"Kirsten Gillibrand, senadora por Nueva York, fue la primera en lanzar la
idea durante el pasado mes de marzo, seguida por su homólogo por Nueva
Jersey, Cory Booker, quien hace algo más de una semana apoyó la idea e
incluso presentó un programa piloto que partiría de probar la idea en 15
áreas rurales y urbanas durante tres años.
Por último, quien fue candidato a las
primarias demócratas de cara a las presidenciales de 2016, y también
senador por Vermont, Bernie Sanders, ha indicado hace unos días que se
está preparando para presentar su propio plan. Una iniciativa que, según ha transcendido,
se basaría en garantizar un salario de 15 dólares por hora y cobertura
sanitaria a cada trabajador en sectores como infraestructuras,
educación, cuidados o mejora del medio ambiente.
El hecho de que estas tres figuras tengan
además aspiraciones presidenciales de cara a 2020 y que, de hecho, se
rumoree que serán candidatos en dichas primarias demócratas supone
también que el partido del centroizquierda estadounidense está virando
hacia posiciones políticas y programáticas en favor de un mayor
intervencionismo gubernamental; en gran medida, una ruptura con el rumbo
de las últimas décadas.
La propia Gillibrand apuntó a The Nation que
"después de décadas en las que los intereses corporativos han controlado
la agenda de Washington D.C."; su propuesta partía de la necesidad de
"regresar a una economía que premie a los trabajadores, no sólo a los
accionistas y a los grandes directivos". Una retórica y una dinámica a
la que se han ido sumando candidatos a las legislativas de este año como
Alexandria Ocasio-Cortez quien, también desde el estado de Nueva York,
aspira a llegar al Congreso.
Y es que en el estado de la Gran Manzana la
idea comienza a ser hegemónica contando con manifestaciones de apoyo
incluso en lugares, a priori, tan poco propicios para este tipo de
iniciativas como las páginas de Bloomberg
donde su columnista Noah Smith ha señalado que considera que el trabajo
garantizado podría ser la iniciativa que generase el inicio de una
dinámica positiva para el conjunto de la economía.
Al igual que sucede en el ámbito de los
'think tanks' vinculados a las posiciones progresistas en el país
norteamericano como el Center on Budget and Policy Priorities o el
Center for American Progress que han publicado documentos con sus
propias propuestas y en las que, en el caso de éste último, hablan de un
nuevo "Plan Marshall" o en el del primero, de impulsar la medida a
través de un banco nacional de infraestructuras.
O más recientemente el Levy Institute of Bard
College, que hace semanas publicó un informe que estaría en sintonía
con las líneas maestras avanzadas por Sanders para su inminente
propuesta. No en vano, como han señalado analistas estadounidenses como
el científico de datos Colin McAuliffe,
al margen de sus consecuencias económicas, la propuesta del trabajo
garantizado sería también un activo electoral para los demócratas.
Su principal mérito sería su capacidad de
apelar precisamente al tipo de votantes que el partido del burro ha
tenido dificultades para movilizar en los últimos años; especialmente,
en las presidenciales de 2016 con la dramática derrota de Hillary
Clinton frente a Donald Trump pese a superar a éste en casi tres
millones de votos por las mínimas diferencias que el neoyorquino
consiguió en Michigan, Wisconsin y Pensilvania arrebatándole a la ex
secretaria de Estado los decisivos votos que estos tres estados suponen
en el Colegio Electoral.
Es decir, la propuesta del trabajo
garantizado apelaría directamente a los votantes de menores ingresos a
los que no están llegando los beneficios del crecimiento económico que
ha sucedido a la brutal recesión originada por la crisis financiera.
Además, esta movilización se produciría a través de una nueva
polarización en el electorado que superaría las diferencias de raza en
favor de un perfil de clase.
De esta forma, al tratarse de una propuesta
que beneficiaría tanto a los trabajadores latinos y afroamericanos por
tener una mayor participación laboral en sectores de bajos ingresos o
estar más afectados por el desempleo, como a los votantes blancos
afectados por la desindustrialización; el partido demócrata vería
favorecidas sus posibilidades de rearmar las coaliciones electorales que
históricamente le han llevado a la victoria.
Todo ello con un plan que además estaría en
sintonía con las concepciones e ideas tradicionales del país
norteamericano respecto al trabajo. Y es que ya en 1944,
en el debate del Estado de la Unión Franklin Roosevelt habló de
establecer "el derecho a un trabajo útil y remunerado en industrias,
tiendas, granjas o minas del país". (David Penado, El Boletín, 29/04/18)
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