"(...) Al igual que Lister, me atrajo la idea de la RBU porque apela a
indagar sobre principios fundamentales. ¿Con qué criterio ayuda el
Estado del bienestar a las personas? ¿Cuál debería ser la función del
Estado social en la sociedad actual?
Me parece curioso ver cómo el
enfoque que se da al hecho de garantizar una renta de subsistencia
conserva un sesgo de clase moral y social reminiscente de épocas
pasadas, mientras que el hecho de suministrar servicios sociales de
manera universal e incondicional no merece cuestionamientos. La clave
reside en la palabra “renta”.
La gente se preocupa con razón si tiene la
sensación de que la idea es reemplazar el trabajo por una renta. Cuando
algunos defensores de la renta básica afirman que lo que quieren es
disociar la renta del trabajo, deberían añadir que lo que quieren es
separar la renta del trabajo parcialmente.
Esto facilitaría que se
pudiera pensar en la renta básica como si fueran los servicios que ya
garantizamos, teniendo en cuenta que proporcionarlos es dotar de medios a
las personas e instilar un básico sentimiento de igualdad y comunidad,
que incluye muchos aspectos relacionados con la salud, la educación y la
asistencia.
La idea fundamental detrás de la renta básica queda
reflejada en el logotipo de la Basic Income Earth Network (Red Global de
Renta Básica), que representa la vista lateral de una escalera. La
parte de abajo es la más ancha de la estructura, y en la base está todo
el mundo. Como la base está garantizada, las personas pueden ascender.
Algunas personas ascienden más que otras, y esto representa la
oportunidad que tienen de obtener una renta adicional y utilizarla para
diversos fines. En realidad, la relación de esta imagen con la renta no
difiere tanto de la manera en que tratamos las demás oportunidades que
existen en la sociedad, como por ejemplo la educación que se ofrece en
un principio de forma gratuita sin tener en cuenta la contribución
social de los padres. (...)
la renta básica no debería verse como un sustituto de los ingresos,
sino como una fuente primaria de seguridad. Además de ser un instrumento
de pago y una moneda para reconocer y planificar a lo largo del tiempo
la contribución realizada en forma de empleo, el dinero también es
sencillamente necesario para vivir.
Una sociedad más civilizada aísla
las diversas funciones del dinero. La renta básica es una parte de cómo
llevar a cabo esta separación que hace tiempo que tendría que existir.
La renta básica es un umbral por debajo del cual nadie debería caer.
Ciudadanos con ingresos varios ya reciben un montante básico gracias a
las subvenciones fiscales y a las exenciones de impuestos. En esencia,
la RB no trata sobre la redistribución del dinero, sino sobre el
principio en el que se asienta la redistribución.
Repensar las
condiciones no conlleva devaluar la contribución social, como preocupa a
Lister y a otros, sino que propone una reflexión muy necesaria sobre
cómo incentivar y sostener esta contribución.
La negociación actual
sobre el bienestar ha situado la mayor parte de la responsabilidad sobre
estos asuntos en el individuo, y ha dispensado a la sociedad y a los
responsables políticos de responder a preguntas difíciles sobre cómo
elaborar una planificación educativa y ocupacional más eficaz. Visto
desde esta perspectiva, el mayor cambio que conlleva una reforma de la
renta básica es eliminar las condiciones a cumplir para obtener la renta
básica. (...)
Las condiciones existentes para obtener una ayuda económica buscan
incentivar, pero la línea que separa el incentivo del castigo es
extremadamente delgada cuando existe un riesgo permanente de perder el
sustento básico y la seguridad mínima está condicionada a aceptar
cualquier trabajo que se ofrezca. (...)
El debate político se centra con acierto en cómo paliar el bucle de
la pobreza, entendido como la falta de incentivo posible cuando la tasa
de retirada de servicios asistenciales básicos es elevada. Sin embargo,
esta representación del bucle de la pobreza se equivoca al no tener en
cuenta otras fuentes de motivación humana que no sean los ingresos
inmediatos. El bucle de la pobreza no tiene que ver solo con el dinero,
también tiene que ver con la seguridad.
Existen numerosas pruebas de que
el miedo a perder una mínima seguridad resulta en comportamientos en
los que prima el instinto de supervivencia a corto plazo. Al contrario,
si existe una oportunidad de pensar a largo plazo, la motivación para
elaborar estrategias continuadas y expansivas es mucho mayor.
En mi
artículo Working-Life, Well-Being and Welfare Reform (Vida
laboral, bienestar y reforma asistencial), resumo y ofrezco nuevas
pruebas en este sentido. La estrategia institucional actual busca
motivar a la gente a corto plazo y utiliza grandes dosis de palo. El
objetivo debería ser permitir que las personas elaboren estrategias
personales a largo plazo, que beneficiarían a los individuos, a las
familias y a la sociedad en su conjunto.
¿Qué pasa con el riesgo
de que algunas personas se sientan motivadas a contribuir y vivir una
existencia muy humilde con solo una renta básica durante toda su vida,
algo que hoy en día sería imposible hacer sin castigo? No se puede negar
que este punto plantea algunas preguntas complicadas desde el punto de
vista ético. No obstante, no creo que sean exclusivas de la renta
básica, sino más bien permanentes en la sociedad humana.
La mayoría de
las instituciones que apoyan el empleo formal también tienen otras
valiosas funciones adicionales. El único objetivo de la renta básica no
es producir un mayor valor de mercado, como tampoco es el único objetivo
de la educación. Si alguien decide ser un/a amo/a de casa, lo más
probable es que sigamos pensando que la educación que ha recibido es de
alguna manera útil.
Hay gente que practica deportes de riesgo que la
gran mayoría que no los practicamos tenemos que asegurar. Las cárceles
son caras. En resumen, existen muchos elementos del gasto público que no
tienen un valor de mercado productivo directo, pero que de igual manera
consideramos valiosos. Podríamos valorar el hecho de entregar una
seguridad económica a los ciudadanos sobre la premisa de que esto
generaría comunidades más seguras.
Es importante tener en cuenta que la
motivación para ganar y progresar no se ve afectada en sí por una
reforma de la renta básica. (...)
Una renta básica puede alterar la motivación de una persona para
continuar estudiando o regresar a los estudios y colaborar también en la
mejora a largo plazo de sus perspectivas para poder reincorporarse al
mercado de trabajo. Una renta básica es un umbral que puede incentivar
la adopción de estrategias de ahorro a largo plazo y que puede, junto
con otros cambios legislativos, formar parte de un proceso para
rediseñar la seguridad social de tal manera que pueda ayudar a una base
afiliada más amplia.
Esto me lleva de vuelta a una preocupación señalada por Lister. No
considero la renta básica, ya sea en teoría o en la práctica, como un
desafío a la ética del trabajo. El error está en primer lugar en pensar
que esta es la tarea de la renta básica. Pero esta es la línea de
pensamiento a la que hay que oponerse.
¿Por qué reincidir en el
problemático supuesto de que la gente no trabajará si dispone de una
mínima seguridad? Facilitar o, preferentemente, eliminar las condiciones
para acceder a un subsidio mínimo es solo un pequeño paso para abordar
una serie de problemas más complejos, pero así y todo podría ser uno muy
importante. (...)
En mi artículo Policy and Politics (Políticas y política) y en Basic Income Studies (Estudios
de renta básica), argumenté que no existe ninguna razón de principios,
ni práctica tampoco, que permita considerar que la renta básica entra en
conflicto con sistemas del bienestar más complejos que, como sucede en
los países nórdicos, buscan intencionadamente el desarrollo humano.
Un marco feminista
¿Apoya
la renta básica las preocupaciones feministas? De nuevo, mi respuesta
es la misma. No se puede pretender que una reforma de la renta básica
sea la solución a todos los problemas que afectan a las mujeres en esta
sociedad moderna. La seguridad básica que ofrece una renta básica será
más valiosa para unos grupos que para otros.
Como las mujeres, de media,
sufren situaciones más graves y complejas de inseguridad que los
hombres, las mujeres se beneficiarán más todavía, pero la renta básica
no puede solucionar toda una variedad de problemas que hacen que sea más
difícil para las mujeres conseguir controlar su trabajo y su tiempo, y
estos son problemas que requieren un respuesta legislativa y de riesgo
compartido.
Servicios de cuidado infantil asequibles de verdad,
expectativas de volumen de trabajo más equilibradas y reconocimiento del
rendimiento laboral con equilibrio de género son asuntos que requieren
soluciones coordinadas. (...)
Finalmente, esto nos lleva a una serie más amplia de argumentos
posibles en favor de un tipo de transición que dé como resultado una
forma de seguridad más estable como base de la sociedad. Estoy de
acuerdo con Lister en que la inminente automatización no es el motivo
principal para establecer una renta básica.
Sin embargo, yo iría un poco
más allá y afirmaría que tampoco la mayor precariedad de muchos
trabajos es la razón fundamental que podría garantizar ciertas formas de
transición hacia una renta básica.
Existen argumentos para utilizar la
renta básica como respuesta a los cambios sistémicos. Según uno de
ellos, una garantía de subsistencia es la única respuesta sólida a la
incertidumbre que generan los patrones de contratación cada vez más
complejos y cambiantes. Sin embargo, uno de los motivos de que muchas
organizaciones, entre ellas los sindicatos, no estén de acuerdo con este
tipo de argumento es que añade una nota de pasividad.
La verdad
es que la renta básica posee una finalidad de alivio de la crisis,
aunque su papel a largo plazo sea más positivo. Aun cuando los regímenes
de libre comercio están experimentando una importante vuelta atrás, no
cabe duda de que los patrones de contratación mundiales seguirán siendo
objeto de cambios complejos.
En este contexto, una renta básica no puede
sustituir la creciente necesidad de desarrollar políticas más
proactivas y respuestas legislativas de ámbito estatal, pero puede
potencialmente ser un elemento clave de presión que provoque una
respuesta de este tipo. Se puede convertir la tecnología en una
oportunidad de redirigir la energía humana hacia otras formas de
trabajo, como la asistencia, el fomento de la salud y la protección.
Una
renta básica no será el responsable directo, pero podría interpretar un
papel secundario para asegurar un mayor equilibrio de poder en la
sociedad. El argumento sistémico más importante a favor de la renta
básica tiene que ver con los términos generales de democratización.
Según
esta lógica, los sindicatos no deberían considerar la renta básica como
una amenaza a sus intereses por dar forma a los tipos de trabajo del
futuro. La renta básica puede ayudar a que surjan nuevas formas
colectivas de trabajar, organizarse y compartir los riesgos. Puede
ayudar a reflexionar sobre los derechos en relación con el Estado del
bienestar y el trabajo en términos más amplios.
La calidad del empleo no
es una cuestión independiente de la calidad y disponibilidad de la
asistencia en la sociedad, por poner un ejemplo. El uso actual que se
hace de las políticas sociales para controlar la relación de la gente
con el mercado de trabajo atomiza a las personas y a ciertos segmentos
de la sociedad. La renta básica tiene el potencial de permitir la
creación de una nueva serie de relaciones directas entre ciudadanos, y
una relación entre ciudadanos y el Estado más equilibrada." (Louise Haagh (Social Europe), CTXT, 07/03/17)
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