"Un libro que está causando una reflexión profunda entre las izquierdas
estadounidenses es “America Beyond Capitalism” (‘América más allá del
capitalismo’), escrito por Gar Alperovitz, en el que tal autor cuestiona
el dogma dominante en las esferas económicas y empresariales de EEUU,
que promueven la visión ampliamente extendida en círculos económicos,
políticos y mediáticos del país, que asume que la empresa actual, basada
en la jerarquía y en las grandes desigualdades de ingresos entre sus
empleados, es la manera más eficiente de estructurar una empresa.
Hoy
las diferencias salariales en las mayores empresas de EEUU alcanzan
niveles astronómicos. La diferencia entre el mejor y el peor pagado en
una empresa típica, alcanza niveles de 200 ò 300 veces superior para los
mejor pagados. (...)
En estos momentos de enorme crisis, las empresas que mejor están
resistiendo la crisis son precisamente estas cooperativas, en las que
las diferencias entre el mejor y el peor pagado es de alrededor de 4 a
1, en lugar de los 200 ò 300 a 1.
En realidad, Gar Alperovitz señala que
las enormes desigualdades dentro de las grandes empresas poco tienen
que ver con la contribución de los empleados a la eficiencia y
productividad de la empresa, sino a las relaciones institucionales
(controladas por los que tienen mayores ingresos), que sistemáticamente
favorecen a los mejor pagados sobre los demás.
Es la distribución de
poder dentro de las empresas lo que predominantemente determina las
diferencias salariales. En realidad, tales desigualdades afectan
frecuentemente la eficiencia y productividad de las empresas. (...)
Un tanto igual ocurre, por cierto, en la sociedad en general. Personas
que ganan, por ejemplo, diez millones de euros al año no los ganan
porque añadan ese valor a las empresas o a la sociedad, consecuencia del
conocimiento o educación adquirida (puesta al servicio de la empresa o
sociedad), sino que los ganan predominantemente gracias a los contactos y
articulación del individuo dentro de unas redes de poder que poco
tienen que ver con su aportación a la sociedad.
No hay nada que pueda
justificar, en base a principios de eficiencia, estas diferencias
exageradas de ingresos entre los grandes ingresos y los de la mayoría de
la ciudadanía. Y lo mismo ocurre con las empresas. (...)
Cuando el Gobierno federal de EEUU nacionalizó en la práctica la General
Motors, la respuesta sindical fue la de pedir que la General Motors se
convirtiera en una cooperativa, propuesta no aceptada, sin embargo, por
la Administración Obama. (...)
Alperovitz cita otros tipos de participación democrática, como las
cooperativas de usuarios y consumidores, asociaciones vecinales,
empresas asociativas sin afán de lucro y otras que están viendo una gran
reanimación y reavivación en estos momentos de crisis. Sería de desear
que algo semejante ocurriera en España." (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 18 de mayo de 2012, en www.vnavarro.org, 18/05/2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario