"P-Desde el principio de esta crisis nuestro diario ha dicho que
Maidán contenía tres elementos 1) una revuelta popular, 2) un pulso
entre oligarcas y 3) un cambio de régimen auspiciado desde Occidente.
¿Cuál de estos tres elementos le parece más determinante?
Efectivamente los sucesos de Ucrania tienen varios componentes.
Efectivamente los sucesos de Ucrania tienen varios componentes.
El
primero, el componente geopolítico: la confrontación entre Estados
Unidos, Rusia y la Unión Europea, con participación de China, por la
influencia en el espacio postsoviético.
El segundo, el componente
oligárquico: la lucha del gran capital contra la ampliación de los
poderes presidenciales de Viktor Yanukovich.
El tercero, el componente
regional: la aparición espontánea de la protesta social, en especial de
parte de la población de las regiones económicamente débiles del Oeste y
el centro del país.
En cuarto lugar, el intento del espectro
nacionalista ucraniano (los grupos ultraderechistas) por realizar una
“revolución nacional” que con el apoyo de las regiones del Oeste y de
Estados Unidos imponga al Sur y al Este de Ucrania su gobierno, su
lengua, sus héroes y su interpretación de la historia en un espíritu
fuertemente antirruso.
En quinto lugar, el componente liberal: el
intento de las capas medias por reducir el poder del gran capital y la
gran burocracia con los eslóganes de la integración europea, hacer
saltar el régimen de “democracia dirigida” y declarar su emancipación
política.
En sexto lugar, el derribo de los regímenes incómodos para
Occidente mediante la exportación de “revoluciones coloreadas”
utilizando el instrumentarlo acumulado en las experiencias con los
países del tercer mundo y en el espacio postsoviético, creando un “caos
dirigido” mediante la canalización de las energías revolucionarias de
los liberales “pequeño burgueses” de clase media y de los radicales
políticos en una protesta política prolongada y sostenida…
Todos esos
elementos son importantes y no es posible definir uno decisivo, ya que
en las diferentes etapas del proceso unos han tomado la prioridad
relevando a otros.
P-Países como Polonia, que antes no decidían nada en la política
de la Unión Europea, hoy son decisivos y tienen un gran papel. ¿Cómo
explica la mayor beligerancia y agresividad de la política europea hacia
Ucrania y Rusia?
Polonia representa el elemento más fuerte y exitoso de la “nueva Europa” orientada hacia la elite norteamericana y por ello interesada especialmente en la contención de Rusia. A ello se suma que la clase política polaca con su carácter tradicionalmente anti moscovita, mantiene su memoria histórica sobre la especial influencia ejercida por su país en Ucrania así como un miedo ante el rearme del ejército ruso. Además de eso, la particular actividad en el frente oriental a través del programa “Asociación Oriental” permite a Polonia incrementar su peso en la política europea. (...)
Polonia representa el elemento más fuerte y exitoso de la “nueva Europa” orientada hacia la elite norteamericana y por ello interesada especialmente en la contención de Rusia. A ello se suma que la clase política polaca con su carácter tradicionalmente anti moscovita, mantiene su memoria histórica sobre la especial influencia ejercida por su país en Ucrania así como un miedo ante el rearme del ejército ruso. Además de eso, la particular actividad en el frente oriental a través del programa “Asociación Oriental” permite a Polonia incrementar su peso en la política europea. (...)
En estas condiciones, Ucrania ha sido víctima de la fuerte
competencia entre dos proyectos de organizar el espacio postsoviético en
sus relaciones con la Unión Europea. En ello, tanto la UE como Rusia le
exigían que se decidiera o por uno o por otro. Exigiéndole a Ucrania la
firma de su “Asociación Oriental”, Bruselas al mismo tiempo se opuso a
cualquier acercamiento de Ucrania con la Unión Aduanera (con Rusia).
Moscú intentaba atraer a Ucrania a la Unión Aduanera y luego a la Unión
Euroasiática, subrayando que Kíev no podría hacerlo si firmaba el
acuerdo de asociación con la UE…
En la posición de Alemania (pleno
apoyo a Estados Unidos en la cuestión de Crimea), parece haber jugado
un papel importante el miedo de Merkel a que la anexión de Crimea por
Rusia pueda desestabilizar todo el proyecto europeo por mucho tiempo,
contrariando los esfuerzos de Alemania por afirmarse como centro en los
próximos años.
P-¿Entre el centenar de muertos del Maidán, cuantos fueron
policías? Yo tengo once nombres. Los medios de comunicación de Kíev hace
semanas que no mencionan ese dato. ¿Fueron más de once?
Ya el 21 de febrero el Ministerio del Interior ucraniano reconoció la
muerte de 16 agentes. Luego se informó de que algunas personas habían
muerto en los hospitales a consecuencia de las heridas recibidas. La
cifra exacta se desconoce y no se habla de ello porque para el nuevo
gobierno estos muertos no encajan con la mitología de los héroes de la
nueva Ucrania.
Hay que decir que entre los muertos que se añaden a los
manifestantes caídos, hay, por ejemplo, un informático del Partido de
las Regiones (próximo al huido presidente Yanukovich) llamado Vladimir
Zajarov, asfixiado en un edificio incendiado por la protesta y que según
muchos testimonios fue golpeado por los asaltantes.
P-¿Cómo valora el asunto de los francotiradores?
No soy investigador ni experto judicial, pero para responder a esta
cuestión hay que responder en primer lugar a la pregunta de a quién
favoreció aquello. Es evidente que la maximización de las víctimas le
vino bien al Maidán para incrementar la presión de Occidente sobre el
gobierno ucraniano, lograr concesiones del presidente y reconfigurar la
composición del parlamento.
Inmediatamente después de los primeros
muertos en la calle Grushevski, Occidente acusó de la violencia
exclusivamente al gobierno e incrementó su presión. Ya entonces se
expresaron fundadas sospechas de que aquellos tres muertos habían sido
víctimas de provocadores y no de la policía. Los francotiradores son un
medio de maximizar las víctimas.
El 19 de febrero hubo muchas menos que
el día 18, y los francotiradores aparecen el día 20, precisamente cuando
llega la troika de ministros europeos. Por cierto, nadie niega que
dispararon contra ambos bandos. Esta historia debe ser cuidadosamente
investigada, pero parece que ni el nuevo gobierno ni Europa lo desean. (...)
P-¿Qué significa que la Fiscalía General esté en manos de gente
del partido “Svoboda”, o que el jefe del Consejo de Seguridad Nacional
sea un personaje como Andri Parubi? ¿Qué se puede esperar de ellos?
La oposición ha llegado al poder como consecuencia de un golpe de
estado, al que también puede llamarse “revuelta popular”, en cualquier
caso: no mediante elecciones. Por eso inevitablemente se han encontrado
con el problema de tener que controlar todo el sistema de poder del
Estado y neutralizar los restos de influencia de sus adversarios.
El
control de los recursos de fuerza y financieros permite resolver ese
problema y por eso al frente de esos cometidos se ha colocado a personas
seguras en su lealtad a los nuevos dirigentes y que por su ideología no
pueden entrar en componendas con las anteriores autoridades. (...)
P-Putin ha arriesgado mucho con la operación en Crimea. Es
evidente que esa operación no tiene marcha atrás. En cambio sí que tiene
terreno por delante; ¿es imaginable que el ejército ruso entre en el
Este y el Sur de Ucrania, como aventura el vicealmirante Igor Kabanenko?
Teóricamente no puede excluirse una intervención militar rusa en las
regiones del Este y el Sur del país, pero eso solo podría ocurrir en
determinadas circunstancias. En primer lugar si se intenta introducir
tropas ucranianas en Crimea para recuperar el control allá. Creo que la
posibilidad de algo así es mínima pero en ese caso Rusia podría optar
por una intervención en las regiones orientales para apoyar a sus
tropas….
En segundo lugar si en el Este se desencadena una amplia
resistencia ciudadana a las nuevas autoridades de Kíev, y si éstas
intentaran aplastar esa resistencia por la fuerza. En tal caso no puede
descartarse que Rusia decidiera prestar ayuda a los que protestasen.
Para que algo así ocurriera deberían darse unas condiciones que hicieran
evidente para la mayoría de la comunidad internacional que la vida de
las personas corre un grave peligro en esas regiones, lo que, de
momento, me parece poco probable.
P-¿Cómo impedir el conflicto e incluso una guerra civil en Ucrania?
Por desgracia el conflicto ya lo tenemos, aunque de momento ocurra
bajo el formato de “guerra fría”. De lo que se trata ahora es de impedir
su escalada y conversión en una destructiva guerra civil.
Todavía hay
posibilidades para una solución pacífica de la crisis, pero el actual
gobierno está encogiendo dramáticamente el margen de maniobra. No ha
propuesto ningún plan para solucionar los problemas pacíficamente,
limitándose a vanas promesas de ampliar la autonomía de Crimea. Al mismo
tiempo ha reconocido su ausencia de recursos para resolver la situación
por medios de fuerza.
Así que se ha optado por una tercera vía: apelar
en su defensa a jugadores externos, trasladando a esos países la
responsabilidad o por lo menos compartiéndola con ellos…
Así que el
destino de Crimea y la estabilidad de Ucrania dependen ahora de si
Estados Unidos y Rusia se ponen de acuerdo sobre la cuestión ucraniana.
Ese acuerdo es, sin duda, muy importante.
P-¿En qué debería consistir?
Primero en establecer garantías para un estatuto de neutralidad de
Ucrania y su mantenimiento como socio amistoso económico-comercial de
Rusia. Además tendría que brindarse una garantía internacional para la
federalización de Ucrania que incluyera el derecho de las regiones a
elegir a sus gobernadores. Por su parte, Rusia y la UE deberían
comprometerse a renunciar al regreso a tratar a Ucrania bajo el
principio de “o tu o yo”.
Merece especial atención el hecho de que hasta
expertos americanos tan principales como Henry Kissinger o Zbigniew
Brzezinsky, que tradicionalmente defendían posiciones diferentes sobre
las relaciones de Estados Unidos con Rusia, han llegado a la misma
conclusión en cuanto a la solución de la crisis ucraniana y proponen la
“finlandización” de Ucrania.
En este caso eso significa, perseverar en
la orientación europea del país sin convertirse por ello en un país
hostil a Rusia. Las garantías de un estatuto neutral para Ucrania con
mantenimiento de su integridad territorial sería un paso hacia la
solución pacífica de de crisis internacional relacionada con los
acontecimientos de Crimea. (...)
El problema es que en el orden del día ya emerge una crisis interna
ucraniana.(...)
A continuación estaría
bien realizar elecciones parlamentarias. Estoy convencido de que esta
línea es la única para evitar una confrontación que amenaza con sumir a
Ucrania en un cisma. Por desgracia las partes no están demostrando
predisposición a emprender la senda de la solución pacífica.
Unos
quieren una revancha, otros no quieren perder la cara ante tal revancha y
algunos simplemente quieren castigar al adversario. Por todo eso la
situación suscita la mayor de las preocupaciones." (Entrevista con el politólogo ucraniano Mijaíl Pogrebinski, Rafael Poch, La Vanguardia, Rebelión, 17/03/2014)
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