18/7/13

No tenemos energía suficiente para situarnos en valores anteriores a la crisis. Esos tiempos jamás regresaran. No se puede dar a nivel físico, ni ecológico ni energético

"P. ¿Entonces no vamos a superar estas crisis como ha pasado con anteriores?

R. No. Los niveles registrados en los últimos 50 años muestran una progresiva decadencia estructural de las tasas de crecimiento. Entre los años 60 y 80 tenemos tasas de crecimiento del 8% y ahora de menos 0’1. Estamos saliendo de una corta época de la historia humana, muy corta, de unos 50 años donde toda la economía se basaba en el crecimiento, en la explotación brutal de los recursos naturales y la mano de obra. 

Eso se ha acabado porque ya hemos terminado con los recursos. No tenemos energía suficiente para situarnos en valores anteriores a la crisis. Esos tiempos jamás regresaran. No se puede dar a nivel físico, ni ecológico ni energético. Es imposible. Se pasará a un estadio diferente.

P.¿Qué riesgos implica continuar con las políticas de recortes marcadas desde Europa?

R. Las grandes desigualdades continuadas en el tiempo llevan sin remedio a graves conflictos sociales. Tenemos ejemplos actuales de los que podemos aprender como los abiertos en Egipto, Tuñez, Siria y Libia. Las revueltas árabes están provocadas por crisis alimentarias, porque la gente no tiene acceso a lo mínimo para poder comer. ¿Por qué? 

Porque hay una crisis energética y sube el precio del petróleo. Y hay una crisis alimentaria porque hay malas cosechas. En vez de tierras para alimentar a las personas explotan tierras para alimentar a los coches. La gente tampoco tiene acceso a los campos todos orientados al mercado exterior. Es un polvorín al que estamos contribuyendo.

P. Y para darle la vuelta al capitalismo imperante durante tanto tiempo ¿Por dónde se empieza?

R. Se empieza por cambiar las prioridades. Hay que empezar por abandonar el pacto por los recortes y el pacto por el crecimiento para acordar la transición social ecológica. Se deben trabajar tres vertientes. 

Primero apostar por el empleo verde y decente. La OIT, Organización Internacional del Trabajo nos dice que de cara al 2020, si tenemos una apuesta real por el empleo verde se pueden crear hasta un millón de empleos en España y hasta cien mil empleos en Euskadi. 

En segundo lugar es imprescindible modificar la distribución de la riqueza y del trabajo. Con las rentas que hemos alcanzado es inconcebible a nivel moral, político y económico que haya un sola persona que no tenga sus necesidades básicas cubiertas. Para acabar con esto tenemos que dotarnos de una renta mínima de ciudadanía y al mismo tiempo poner límites con una renta máxima. 

Si queremos reducir el impacto económico tenemos que reducir también el impacto que tiene las personas más ricas. Y es necesario también redistribuir el trabajo porque estas fórmulas permiten crear empleo sin crecimiento, es decir, producir la misma cantidad de cosas pero con más personas trabajando durante menos tiempo. 

A este beneficio se suma otro añadido: proteger el planeta. Reduciendo la jornada laboral se otorga tiempo a la ciudadanía para realizar más actividades sostenibles, cuidar un huerto, salir al campo, cocinar …No vivir para trabajar y consumir sino trabajar para vivir y tener las necesidades básicas cubiertas. Y por último, se ha de trabajar el pilar democrático. 

Los propios ciudadanos debemos definir cuáles son las necesidades básicas y cuáles las superfluas. Tenemos que escoger si no queremos que escoja un poder lejano. Debemos gestionar una democracia de la autolimitación, ser capaces de decidir por qué y para qué queremos trabajar, producir y consumir. Y una vez decidido esto plantear qué tipo de relación social y política vamos a tener.

P. Esa transformación implica abandonar ciertos sectores productivos en favor del empleo verde. ¿Las grandes multinacionales lo van a permitir?

R. Sí, podemos imponernos. Hay que luchar desde abajo. Tenemos mucho más poder del que pensamos en nuestras manos, debemos ejercerlo. Es posible cambiar el sistema. Y de hecho el empoderamiento ya se está dando. Proliferan las cooperativas energéticas, de banca ética, de vivienda, de producción y consumo… son ejemplos de un poder económico real de participación que estamos ejerciendo en paralelo a otros imperantes. 

Esas iniciativas están empujando y representan otra forma de ver la economía con valores de igualdad, participación, ecología y autonomía. Pero eso, por sí sólo, no es suficiente porque esas acciones son islas. Tenemos que tener la capacidad de ir tejiendo redes entre ellas para que vayan formando países y continentes. Dar un salto cualitativo. 

No tener miedo y plantear un sistema político y social que introduzca el cambio dentro de las instituciones y modifique al mismo tiempo las instituciones en sí mismas. El único eslabón que faltas en esa cadena y es capaz de darle la vuelta completa a todo esto y poner freno a los mercados, a la especulación financiera y a todos los problemas ambientales que no tienen fronteras es Europa. Tiene la capacidad de luchar contra los paraísos fiscales, que son, precisamente, bases para las multinacionales. 

P. ¿Y la sociedad está preparada?

R. Hay cada vez más gente que piensa diferente. Los propios trabajadores del sector automóvil o del turismo de masas, por ejemplo, ven que no tienen futuro. Se están poniendo en contacto con nosotros sindicatos como ELA porque sus trabajadores son conscientes de la nula proyección de algunas profesiones y piden formación en torno a la ecología de lo social.

 Además no son imprescindibles las mayorías. Los cambios también se pueden dar desde muchas minorías. No hay que creer que la gente que gobierna son mayorías. No lo son. Estamos gobernados por minorías, el famoso 1%. Hay muchos más intereses en común entre el 99% restante.

 Eso no quiere decir que no tengamos que superar mentalmente muchos obstáculos que nos hemos puesto nosotros mismos pero estamos en un momento de oportunidad que no hemos tenido desde hace muchos tiempo. La crisis, a pesar de todo lo malo, es un momento de gran oportunidad para todos. Es una ocasión extraordinaria a nivel de alternativas reales. Debemos aprovechar esto para darle la vuelta. Debemos jugar esta baza."              (Natalia González de Uriarte

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