"Hoy podemos encontrar el término
“populismo” con gran frecuencia en los discursos políticos y en la
narrativa mediática. En general, se utiliza para definir aquellos
movimientos que son percibidos como una amenaza para los establishments
financieros, económicos, políticos y mediáticos del país.
Bajo tal
rúbrica aparece una enorme variedad de movimientos pertenecientes a
múltiples sensibilidades políticas. Así, se ha identificado como
populismo al partido de ultraderecha fundado por Le Pen en Francia, al
movimiento de Beppe Grillo, de izquierda liberal, en Italia, al
movimiento 15-M en España, de clara orientación progresista, lo mismo
que ocurre con el movimiento Occupy Wall Street en EEUU, al que se le
define también como populista.
Y este término también se utiliza para
definir a los movimientos fascistas que están apareciendo en Europa, al
Tea Party, al movimiento pro Berlusconi, y un largo etcétera.
Puesto que tal denominación abarca a un
grupo tan variado, que incluye sensibilidades no solo diferentes sino
incluso contrarias y opuestas, parecería que el contenido no es el
determinante que justifica esta definición. Podría serlo, pues el estilo
de estos movimientos que son percibidos como irracionales, altamente
emotivos y amenazantes al orden.
Su carácter teóricamente contestatario
con el sistema dominante parecería ser una característica común de estos
movimientos. Pero esta característica tampoco parece ser suficiente
para catalogar a un movimiento como populista.
Después de todo, hay
partidos políticos que se presentan como revolucionarios (bien de
derechas, bien de izquierdas) en un intento de cambiar profundamente las
sociedades donde existen, y en cambio, no se los define como
populistas.
En ocasiones se han considerado
populistas movimientos como el peronismo, que movilizan a grandes
sectores de la población alrededor de un personaje carismático que se
percibe como el portavoz de demandas populares, y que se transmiten de
las bases al líder carismático, directamente sin canalización de
partidos políticos.
Pero bajo esta definición, al movimiento de derechos
civiles de EEUU liderado por Martin Luther King también podría
habérsele definido como populista y pocos lo han considerado como tal.
Entonces, hagamos la pregunta de nuevo,
¿qué es un movimiento populista? Y la respuesta la encontrará, no en el
sujeto definido –es decir, en el movimiento llamado populista-, sino en
el definidor, es decir, en la persona que define al movimiento como
populista.
Este término es, ni más ni menos, que un insulto que tiene
como objetivo expresar desaprobación con dicho movimiento. Y puesto que
hay un número creciente de movimientos que son del desagrado de los
establishments citados anteriormente, el número de movimientos
populistas ha crecido exponencialmente. Así de claro."
(Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 13 de noviembre de 2013, en www.vnavarro.org, 13/11/2013)
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