3/4/14

Para los partidos de centro-izquierda se hace cada vez más difícil mantener unos electorados que hoy están fragmentados

"(...) El conflicto entre los insiders y los outsiders

Los lentos mercados de trabajo en Europa y los dañados Estados de Bienestar han acentuado el conflicto insider-outsider, hecho que divide los grupos de votantes clave para el centro-izquierda en muchos países. Los intereses de los insiders, caracterizados por un empleo estable y protegido, chocan con los intereses de los outsiders, que tienden a tener inseguridad laboral y salarios más reducidos.

En el actual contexto de recesión y de políticas del sálvese quien pueda en relación a la redistribución y a las transferencias sociales, para los partidos del centro-izquierda es difícil aparecer como partidos atractivos para ambos grupos.

 Como David Rueda y Johannes Lindvall han subrayado, “si ellos (los partidos de centro-izquierda) enfatizan en políticas que benefician a los insiders, están forzando a los outsiders a dar apoyo a partidos más radicales o a no querer saber nada sobre política institucional; si proponen políticas que beneficien a los outsiders, corren el riesgo de perder apoyos entre los insiders.”

En otras palabras, si un partido socialdemócrata quiere atraer unos votantes de clase trabajadora exprimidos, que ahora son más cautelosos que nunca respecto a la redistribución estatal generosa hacia los servicios sociales debido a que sus estándares de vida están empeorando, entonces debe ponerse duro en relación a los conflictos con el otro grupo de votantes que, en un contexto de apuros económicos, depende más que nunca de que exista una safety net y de las transferencias sociales.

 En cambio, si defienden un gasto social generoso, se pone en riesgo relegar al ostracismo esos insiders que sienten que están trabajando duro pero no recibiendo nada a cambio, mientras por otro lado provocas ataques de los oponentes en relación al despilfarro de las políticas de alto gasto y altos impuestos. (...)

En una sociedad mucho más heterogénea, con diversos grupos de interés, los socialdemócratas se han esforzado en encontrar puntos de consenso para poder mantener una serie de coaliciones. En este clima de winners y losers, el apoyo político es cada vez más condicional y circunstancial. En esta coyuntura es difícil ver el día en el que los principales partidos de centro-izquierda europeos puedan otra vez alcanzar el 40% de votos.

El talento de los políticos del mañana se medirá en función de su habilidad para expresar narrativas capaces de cerrar algunas de estas divisiones; por ejemplo, enmarcando un nuevo contrato social entre los abuelos y los nietos. Serán necesarias coaliciones bien engrasadas con otros partidos y movimientos. 

Y tendrá que venir una nueva serie de medidas de política económica de la mano de una nueva visión moral de la economía; y rehacer las instituciones en función de estos trade-offs en un escenario donde las herramientas de redistribución tradicionales están restringidas. Las prioridades y sacrificios deben ser aprehendidos con poco margen para las vacas sagradas. (...)"        (Artículo publicado previamente en Policy Network: Europe's welfare and labour market conflicts: A fatal squeeze on the centre-left?, eldiario.es, 02/03/2014)

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