recogen las pautas algorítmicas que la red social ha impuesto en sus mecanismos de censura. La función de esas reglas es, supuestamente, diferenciar los discursos de odio de la libertad de expresión –política– legítima. Sin embargo, el principal descubrimiento fue la discriminación a la que somete Facebook a sus usuarios en términos de protección. Mientras determinados colectivos —como los hombres blancos— son protegidos de los discursos de odio por la normativa, no ocurre lo mismo con otros grupos —por ejemplo, los menores negros—.

 Según ProPublica, los documentos filtrados también sugieren que las normas que impone Facebook tienden a favorecer a determinadas élites o gobiernos frente al activismo de base o las minorías. En parte, esto supondría que los criterios de censura se configuran parcialmente según los intereses comerciales de la compañía, supeditada a la decisión —o amenaza— de determinados gobiernos de bloquear o no la red en sus territorios.

Una de las reglas que aparece en esos informes –y que Facebook asegura no usar ya– prohíbe defender la violencia como forma de resistencia ante un Estado reconocido internacionalmente. Esto afectaría a Palestina, Crimea o el Sahara Occidental. 

El caso más llamativo en este sentido fue publicado por The Wall Street Journal el año pasado. Según el diario, la afirmación de Donald Trump de prohibir la inmigración musulmana al país no fue censurada por orden directa de Zuckerberg pese al duro debate que suscitó entre los propios empleados de la compañía, que alegaron que violaba las reglas del sitio sobre el discurso de odio.

Otro de los textos filtrados a ProPublica contiene un formulario de formación para que los reguladores de contenido de Facebook aprendan a aplicar las normas de censura. Ante la pregunta “¿qué grupo está protegido de los discursos de odio?”, se proponen tres posibilidades: “Mujeres al volante, niños negros u hombres blancos”. La respuesta correcta es ‘hombres blancos’. 

Sexo prohibido

El pasado mes de mayo, el diario británico The Guardian publicó una serie de reportajes —Facebook Files— en los que explicaba de forma detallada las normas internas, los comportamientos de moderación o la permisividad de la red con ciertos contenidos sensibles. Era la primera vez que se conocía, por ejemplo, la política de la compañía sobre contenidos sexuales. De la pornografía al desnudo en el arte. 

Uno de los documentos, relativo a las pautas de moderación, revelaba que en Facebook se puede publicar “quiero follarte”, pero sin ningún detalle concreto. Una fuente interna lo explicaba así: “Permitimos expresiones generales de deseo, pero no detalles sexuales explícitos”. La empresa asegura que le es  “difícil establecer una línea entre contenido sexual aceptable e inaceptable”.

Facebook planea ampliar su equipo de moderadores a 7.500 personas en todo el mundo, en la que podría ser la mayor operación de censura de la historia. También la más opaca, ya que la red no publica —solo existen filtraciones— las reglas que sigue para aplicar su filtro burbuja. (...)"            (Vanesa Jiménez / José Luis Marín  , CTXT, 13/07/2017)

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