2/4/18

¡Es el plástico, carajo! En el océano Pacífico hay unas 87.000 toneladas de basura... Los plásticos hechos con plantas podrían ser la respuesta al problema del desperdicio mundial...

  "En el océano Pacífico, entre California y Hawái, a cientos de kilómetros de cualquier ciudad grande, flotan en el agua un conjunto de objetos como botellas de plástico, juguetes para niños, aparatos electrónicos descompuestos, redes para pescar abandonadas y millones de fragmentos de desechos… al menos 87.000 toneladas de basura, según reportó un grupo de investigadores.
En los últimos años, esta infame zona se ha conocido como la Gran Mancha de Basura del Pacífico, un remolino marino de desechos donde objetos de la vida cotidiana son depositados por las corrientes. En determinado momento el plástico se desintegra en partículas minúsculas que con frecuencia se comen los peces y que finalmente podrían llegar a nuestra cadena alimenticia.
Un estudio publicado recientemente en la revista Scientific Reports cuantificó la extensión de la mancha de basura: es entre cuatro y dieciséis veces más grande de lo que se pensaba, ocupa un área de aproximadamente cuatro veces el tamaño de California y se calcula que contiene 1,8 billones de pedazos de basura. 

Aunque alguna vez se pensó que se parecía más a una sopa de partículas casi minúsculas de plástico, ahora los científicos piensan que la mayor parte de la basura está formada por piezas más grandes. Además, según dicen, está creciendo “exponencialmente”.
“Es alarmante porque está muy lejos de la tierra continental”, dijo Laurent Lebreton, autor principal del estudio y un oceanógrafo que trabaja en la Ocean Cleanup Foundation, una organización sin fines de lucro que financió el estudio y desarrolla sistemas para eliminar la basura del mar. “No hay nadie cerca y aún así puedes ver objetos comunes, como contenedores y botellas”.
En una palabra: plásticos

A fines del verano de 2015, Lebreton y sus colegas midieron la cantidad de restos de plástico presentes en la mancha recogiéndolos con redes y sobrevolando la zona para tomar fotografías aéreas. Aunque también encontraron vidrio, hule y madera, el 99,9 por ciento de lo que los investigadores sacaron del mar era plástico.
También recuperaron una cantidad apabullante de redes de pesca de plástico abandonadas, dijo Lebreton. Estas “redes fantasma” constituyeron casi la mitad del peso total de los desechos (una explicación es la proximidad de la mancha a zonas de pesca; otra es que el material para pescar se diseña con el fin de ser resistente dentro del mar y permanece intacto durante más tiempo que otros objetos).
“Encontramos unos cuantos objetos inesperados”, dijo Lebreton. “Entre ellos había juguetes de plástico, lo que me parece muy triste, pues algunos pueden provenir del tsunami de Japón”, añadió, en referencia al desastre de 2011 que envió millones de toneladas de escombros al océano.
Los investigadores también pescaron una cubierta de un Game Boy de la época de 1990, cascos de constructor y un asiento de escusado, así como varios objetos con inscripciones en japonés y chino. Otros objetos, dijo Lebreton, tenían “marcas pequeñas de mordidas de peces”.
Algunas tortugas marinas capturadas cerca de la también conocida como Isla de Basura habían comido tanto plástico que representaba cerca de tres cuartos de su dieta, según la fundación.
La mancha de basura no es exactamente una mancha 

Después de su descubrimiento a finales de la década de 1990, la Gran Mancha de Basura del Pacífico tomó una forma parecida a la de una isla en la imaginación popular o incluso de un séptimo continente hecho de basura. Ese mito ha sido desmentido y la mancha se comenzó a comprender más como una región que se ve como el resto del océano a simple vista, pero que está contaminada con diminutas partículas de plástico.
Sin embargo, el nuevo estudio señala que los microplásticos, aunque son un problema, solo representan el ocho por ciento de la masa de la mancha. Hasta ahora se ha usado una red diseñada para recoger partículas pequeñas y por lo tanto, según Lebreton, se ha subestimado la cantidad de trozos más grandes de desechos que flotan en el mar, como botellas, boyas y redes de pesca.
“Creo que la palabra ‘mancha’ es un poco confusa”, dijo Nancy Wallace, directora del Programa de Desechos Marinos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, quien no participó en el estudio. Describirla de esa manera da la impresión incorrecta de que “sería fácil ir y quitarla”.
Quizá aún es tiempo de actuar



La preocupación es que, dentro de unas cuantas décadas, los trozos más grandes de los desechos pudieran descomponerse en microplásticos, que son mucho más difíciles de retirar del océano. “Es como una bomba de tiempo”, dijo Joost Dubois, vocero de la Ocean Cleanup Foundation.
 
La organización sostiene que sería casi imposible retirar el plástico presente en la mancha con métodos tradicionales, como redes atadas a botes. En cambio, el grupo ha desarrollado un sistema mecánico que flota por el agua y concentra los plásticos en áreas más densas, que entonces pueden recogerse usando botes y llevarse a la orilla para reciclaje.
 
La fundación planea lanzar el primero de esos sistemas este verano desde Alameda, California."              ( , New York Times es, 27/03/18) 


"Los plásticos son materiales increíblemente útiles con propiedades extremadamente diversas, que permiten una multitud de aplicaciones diferentes que benefician nuestras vidas.

Botellas y bolsas a un lado, solo en el campo de la medicina, los plásticos se han usado para válvulas cardíacas artificiales, implantes y dispositivos médicos, liberación controlada de medicamentos, superficies especializadas y recubrimientos que repelen el agua, bacterias orgánicas… la lista es interminable.

Pero, con los desechos de plástico marino, que se estiman en 250 millones de toneladas en 2025, los gobiernos de todo el mundo están empezando a pensar cómo superar este problema tan importante.

Una parte fundamental de este problema es que los plásticos no sostenibles y de un solo uso representan hasta el 40% de la producción mundial de plástico. Esto equivale a alrededor de 128 millones de toneladas. La gran mayoría de estos plásticos tienen bajas tasas de reciclaje y no se biodegradan en un lapso de tiempo aceptable: el polipropileno puede demorar milenios en descomponerse adecuadamente.

Peor aún, si estos plásticos acaban en el medio marino, el movimiento del mar junto con la luz del sol pueden hacer que los plásticos se fracturen en pequeñas partículas llamadas “microplásticos”.

Si bien se ha demostrado que la presencia de macro y microplásticos en nuestros océanos tiene un efecto perjudicial sobre la vida marina, el efecto nocivo sobre la salud humana es latente.
A principios de año entró en vigor la prohibición de la producción de cosméticos y productos para el cuidado personal con microesferas de plástico. Aunque siendo realistas, esto solo representa unas 680 toneladas estimadas de microplásticos por año en el Reino Unido.
El problema con los plásticos

Está claro entonces que los desechos de plástico son un problema complicado que abarca la economía, la sostenibilidad, las presiones sociales y la infraestructura de reciclaje en los países desarrollados y en desarrollo.

Pero si bien es ampliamente conocido que los plásticos pueden ser un problema para el medio ambiente, lo que no se conoce con frecuencia es que la persistencia de los plásticos en el medio ambiente está estrechamente relacionada con la forma en que se fabrican.

La gran mayoría de los plásticos se fabrican con materiales a base de aceite, lo que significa que, por su naturaleza química, muchos plásticos no tienen contenido de oxígeno. Esto los hace muy hidrofóbicos (que odian el agua) y, como tal, es muy difícil que las bacterias o enzimas comunes los descompongan si acaban en el medio ambiente.

En las últimas décadas, ha aumentado la conciencia de nuestra dependencia de un suministro limitado de petróleo y esto ha impulsado la investigación de fuentes alternativas y sostenibles de productos químicos.

En particular, el concepto de utilizar materiales biológicos como un recurso en lugar de materiales a base de petróleo realmente ha cobrado impulso. El material biológico sostenible puede ser cosechas de desecho, desechos de madera, desperdicios de alimentos, de hecho, cualquier materia biológica de desecho.

Lo más importante es que estos materiales naturales de base biológica se pueden descomponer fácilmente en bloques de construcción químicos más pequeños, llamados “moléculas de plataforma”, que a su vez pueden usarse para fabricar otros productos químicos útiles, incluidos los plásticos.

Bloques de construcción de la naturaleza

Usando estas moléculas de plataforma, el Centro de Excelencia de Green Chemistry de la Universidad de York, ha estado trabajando con la industria del plástico para crear una nueva generación de poliésteres de base biológica.

A menudo se utilizan para fabricar fibras para prendas de vestir, así como películas y recipientes para líquidos y alimentos. Los materiales resultantes son totalmente a base de plantas, reciclables y, lo que es más importante, completamente biodegradables.
Además de la sostenibilidad, el gran beneficio de usar biomasa como recurso es la gran cantidad de oxígeno que se incorpora a las estructuras químicas de la naturaleza (celulosa, glucosa, etc.)

Al usar materiales biológicos para hacer plásticos de base biológica, el contenido de oxígeno se mantiene en el material. La esperanza es que al tener un alto contenido de oxígeno, los plásticos de base biológica tendrán una biodegradabilidad alta pero controlada. Esto significa que el plástico con base biológica se puede descomponer total y seguramente en materiales de partida benignos.

Pero aunque esta nueva generación de plásticos sostenibles es un gran paso adelante, y un plástico compostable es de gran beneficio, este no es el objetivo final para todos los plásticos de base biológica.

Economía circular

La economía circular se trata de mantener los recursos en un ciclo constante, reutilizarlos y reciclarlos tantas veces como sea posible. Esto ayuda a minimizar el desperdicio y reducir la necesidad de nuevos recursos.

Tratar los residuos plásticos como un recurso más que como un problema es un cambio importante que no debe ocurrir en las próximas décadas. Esto ayudará a preservar nuestros materiales químicos restantes, así como a proteger nuestro medio ambiente.

Los plásticos son una parte fundamental de la sociedad moderna y están aquí para quedarse. En última instancia, la sociedad tiene que alejarse de los productos basados en el petróleo hacia alternativas sustentables de base biológica. Pero independientemente de si un plástico es a base de aceite o de origen vegetal, el mayor impacto que puede tener en el ciclo de vida de un producto de plástico es reutilizarlo y reciclarlo.

Como consumidor, esto significa que tiene la opción y el poder de tener un impacto positivo. Averigüe dónde está su punto de reciclaje de desechos de plástico más cercano y busque promocionar la recolección en el hogar y el reciclaje adecuado de todo tipo de desechos de plástico.

La conversación La próxima vez que use la última salsa de tomate, ayude a preservar nuestros recursos asegurándose de que sus desechos plásticos permanezcan en el ciclo de reciclaje."           (Joaquín Cotta, SalyRoca, 26/03/18)



 "(...) En estos días donde se vuelve a hablar de incineración como método ideal para reciclar y generar energía, cabe recordar que se trata de un elemento derivado del petróleo cuyas consecuencias tras su incineración son tan malas como tras su producción masiva. (...)

Marcelo Bielsa, ex entrenador del Athletic Club Bilbao, solía alentar a sus chicos con frases sacadas de lo más profundo de su ser. Entre sus célebres expresiones, se encontraba la palabra carajo lo que comúnmente utilizaba ante los mortales para hacerles observar evidencias que ellos eran incapaces de percibir a simple vista. 

En estos días donde se vuelve a hablar de incineración como método ideal para reciclar y generar energía, cabe recordar que se trata de un elemento derivado del petróleo cuyas consecuencias tras su incineración son tan malas como tras su producción masiva. Parafrasear e al Gran Marcelo puede ser un buen inicio para este artículo de opinión.

Existen numerosos tipos de plástico que se producen para la sociedad capitalista de modo exponencial (HDPE, PVC, LPE…). EL modelo importa a la hora de contaminar más o menos en su producción pero también en su reciclaje. En el mundo se producen 322 millones de toneladas [1]

La tasa de reciclaje es muy baja y la Unión Europea se ha marcado en sus objetivos que para el año 2030 todo el plástico sea reciclado por consumidores e industrias tras su utilización. La filosofía del usar y tirar queda pues tocada según las nuevas directivas de la Unión Europea.

Y mientras, ¿Qué hacemos para alcanzar estos objetivos? Sin duda la reutilización es un elemento cercano a la gente por su capacidad de simplificar el proceso y de evitar la generación continua de residuos. Este elemento y su implementación dependen de la voluntad, la sensibilización y de la educación.

 Valores todos ellos relativos a una construcción más justa pero poco cercanos a la realidad del día a día. Un ejemplo negativo al respecto son las miles de toneladas que caen al mar en el día a día, produciendo efectos contaminantes graves y daños irreversibles en los ecosistemas marinos.

Además el capitalismo salvaje nos ha llevado al tráfico de basuras y a la creación de las consiguientes redes beneficiarias de la propia destrucción del planeta. Ante esta catástrofe inminente solo vale actuar y hacerlo de un modo radical, aprovechando las propias oportunidades que las directivas de la UE nos brinda.

 Estamos ante un hito similar como el que impulsó el control del uso y el acceso al agua de la ciudadanía promulgada por la ONU el 22-12-1993 a través de la celebración del día mundial del agua.

Eso sí, la reutilización del plástico y la inversión continuada en mejoras en el I+D+I en el mundo del reciclaje, debe ir unida a una política eficiente en el control de los residuos, los vertidos, las emisiones y el uso del agua. No podemos pensar en reciclar más a costa de gastar más agua en los distintos procesos o a través de la generación de más gases que disminuyan nuestra capacidad de control del efecto invernadero.

Volviendo al plástico, nos toca antes de que llegue 2013, poner en marcha medidas efectivas de reutilización y de reciclaje de plásticos. Para ello, es imprescindible, además de la sensibilización, poner en marcha un sistema eficaz de traslado de plásticos y de reciclaje de los mismos.

 Es imprescindible una ley de control de embalajes vasca, que limite la producción y distribución de estos y obligue a las propias empresas que venden productos al consumidor final aquí, hacer uso de plásticos reutilizados en cantidad no inferior al 80%. También se debe penalizar la producción de plásticos intensivos en la utilización de agua corriente, haciéndolos más caros y difíciles de producir.

Además hay que poner un límite claro a la cantidad de plástico que va a incineración, de tal manera que la propia factoría no pueda seguir quemando si rebasa ese límite y tenga que devolver estos residuos a sus dueños originarios. De esta manera además ponemos freno a las emociones de efecto invernadero aportando una micra al proceso de mejora de conservación de nuestra madre tierra.

Penalizar y fomentar debe ser una doble vía que la propia UE impulse y proteja pero sin esperar a ello, desde aquí, también nos podemos poner en marcha y ser pioneros en el reciclaje de plásticos. Al fin y al cabo, ¡Es plástico carajo!"         (Ibon Cabo Itoiz , Rebelión, 29/03/18)

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