"La subida de los 20 centavos en el transporte público ha colmado la
paciencia de la sociedad brasileña y se ha traducido a un polvorín de
manifestaciones por todo el país. La presencia de millones de personas
en las calles brasileñas ha causado estupefacción en el Gobierno de
Dilma Rousseff, en diferentes medios de comunicación de todo el mundo de
multitud de lugares del planeta.
¿Cómo considera que se han ido desarrollando las movilizaciones?
En primer lugar, las manifestaciones comenzaron inicialmente en Porto
Alegre a finales de abril, pero se esparcieron por todo el país el
pasado mes de junio cuando se celebraron en Sao Paulo. En todas ellas,
los objetivos e interlocutores eran ayuntamientos (prefeturas) o
gobiernos de cada Estado, no englobaban al Gobierno Federal.
A partir
del lunes 17 de junio, y sobre todo del día 20, las manifestaciones
alcanzaron un nivel de “masificación” que se desbordó, pero sin que eso
fuese un ataque directo a Dilma Rousseff y al Gobierno federal. Por otro
lado, el Partido de los Trabajadores (PT) y el Gobierno federal (de
Dilma) no vieron llegar el “tsunami”: sintieron la tierra temblar y esperaron a que pasara, que no se les cayese la casa encima.
Así, el PT no dijo nada, los ministros no dijeron nada ( y si algo
dijeron fue muy malo). En cambio Dilma si que habló, pero fue el 21 de
junio: muy tarde y de una manera muy tímida.
Usted ha comentado que la revuelta brasileña bebe de las revueltas árabes, del 15M o de las manifestaciones en Turquía. Pero hay una diferencia, la presidenta Roussef ya ha lanzado una serie de propuestas.
Las propuestas de Dilma son insuficientes y las materializaciones de
estas --influidas por Lula-- son hechas de manera equivocada. El PT y
Lula no tienen con quién conversar y creen que hablar con las
“organizacioncitas” de jóvenes patrocinados por el Gobierno resuelve
algo, cuando el movimiento, por un lado, se caracteriza por ser
irrepresentable y por otro, por una demanda de giro a la izquierda que
necesita mucha más determinación.
No es con retórica o con el fomento de
ONG y otros aparatitos como se va a poder resolver lo que está
ocurriendo.
¿Considera insuficiente la propuesta del Gobierno brasileño para comenzar un proceso constituyente?
La propuesta de de reforma política que Dilma está haciendo ya era
discutida hace tiempo. Inicialmente, ella habló de una constituyente
restringida y sometida a un plebiscito. Lo que pienso es que se trata de
una manera de ofrecer algo a las calles pero de una manera leve.
Se ha señalado que la subida del precio del billete, fue el detonante de las manifestaciones, pero para despejar dudas de uno de los porqués en este momento ¿ qué papel ha jugado la derecha brasileña en estas movilizaciones?
La derecha no desempeña ningún papel en estas movilizaciones aunque
hay que resaltar que ella fue la que dio la orden de cargar contra los
manifestantes en el Estado de Sao Paulo, que es donde gobiernan.
Ese
supuesto papel de la derecha en el movimiento es fruto de rumores
absurdos difundidos en la primera fase del movimiento por sectores del
Gobierno que, paralizados ante los acontecimientos, intentaban hacer
cundir el miedo al fascismo y pedir “unidad”.
Solamente después de que
el lunes 17 de junio, millones de personas bajaron a la calle, la
derecha aprovechó su monopolio de los medios de comunicación y pasó a
intentar influenciar en el movimiento en las grandes manifestaciones del
20 de junio, con millones de personas en las calles, pero fue muy
limitado. (...)
¿Cuál es el papel de la población afrodescendiente en estas movilizaciones?
Otra tontería del Gobierno y de la izquierda del Gobierno es haber
dicho que hay pocos pobres y pocos negros. En Río de Janeiro, en cuatro
días, se manifestaron alrededor de dos o tres millones de personas, o
sea, una parte importante de la ciudad. El lunes 24 de junio, hubo
manifestaciones en las dos grandes favelas de esta ciudad. La primera,
en la favela Maré, fue reprimida con sangre: diez muertos por la Tropa
de Élite de la Policía Militar, usaron como pretexto el conflicto con el
narcotráfico.
Pero los habitantes de la favela Rocinha salieron a la
calle a pesar de la represión acontecida en la anterior. Es la primera
vez que miles de favelados toman el derecho de descender del “morro”
(exactamente del de Rocinha) y van hasta la casa del gobernador, situada
en el barrio rico de Leblon, en donde después hubo una acampada y otras
manifestaciones, con enfrentamientos con la policía.
Desde su punto de vista ¿por qué los partidos de izquierda, y en este caso el brasileño, no comprenden o no aceptan lo que usted llama “Revolución 2.0”?
Los partidos de izquierda no entienden absolutamente nada, y el PT el
que menos. Lo grave es que el PT no lo entienda, porque esto tiene
consecuencias para el gobierno de Brasil. Quien está intentando
articular una respuesta es Lula, pero es muy insuficiente porque se
limita --como he comentado anteriormente-- a promover como
representantes del movimiento algunas pequeñas organizaciones de jóvenes
patrocinadas por el mismo.
En este momento, el movimiento está pasando
de las grandes movilizaciones (recordemos el pasado lunes 1 de julio en
la final de la Copa Confederaciones) a iniciativas descentralizadas: asambleas
de barrio, ocupación de Consejos Municipales como ocurrió hace casi una
semana en Belo Horizonte (capital del Estado de Minas Gerais) o de
Parlamentos de los Estados federados (como ocurrió con la
ocupación de la Asamblea Legislativa de Espirito Santo, en Vitoria.
El
gobierno y el PT no entienden que la revuelta también es contra todos
las formas representacíon (ONG, y el resto de movimientos controlados
por los aparatos).
En anteriores declaraciones, usted vislumbra un escenario un tanto complicado en este “devenir” Brasil ¿por qué?
Si continuamos así, todo va a depender del movimiento. Si se
debilita, y ante la postura conservadora de la izquierda, están
corriendo un fuerte riesgo que pueda ser capitalizado por la derecha
electoralmente hablando. Además, según los últimos sondeos de opinión, Dilma Roussef ha perdido el 30% de la intención de voto.
Lo que es palpable es que #BRevolution está totalmente dentro del ciclo
de luchas que conocemos en Tahrir, en la Puerta del Sol, en la Plaza
Taksim y nadie sabe cómo será el desenlace de este movimiento increíble.
Sin embargo, puede afirmarse que en un mismo país hay un Brasil Menor
--de la gente pobre, estudiantes, favelados, indígenas, las mujeres--
contra el proyecto del Brasil Mayor: el de las grandes industrias
automovilísticas, de las del agro-negocio, contra los representantes
políticos.
El devenir Brasil del mundo (como devenir-mundo de Brasil)
confirma la necesidad de crear nuevos valores y no dejarse homologar
dentro de aquellos valores extenuados del capitalismo global." (Entrevista a Giuseppe Cocco, Diagonal Global, 05/07/2013)
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