“P.- En algunas madrazas (escuelas coránicas), los niños son sometidos a un entrenamiento psicológico del que han surgido muchos terroristas suicidas. ¿Qué mecanismo mental puede conducir a una persona a pensar que obtiene un beneficio matándose a sí mismo para matar a los demás?
R.- Su pregunta plantea una cuestión muy interesante: la relación entre las emociones, la racionalidad y las creencias. Tiene razón cuando dice que se puede manipular, pero siempre a partir de emociones ya existentes. El miedo, la tristeza, la ira, son emociones que existen dentro de nosotros, y se pueden reforzar o atenuar, y también se pueden conectar con objetivos concretos. Esas escuelas hacen que las personas odien más y odien ciertas cosas en particular. Pero eso no es suficiente. En este proceso, lo interesante es el papel que juegan las creencias. Si alguien llega a creer verdaderamente que hay una vida en el más allá, una vida perfecta, y esa persona vive en un mundo lleno de horror y violencia, es lógico que piense que vale la pena sacrificarse en esta vida porque la otra será mejor. Se dice que los suicidas son irracionales. Yo diría que son bastante lógicos: entre vivir en un mundo donde las personas son destruidas y humilladas, o vivir allá, donde todo es perfecto? En estos casos, lo determinante no son las emociones, sino las creencias, aunque obviamente están informadas por las emociones.” (Antonio Damasio: “Todos podemos convertirnos en bestias horribles”. El País Semanal, 11-11-07, pps. 47)
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