"Ante el vacío intelectual y el escaso soporte empírico de la mayoría de
las teorías macroeconómicas y microeconómicas que están detrás de la
ortodoxia dominante, era necesario construir un paradigma alternativo
que permitiera acercar la ciencia económica a los hechos reales. Ese
antídoto contra el “pensamiento único” que constituye una alternativa coherente a las interpretaciones tradicionales es la Teoría Monetaria Moderna (TMM). (...)
Para poder comprender la Teoría Monetaria
Moderna conviene empezar por refrescar ciertos fundamentos de
contabilidad macroeconómica que aunque parezca mentira la gran mayoría
de los economistas ignoran. Es la única explicación plausible ante
ciertos comentarios carentes de fundamento muy extendidos en los medios
de comunicación convencionales.
La referencia básica para introducir los
fundamentos de la contabilidad de flujos y stocks y los balances y
comportamientos sectoriales es el libro de Randall WrayTeoría Monetaria Moderna, traducido al español por la editorial Lola Books de la obra original en inglés “Modern Money Theory: A Primer on Macroeconomics for Sovereign Monetary Systems”
El déficit de un sector es el superávit de otro
Un principio fundamental de la contabilidad establece que por cada activo financiero existe un pasivo financiero que lo compensa.
Así, por ejemplo, el patrimonio financiero neto de un hogar es igual a
la suma de todos sus activos financieros menos la suma de sus pasivos
financieros. Si es mayor que cero, tendrá un patrimonio financiero neto
positivo.
Para que, por ejemplo, el sector privado acumule patrimonio
financiero neto, éste tiene que tener forma de derechos financieros
sobre otro sector, bien sea el sector público o el sector resto del
mundo. Ello aunque suene a algo elemental, parece que no lo ha sido para
muchos economistas que aún a fecha de hoy no entiendenque el proceso de desapalancamiento del sector privado patrio tras el estallido de la burbuja inmobiliaria requería por definición déficits públicos.
Aunque nuestro sector exterior ha tenido y tiene un comportamiento
formidable desde 1994 no era suficiente para absorber la reducción de
deuda privada.
Vamos a dividir la economía en tres sectores: sector privado nacional, formado por hogares y empresas (financieras y no financieras); sector público nacional que incluye todos los niveles gubernamentales (estado central, comunidades autónomas, ayuntamientos, y seguridad social); y resto del mundo (empresas, hogares y sectores públicos extranjeros).
Hay un principio contable que se cumple siempre: si se suman los déficits en los que incurren uno o más sectores el resultado debe de ser igual a los superávits en los que incurren otro sector o sectores. Siguiendo a Wynne Godley obtenemos la siguiente ecuación:
Balance Privado Doméstico + Balance Público Doméstico + Balance Exterior = 0
Si un sector tiene superávit
presupuestario por lo menos uno de los sectores tiene que incurrir en
déficit presupuestario. En términos de variables stock para que un
sector acumule patrimonio financiero neto al menos uno de los sectores
tiene que aumentar su endeudamiento en la misma proporción. Es imposible
que todos los sectores acumulen patrimonio financiero neto incurriendo
en superávits financieros.
La TMM y los balances sectoriales
No basta con decir que a nivel agregado
el balance privado más el balance público más el balance exterior es
igual a cero. Hay que abordar las relaciones de causalidad. A pesar de
que la economía es una ciencia social (interdependencias, histéresis,
libre albedrío…), sí que podemos establecer conexiones causales entre
flujos y stocks. Veámoslas.
El gasto a nivel individual viene determinado en su mayor parte por los ingresos,
de manera que la relación causal va desde los ingresos a gastos. Además
podemos inferir la dirección causal en la acumulación de patrimonio
financiero individual: es la decisión de gastar incurriendo en déficit
lo que representa la causa inicial de la creación de patrimonio
financiero neto.
Por lo tanto los déficits crean patrimonio financiero.
Ello supone también que a la causalidad va desde la deuda al patrimonio
financiero. Pero como por otro lado la acumulación de un stock de
patrimonio financiero neto es el resultado de un superávit
presupuestario (flujo de ahorro) la causalidad tiende a ir desde el gasto vía déficit al ahorro.
A nivel agregado, sin embargo, ocurre lo contrario: el gasto agregado crea ingresos agregados.
El gasto no se va a ver constreñido por los ingresos ya que hogares,
empresas o estados pueden gastar más de lo que ingresan: cualquiera de
los tres sectores puede incurrir en déficits ya que por lo menos uno de
los otros sectores tendrá superávit.
Sin embargo no es posible a nivel
agregado que el gasto sea diferente a los ingresos ya que la suma de los
balances sectoriales tiene que ser igual a cero. A nivel agregado, por
lo tanto, la causalidad entre ingresos y gastos se produce a la inversa
que a nivel individual.
Finalmente es vital entender que los
déficits de un sector generan los superávits de otro de manera que
cuando un sector incurra en déficit por lo menos uno de los otros tiene
que tener superávit. Dado que la causa inicial del déficit
presupuestario es el deseo de gastar más de lo que se ingresa, la causalidad va desde los déficits hacia los superávits y desde la deuda al patrimonio financiero neto.
Tanto la contabilidad de balances que hemos visto como las relaciones de causalidad se cumplen ya para cada país y para cada monedase cumple la correspondiente ecuación de balance macroeconómica.
A partir de todas estas ideas se puede explicar qué ocurrió en la crisis sistémica de 2007: los déficits presupuestarios del sector públicoson en gran medida no discrecionales, es decir, no son atribuibles a los diferentes paquetes de estímulo fiscal sino a los estabilizadores automáticos. Pero de ello ya hablaremos en otro blog."
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