6/1/14

El neoliberalismo es una nueva racionalidad que tiene dos grandes principios que han triunfado, el individualismo y la competitividad.

"(...) IS: En este momento en el que la situación social es tan delicada, el estado deja de preocuparse por los ciudadanos. Hay mucha indignación en el diálogo social, hay más facilidades para la organización a través de internet, pero sin embargo, en la acción no se ve algo contundente, ni a nivel nacional ni a nivel continental.
 Hay poca unidad entre movimientos sociales a la hora de la acción. ¿A qué piensa usted que se debe esto?

JCM: Sale un libro esta semana, por Seix Barral, que se llama “Curso urgente de política para gente decente” donde he intentado explicar estas cosas. Resumiendo diría que el neoliberalismo es una nueva racionalidad.

 Es un sentido común que tiene dos grandes principios que han triunfado, que son el individualismo y la competitividad. 

El individualismo se ha ido construyendo hasta convertirlo en un sentido común a través de la vulgarización de una interpretación biológica del ser humano como un ser egoísta, la construcción de una lectura de la naturaleza como una lucha del fuerte contra los débiles, se ha ido justificando el papel de los ricos como triunfadores y el de los pobres como los perdedores, dándole una estatus casi de naturaleza a ese hecho. 

Al que le va bien es porque se lo merece y al que le va mal también. Ese individualismo al mismo tiempo ha demonizado todo lo público, hasta que la gente ha interiorizado que lo que funciona es lo privado, lo particular, las empresas, que no funciona el estado, no funciona la acción colectiva, no cambia las cosas e incluso es sospechoso. Mientras que lo individual se identifica como aquello que merece éxito. 

En segundo lugar hemos interiorizado también la competitividad, y lo hemos interiorizado a ámbitos individuales donde la gente está encarando su vida como si fuéramos empresarios de nosotros mismos. La gente hace todo tipo de esfuerzos para intentar salir  y encima sin la certeza de que vaya a salir. Este individualismo y competitividad lo que hacen es frenar la acción colectiva y la complementariedad.

Los tres mecanismos que han ido funcionando para lograr esto han sido, en primer lugar, la mercantilización pues hemos mercantilizado prácticamente todos los ámbitos de nuestra existencia. 

Hemos mercantilizado el ocio, los estudios, la amistad, el sexo, la familia, es decir, que de repente, en toda nuestra cotidianidad, prácticamente es imposible pensar ámbitos que no lo estén. De ahí la frase de Jameson de que es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo.

El segundo elemento importante que se ha utilizado para hacer hegemónico este individualismo y esta competitividad ha sido la precarización laboral. La pérdida de derechos laborales nos convierte en luchadores por encontrar un puesto de trabajo que nos lleva a competir con los demás, a estudiar por las noches o a hacer másters.

 Esa visión de empresarios de nosotros mismos que ve a los demás como competidores y no como a gente que nos puede ayudar, lleva a la ciudadanía a una lucha y no deja ver lo evidente : Trabajamos para vivir y no vivimos para trabajar. Pero en el momento en que el trabajo se ha convertido en un bien precario y muy escaso esto se convierte en una lucha de todos contra todos.

Y el tercer elemento de esta lógica es la desconexión. Vivimos en ciudades donde no vemos las causas y los efectos de nada. Consumimos sin saber a dónde van nuestros deshechos, consumimos sin saber de donde vienen los alimentos, el agua o la energía.

 El desarrollo tecnológico urbano permite que nos sintamos autosuficientes y al final, de alguna manera, los demás se convierten en algo que no es muy necesario y eso termina por producirnos aislamiento. 

 Vivimos en sociedades muy fragmentadas, aisladas y competitivas, con la gente muy deprimida, y al final, en este tótum revolútum, la conclusión que tenemos es que los canallas están muy envalentonados mientras que la gente decente anda muy perpleja. 

Porque los canallas saben que si el mundo se ha convertido en un gran supermercado donde todo son mercancías quien no tenga escrúpulos se puede hacer con todo. Mientras que la gente que tiene escrúpulos no quiere convertir a los demás en mercancías y no quiere ser víctima pero tampoco verdugo.

IS: En todas estas características y mecanismos de los que nos habla vemos que están muy encima siempre los medios de comunicación hegemónicos que aplastan a la información alternativa, marginal, periférica o colectiva que se crea desde la población.

JCM: Los medios de comunicación presentan todo esto como natural y la alternativa la presentan como algo inferior, anacrónica, poco preparada, ingenua, en el mejor de los casos bienintencionada pero sin ningún viso de realidad. Los medios de comunicación son a día de hoy el gran constructor de ese sentido común.(...)"            (Juan Carlos Monedero, Attac España, 14/12/2013)

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