7/3/22

Coetzee abre el debate sobre la necesidad de mostrar a los niños cómo sufren y mueren los animales... y además enseñarles como sufren y viven las personas mostrándoles una cárcel, un campo de refugiados, un desahucio, un manicomio, la maternidad de un hospital y su consulta de enfermos de cáncer, un centro de adictos a las drogas, las mansiones de los ricos, las habitaciones de los empleados jóvenes y las casas de trabajadores en paro, centros de acogida para los sin techo, y para los sin papeles...

 "Desde Pitágoras hasta los libros y conferencias de un activista por los derechos de los animales como el Nobel de Literatura J. M. Coetzee, pasando por Upton Sinclair y su exploración de las condiciones de los mataderos de Chicago en La jungla (1905), existe una amplia tradición que ha abierto un debate a lo largo de la historia de la literatura.

 Son autores que consideran que el planeta no es solo del ser humano y que se debería luchar por la armonía del ecosistema y no maltratar ni sacrificar cruelmente a los animales. Un tema latente que, a comienzos de enero, el ministro de Consumo de España, Alberto Garzón, reabrió al denunciar el sistema de las macrogranjas en el país. Para asegurar un cambio de mentalidad, sensibilidad y hábitos sobre el modo en que el ser humano debe relacionarse con los animales, Coetzee plantea una propuesta en EL PAÍS:

“Es importante que no se proteja a los niños del conocimiento de cómo viven y mueren los animales. Hay muchas películas sobre las plantas de procesamiento donde terminan sus vidas. Un niño, incluso un niño pequeño, es capaz de tomar una decisión moral sobre participar, sí o no, en la manera vergonzosa en que tratamos a nuestros primos en esta tierra”. (...)"                  (Winston Manrique Sabogal , El País,  22/01/22)

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