"(...) El conflicto entre los insiders y los outsiders
Los lentos mercados de trabajo en Europa y los dañados Estados de Bienestar han acentuado el conflicto insider-outsider, hecho que divide los grupos de votantes clave para el centro-izquierda en muchos países. Los intereses de los insiders, caracterizados por un empleo estable y protegido, chocan con los intereses de los outsiders, que tienden a tener inseguridad laboral y salarios más reducidos.
En el actual contexto de recesión y de políticas del sálvese quien pueda
en relación a la redistribución y a las transferencias sociales, para
los partidos del centro-izquierda es difícil aparecer como partidos
atractivos para ambos grupos.
Como David Rueda y Johannes Lindvall han subrayado, “si ellos (los partidos de centro-izquierda) enfatizan en políticas que benefician a los insiders, están forzando a los outsiders
a dar apoyo a partidos más radicales o a no querer saber nada sobre
política institucional; si proponen políticas que beneficien a los outsiders, corren el riesgo de perder apoyos entre los insiders.”
En otras palabras, si un partido socialdemócrata quiere atraer unos
votantes de clase trabajadora exprimidos, que ahora son más cautelosos
que nunca respecto a la redistribución estatal generosa hacia los
servicios sociales debido a que sus estándares de vida están empeorando,
entonces debe ponerse duro en relación a los conflictos con el otro
grupo de votantes que, en un contexto de apuros económicos, depende más
que nunca de que exista una safety net y de las transferencias
sociales.
En cambio, si defienden un gasto social generoso, se pone en
riesgo relegar al ostracismo esos insiders que sienten que están
trabajando duro pero no recibiendo nada a cambio, mientras por otro lado
provocas ataques de los oponentes en relación al despilfarro de las
políticas de alto gasto y altos impuestos. (...)
En una sociedad mucho más heterogénea, con diversos
grupos de interés, los socialdemócratas se han esforzado en encontrar
puntos de consenso para poder mantener una serie de coaliciones. En este
clima de winners y losers, el apoyo político es cada vez
más condicional y circunstancial. En esta coyuntura es difícil ver el
día en el que los principales partidos de centro-izquierda europeos
puedan otra vez alcanzar el 40% de votos.
El talento
de los políticos del mañana se medirá en función de su habilidad para
expresar narrativas capaces de cerrar algunas de estas divisiones; por
ejemplo, enmarcando un nuevo contrato social entre los abuelos y los
nietos. Serán necesarias coaliciones bien engrasadas con otros partidos y
movimientos.
Y tendrá que venir una nueva serie de medidas de política
económica de la mano de una nueva visión moral de la economía; y rehacer
las instituciones en función de estos trade-offs en un escenario
donde las herramientas de redistribución tradicionales están
restringidas. Las prioridades y sacrificios deben ser aprehendidos con
poco margen para las vacas sagradas. (...)" (Artículo publicado previamente en Policy Network: Europe's welfare and labour market conflicts: A fatal squeeze on the centre-left?, eldiario.es, 02/03/2014)
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