29/6/12

Preguntémonos si es deseable pertenecer al euro y a la UE, ahora que Europa central con Alemania a la cabeza insiste en reactivar los mismos milenarios estereotipos racistas sobre los pueblos del sur

"Dentro y fuera, opresora y oprimida, España ha sido siempre un istmo, a caballos entre Europa y África, Oriente y Occidente, el Islam y la cristiandad, el Mediterráneo y el Atlántico, la Europa Blanca y el Magreb. La idea de “la reconquista” nos deformo para siempre la mirada y nos “enseñó”, como ha mostrado Juan Goytisolo desde La reivindicación del Conde Don Julián en adelante, a reprimir todas esas Españas que como en un palimpsesto informan quiénes fuimos y, por lo tanto, quiénes somos todavía y, sobre todo, quiénes podemos ser.

 La entrada en la Unión Europea no ha hecho más que exacerbar esa mirada impuesta por la Europa blanca y cristiana, la misma que preconizaban los de la unidad de destino en lo universal y el hispanismo castizo, la misma que “inventa” el racismo y, a la vez, se pretende inmune a él dentro de sus fronteras.

 Entrar en la Unión Europea ha supuesto para España una lobotomía cultural según la cuál nuestra misión en la división Europea del trabajo es vigilar las fronteras de esa “fortaleza cultural europea”, asegurarnos de que sigan llegando migrantes de África sin papeles para poder ser explotados cuando hacen falta y deportarlos cuando no son necesarios como ahora. Lampedusa en Italia, Ceuta y Melilla en España son las torres vigías de esa política neocolonial de la fortaleza capitalista europea. 

Por eso, preguntemos ahora no sólo si permanecer en el euro y en la Unión Europea es viable y deseable, sino también si queremos pertenecer y en qué condiciones a esa estructura cultural de la Europa del capital neocolonial. No esperemos, preguntemos ahora que Europa central con Alemania a la cabeza insiste en reactivar los mismos milenarios estereotipos racistas sobre los pueblos del sur. 

Desde el mismo acrónimo (PIIGS, "cerdos" en inglés) pasando por los manidos lugares comunes de la siesta española, la pereza griega, la sensualidad improductiva de los pueblos del Mediterráneo o su carácter despilfarrador la cultura nunca es inocente, la usura de los bancos alemanes no se justifica sola, necesita de estas narrativas para naturalizar la imposición del ajuste neoliberal y finiquitar las pocas, pero cruciales, conquistas sociales que hemos heredado del largo y sangriento siglo XX: el derecho a la educación y a la salud. 

¿Queremos pertenecer a esa Europa? ¿Por qué añorar la pertenencia a una Europa que o nos abandonó a nuestra propia suerte con la pantomima de la no intervención o intervino militarmente en apoyo al fascismo durante la guerra civil? ¿Queremos vincularnos con la misma Francia que puso en campos de concentración a los refugiados republicanos españoles en Argelés-sur-mer? ¿Por qué no honrar la memoria del México de Cárdenas que apoyó con armas a la República y dió techo y comida a miles de españoles cuando no teníamos dónde caernos muertos? ¿Queremos pertenecer a la misma Alemania que importó miles de trabajadores españoles en los años sesenta y los puso a vivir, como se relata en el extraordinario documental El tren de la memoria, separados por sexos en los abandonados barracones de los campos de concentración nazis? 

Me dirán que Europa también es la Revolución francesa, Rosa de Luxemburgo, Bertolt Brecht, pero resulta que la Europa que nos tiene de rodillas ante los mercados financieros, la Europa que nos ha obligado a renunciar a nuestra soberanía para pagar a los acreedores de la deuda no es precisamente la de sus tradiciones revolucionarias ni la de sus culturas de resistencia.

 En cualquier caso, creo que junto con la salida ordenada del euro y la convocatoria de un proceso político constituyente que nos libere de la dominación del capital financiero, es necesario empezar a discutir, en lugar de asumir automáticamente, cuáles son nuestras coordenadas culturales."                (Rebelión, 27/06/2012, 'Argumentos culturales contra la integración monetaria',Luis Martín Cabrera)

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