"(...)¿Qué es la economía del bien común?
Es un modelo económico completo alternativo, tanto al capitalismo
como al comunismo, que describe la totalidad de los elementos clave de
un orden económico. En Austria y Alemania, el 90% de la población desea
otro orden económico porque el que actúa ya no está en sintonía con los
valores que están en la Constitución y en los corazones de la gente.
La
economía del bien común es una economía de mercado ética, solidaria,
democrática, humana, sostenible, justa y también liberal, en el sentido
de que todos gocen realmente de los mismos derechos y libertades,
también económicos.
¿Y es compatible con el sistema actual o es algo que hay que ir sustituyendo poco a poco?
No hay que cambiarlo todo, también sería una economía de mercado,
también habría oferta y demanda, empresas y dinero. Pero algunos
factores se modificarían, otros se intercambiarían por completo y otros
se mantendrían iguales.
Actualmente, el bien común es un efecto
secundario posible pero no garantizado, y el crecimiento del capital es
el objetivo supremo. Eso se invertiría: el capital sería un medio para
el nuevo objetivo, que es el bien común.(...)
¿Y sería compatible con el euro y la unión económica tal y como la conocemos ahora?
Yo diría que no, porque la característica más destacada de la
construcción de la unión monetaria es la falta de democracia, y la
característica del bien común es la construcción democrática del sistema
económico. Sería impensable que a través de un proceso democrático se
construya el euro de esta forma en la que está. (...)
¿Qué mide el bien común?
Los valores más importantes de una sociedad, la satisfacción de las
necesidades básicas y los fines más importantes. Es algo que no está
escrito en ninguna parte, sólo se puede averiguar de forma democrática
mediante una consulta. El producto del bien común sería el nuevo
indicador del éxito de la economía nacional.
El pueblo decidiría en
procesos democráticos desde abajo cuáles son esos valores y necesidades
importantes a medir. La buena noticia es que, según la psicología y la
ética intercultural, son prácticamente idénticas o sumamente
convergentes en todo el mundo.
¿La gente decidiría qué es lo que hay que priorizar y medir?
Eso es. Nosotros proponemos que se hagan reuniones del bien común en
los municipios y que se llegue a unos veinte factores para componer el
índice de felicidad, de calidad de vida o del bien común municipal.
¿Cómo hacer que las empresas se guíen por el bien común y no por la búsqueda de beneficios?
Ya existe el balance del bien común mediante un ejercicio muy
sencillo: el balance mide cómo la empresa aplica cinco valores, que son
dignidad, justicia, solidaridad, sostenibilidad y democracia.
Pero cómo se mide, por ejemplo, la justicia o la solidaridad en una empresa, ¿qué se tiene en cuenta?
Hemos desarrollado una matriz donde formamos intersecciones entre los
grupos de contacto –proveedores, clientes, trabajadores…– e indicadores
del bien común que, de momento, son 17. Es igual que el balance
financiero, lo mide la empresa, pero sólo tiene validez cuando tenga el
aval de un auditor.
¿Y quién dice qué es lo que tienen que medir las empresas?
De momento, somos nosotros: la asociación privada de la economía del
bien común. Pero queremos que esto se convierta en ley, igual que otras
leyes que obligan a las empresas a que hagan balances financieros. Hasta
ahora nos apoyan 1.400 empresas y 300 implementan ya este balance. Pero
somos aún muy jóvenes, sólo tenemos tres años de existencia. (...)
Proponen limitar la propiedad privada, ¿por qué?, ¿cómo lo harían?
No es propuesta política sino que demandamos que se debata en
procesos democráticos descentralizados. ¿Por qué limitar la libertad a
la propiedad? Porque en una sociedad verdaderamente liberal todas las
libertades están limitadas, y la limitación de las libertades es la
esencial liberal.
A pesar de que todo el mundo está de acuerdo en que mi
libertad acaba donde empieza la tuya, y lo practicamos en casi todos
los ámbitos de la convivencia, una sola libertad, la de propiedad, es
ilimitada ,y, si la cuestionas, te tachan de antiliberal y comunista.
Hay que limitarla para que el poder económico de una empresa no pueda
ser tan grande como para aplastar las libertades económicas de otras
empresas y los propios derechos políticos.
Proponéis también otras limitaciones, ¿cuáles?
No habría ningún tipo de rendimientos del capital, los ingresos
serían sólo a través del trabajo y no habría ningún tipo de
especulación, ni intereses, ni dividendos. Limitaríamos la desigualdad
máxima en los ingresos, el tamaño de las empresas y el derecho
hereditario.
El objetivo es liberal: que no haya ninguna
sobreconcentración de poder. Las grandes empresas tienen demasiado
poder, tanto en el mercado como en el ámbito político. Liberaríamos
también a las empresas de la coerción de tener que crecer a través de
absorber a otras, del canibalismo. (...)" (Entrevista a Christian Felber
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