"(...) Deangelo Belk, un empleado de 21 años de edad de Wendy que gana $ 7.50 por hora,
t
ambién conoce el dolor de no obtener suficientes horas
para pagar por las cosas que
quiere o que le ayudara a ahorrar lo suficiente para salir de la casa de su madre. Él
trabaja alrededor de 10 horas a la semana y dice que ha sigo ignorado repetidas
veces
ante las demandas de trabajar más tiempo
Ashley Schmidtbauer dijo que su familia “no es indigente, pero algunos meses
deberíamos serlo”. Ella se queda en casa para poder criar a sus hijos y no encuentra
ninguna alternativa fácil. Los ingresos de su marid
o no son suficientes para el cuidado
y la asistencia del día a día familiar. “Para ser honesta, ganamos unos 35.000 $ al
año.
De alguna manera, tenemos que gastar 10.000 $ más de lo que podemos
permitirnos”, cuenta.
“Somos un término medio. No ganamos lo suficiente para vivir
cómodamente, pero no somos lo suficientemente pobres para recibir ayudad sociales
o cualquier asisten
cia. No esperamos limosna. Sólo queremos lo mejor para nuestra
familia.”
Ser pobre significa trabajar sabiendo que sólo mantener el trabajo ya de por sí es
costoso.
Joanne Van Vranken, de 50 años, fue despedida en el 2011. Después de casi dos
años de
desempleo, consiguió un puesto de asistente administrativa temporal, lo que
requiere una persona que se desplace 60 millas para ir y 60 millas para volver todos
los días. El coche de Van Vranken está en desesperada necesidad de reparación,
pero no ha tenid
o en suficiente dinero para arreglarlo en años.
Está preocupada
porqué cree que
su coche va a morir
, lo que la pondría en un verdadero apri
eto
financiero. “Y yo no tengo el dinero para comprar uno nuevo”, cuenta. “Pero tengo que
hacerlo, porque tengo que pagar las cuentas” (...)
Craig Gieseke está en el paro. En casi 60 años, ha pasado 32 años trabajando de
periodista, pero la mayor parte de la década pasada fue por cuenta propia, por lo que
no
tiene derecho a paro. Gieseke no quiere ayuda. Él quiere un trabajo, cogería
cualquier cosa llegado a este punto.
Uno de los posibles empleadores le dice que está
“sobre calificado”
–
un término que él llama un eufemismo de “demasiado viejo”
–
o que él est
aría aburrido haciendo el trabajo requerido.
“Aburrido es estar en tu casa
todo el día porqué no tienes dinero para hacer otra cosa
”, dice.
También significa to
mar decisiones miopes porque los planes a largo plazo parecen
condenados.
Linda Tirado sabe lo que se siente al ser desesperadamente pobre. Ella entiende de
primera mano la mentalidad que lleva a muchas personas en situaciones similares a
gastar dinero en
cosas como los cigarrillos o la comida rápida.
“No vale la pena para mí el vivir una vida sombría, carente de los pequeños placer
es,
para que algún día pueda hacer una sola compra grande. Nunca tendré grandes
placeres a los que aferrarme
”, dijoTirado.
“Hay una cierta atracción a vivir los trozos de
vida que puedas mientras que haya dinero en el bolsillo, porque no importa cuán
resp
onsable seas, puesto que estarás en quiebra en tres días de todos modos.
Cuando nunca tiene suficiente dinero, todo deja de tener sentido”.
Y vivir en constante temor de perder lo poco que tienes en un instante. (...)
Karen
Wall, de 38 años, trabaja como maestra, entrenadora de Cheerleaders y
camarera los fines de semana. Sin embargo, el dinero le es escaso y todo lo que gana
va para mantener su familia a flote y pagar sus deudas de préstamos estudiantiles.
Sus dos hijos tien
en necesidades especiales, por lo que incluso con las múltiples
fuentes de ingresos, Wall sabe que es un desastre que todo recaiga en ella. “Si me
metiera en un accidente de coche, estaría sin hogar”, dice.
Si me despiden de alguno
de mis trabajos , mis hijos van a terminar yendo con hambre” (...)
No hace mucho tiempo, Kathleen Ann tenía una casa, tiempo para disfrutar de las
vacaciones, para gastar dinero y para todo lo que entra en los planes de una persona
con un trabajo en una empresa con un sueldo muy alto. Pero fue despedida a una
realidad donde sólo era posible encontrar empleos ocasionales a tiempo parcial.
Ann
ahora gana menos de 20.000 $ al año, vive en un apartamento y se ha visto forzada a
aceptar que es pobre, que es una “antes solía...”, como ella lo d
escribió. “
Mi condición
de “antes solía” me permite saber perfectamente lo que las corporaciones
estadounidenses, los lobb
ys y los políticos me han arrebatado”
, cuenta (...)
DJ Cook, de 36 años, es un profesor con un máster que vive en un garaje
reconvertido, y se describió a sí mismo como “asfixiado por las deudas de los
estudios”. “
He hecho todo lo que me dijeron que tenía que hacer para llegar al éxito”
,
cuenta, “y estor en un curso de la vida lleno de deudas donde no encuentro
un lugar
para ninguna respuesta previsible”. (...)
Ser pobre significa enfrentarse a la dura realida
d de que, aunque el dinero no puede
comprar la felicidad, es difícil ser feliz sin dinero.
A Bechtol le consume una constante ansiedad por tener suficiente dinero para
mantener a sus dos hijos pequeños. “Voy a la escuela y sólo estoy pagando a mis
padres
250 $ al mes para vivir en su casa y casi que no puedo llegar a eso”, cuenta.
“
Me siento tan abrumado a veces que creo que esto afe
cta a mi crianza, y eso es lo
que más odio. No necesito dinero para ser feliz, pero sí que necesito dinero para
pagar los recursos que necesito para ser feliz”.
Darse cuenta de que sin dinero es difícil satisfacer las necesidades humanas
fundamentales.
Jason Derr, de 37 años de edad, gana 10.75 $ por hora y mantiene a su esposa y su
bebé, deseando que él y su esposa se puedan soc
iabilizar con los pocos amigos que
tienen. Pero la falta de dinero se lo impide. “No podemos darnos el lujo de hacer
nada”, dice. “
Siento que no som
os capaces de participar en la humanidad, que el ser
vivo se basa en unos gastos”.
Del mismo modo, Simon pasa fines de semana completos en casa sin tener ninguna
interacción social. “
Hay fines de semana que me quedo en casa porque si hay una
prioridad entre la comida y salir, la comida siempre acabará ganando
”. Powell agregó
que ella no ve a sus amigos “
en seis meses porque no puedo darme en lujo de salir
con ellos, y todos ellos quieren salir”. (...)
Sarao describió que una vez sufrió una reacción alérgica y que necesitaba
desesperadamente una visita
al hospital, pero que al final decidió que la carga
financiera no le valía la pena. “Me acuerdo de estar fuera de la sala de espera de
urgencias y pensar: “Si no puedo respirar, entro y aguanto el gasto. Pero si puedo
respirar, no entraré y me guardo el di
nero”, recuerda. “He tenido diferentes cortes con
infecciones que he solucionado a base de compresas calientes”. (...)
Beverly Hill, de 60 años, fue despedido de su trabajo a tiempo completo hace
más de
seis años y ha estado buscando activamente empleo desde entonces. Evita los
chequeos de rutina porque no puede pagarlos. Pero la última vez que visitó al médico,
por lo que describe como dolor abdominal insoportable, se encontró con algo más
preocu
pante.
“Él dejó de estar preocupado por mis entrañas cuando se dio cuenta de un latido
irregular en mi corazón”, cuenta. Estuve hospitalizada. Dos días y medio en el hospital
me costaron más de 40.000 $.
Después de abogar por la pobreza y que se
considerara mi caso como de caridad.
El hospital cedió y bajó mi factura a 12.000 $.
Todavía no he podido pagar esto e intento sobrevivir poco a poco”.
Ser un trabajador pobre significa encontrar soluciones creativas para poder comer. (...)
Cory Brooks, estudiante de último año en la Univers
idad George Washington, trabaja
más que a tiempo completo; además de sus estudios y el trabajo apenas tiene
suficiente para comer. “Mis amigos siempre me preguntan cómo me quedo en tan
buena forma, cómo nunca gané el Freshman 15”, dice. Sonríe y se encoge
de
hombros... “
Lo que realmente quiero decirles es que ser demasiado pobre para
comprar alimentos es ideal para mantener el peso”. (...)
También tienes que lidiar con el hecho de que nunca podrás permitirte ser padre.
A los 36 años, al cocinero le
gustaría poder tener hijos algún día. Pero su situación
financiera hace que parezca imposible. “
Poco a poco he empezado a darme cuenta de
que
lo más probable es que nunca vaya a tener hijos, ya que nunca llevaría
intencionadamente a otro niño al mundo para que sufra la pobreza
”, dice. “Una casa y
una familia es una asunto surrealista en este momento”.
Para el jugador de 29 años de edad Powel
l y su prometida, la pobreza ha afectado
también en las discusiones sobre tener hijos. “
Mi novio y yo hemos pateado la idea de
tener hijos duran
te casi el mismo tiempo que llevamos juntos, pero las ganas no son
suficientes frente a la cordura. No podemos tener un niño bajo nuestro cuidado
”, dijo.
“Hace unos ocho meses decidimos parar de pensar en ello de manera definitiva”. (...)"
(Esta es la dolorosa realidad que supone ser un
trabajador pobre en América..., de Nick Wing y Carly Schwartz, Huff Post, en Sin Permiso)
No hay comentarios:
Publicar un comentario