1/2/13

Los ingleses se quieren ir... y los alemanes, no. Pues vaya...

"Cameron sostiene que no quiere que Reino Unido abandone la UE. Pero su estrategia —una “renegociación” de su condición de miembro de la UE, seguida de un referendo británico sobre el nuevo acuerdo— es el producto de dos ilusiones: primero, que puede asegurar un resultado positivo, y segundo, que la UE puede y quiere aceptar las concesiones que él busca.

De hecho, existe una buena razón para creer que un proceso de estas características cobraría una dinámica propia, que podría derivar en una salida británica no intencionada de la UE. (...)

Si bien Gran Bretaña seguramente sobreviviría fuera de la Unión Europea, la calidad de su existencia es otra cuestión. Al abandonar la UE, Reino Unido perjudicaría seriamente sus intereses económicos, y perdería tanto el mercado único como el papel de Londres como centro financiero. 

Una salida también afectaría los intereses geopolíticos de Gran Bretaña, tanto en Europa (donde, irónicamente, favorece una ampliación de la UE) como, a nivel mundial, en su posicionamiento global y su relación especial con Estados Unidos (que ha dejado bien claras sus preferencias por un Reino Unido europeo). (...)

De hecho, la idea de que la UE renegociaría los términos de la pertenencia como miembro de Gran Bretaña —suponiendo, además, que Alemania no pondría objeciones— raya el pensamiento mágico. Este tipo de precedente sería aplicable al resto de los Estados miembros, lo que implicaría el fin mismo de la UE.

Con todo el debido respeto por Reino Unido, desmantelar la UE como precio a pagar por seguir siendo miembro es una idea absurda. Cameron debería reconocer que su estrategia es imposible de aceptar (incluso si teme que unas pocas correcciones cosméticas al Tratado no le ayudarán en su país). (...)

Gran Bretaña sabe que la supervivencia del euro requiere una integración política mucho más estrecha, y también que el papel de Londres como centro financiero —tan importante para Reino Unido como la industria nuclear lo es para Francia y la industria automotriz para Alemania— se vería afectado si el euro fracasara.

 Si bien nadie debería esperar que los británicos se sumen al euro en el corto plazo, el liderazgo político dentro de la UE requiere perspicacia para tener en cuenta los intereses centrales del propio país y los del resto de los Estados miembros sin enredarse en amenazas."           ( , El País, 31 ,ENE 2013)

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