"En el libro La clase obrera no va al paraíso, de Arantxa Tirado
y Ricardo Romero hacen hincapié en el hecho de que, de forma aparente,
la clase obrera, de un tiempo a esta parte, ha dejado de ser el sujeto
histórico de transformación que había sido antaño.
Al menos esta es la
imagen proyectada por los medios de comunicación e incluso por cierta
élite académica progresista, que parecen haber dado por muerta a esta
clase social, absorbida y reconvertida en una aséptica clase media (...)
Sin embargo, y a pesar de esta entelequia, siguen existiendo obreros y
obreras en el mundo y, por supuesto, en el Estado español. De hecho,
según los datos del último barómetro del CIS, publicado el pasado mes de abril, el 41,1% de la población española forma parte de esta categoría (el
grupo poblacional más numeroso), por lo que, a pesar de los esfuerzos
de algunos para silenciarlos, estamos ante un grupo poblacional cuya voz
es determinante para entender la realidad sociopolítica de nuestro
entorno.
Así pues, saber qué nivel de recursos tienen, qué preocupa o
que piensan estos más de 19 millones de obreros y obreras no es ya una
opción, sino una necesidad para cualquier persona que aspire a entender
qué se cuece en las entrañas de nuestra sociedad (...)
Entrando ya en el análisis de los datos, un primer factor que llama la atención es que el
nivel de estudios alcanzado por la población obrera es sensiblemente
menor al de otras categorías socioeconómicas, especialmente en cuanto a
estudios superiores se refiere.
En este sentido, solamente un
2,2% de los obreros no cualificados y un 4,7% de los obreros
cualificados declara tener estudios superiores (...)
Otro elemento destacable es el hecho de que el paro tiene una presencia mucho más elevada entre los obreros que entre el resto de categorías sociales.
Concretamente, un 28,5% de los obreros no cualificados afirman
encontrarse en situación de paro, una situación que entre los obreros
cualificados alcanza el 20,6%. (...)
Seguramente en consonancia con esta realidad, y también con puestos de trabajo más precarios, la población obrera que trabaja muestra una mayor inseguridad en cuanto al futuro de su trabajo.
Tanto es así que solamente un 29,3% de los obreros no cualificados y un
30,3% de los obreros cualificados responden “nada probable” a la
pregunta sobre la probabilidad de que en los próximos doce meses pierda
su empleo actual. (...)
Finalmente, cabe destacar que alrededor de un 40% de los obreros declara que los ingresos de su hogar no superan los 1.200 euros netos mensuales.
Concretamente, casi la mitad (45,5%) de los obreros no cualificados
afirman encontrarse en hogares de este tipo, una situación que también
declaran casi 2 de cada 5 obreros cualificados (39,3%). (...)
los obreros (cualificados y no cualificados) tienen las
mismas tres principales preocupaciones que las viejas y las nuevas
clases medias (paro, problemas de índole económica y pensiones),
aunque en el caso de las viejas clases medias el orden de los factores
es distinto (problemas de índole económica, pensiones y paro).
Incluso con la clase alta/media-alta comparten la preocupación por el paro y los problemas de índole económica,
pero, por el contrario, el tercer problema principal para los miembros
de este grupo son la corrupción y el fraude, que no aparece entre las
tres principales preocupaciones de los otros grupos.
Ahora bien, a pesar de este “consenso”, los obreros cualificados y no cualificados tienen una preocupación sensiblemente más elevada por el paro (40,2% y 47,8% respectivamente) que el resto de grupos (25%
la clase alta/media-alta, 19,2% las viejas clases medias y 30,9% las
nuevas clases medias), algo coherente con la mayor prevalencia de esta
situación en este grupo poblacional, lo que hemos comentado en párrafos
anteriores.
En el resto de temas, su nivel de preocupación no difiere de
forma destacable con el resto de grupos.
Finalmente, los
obreros no cualificados tienden a ser ligeramente menos felices que el
conjunto de la población, a la vez que los obreros cualificados superan a
las viejas clases medias en felicidad. (...)
Más de izquierdas, más del PSOE que de Podemos, y menos participativos
(...) Así pues, como primer elemento podemos afirmar que la población
obrera está más a la izquierda tanto en relación con la población en
general como en relación con los otros grupos establecidos por el CIS.
Concretamente, a la pregunta de autoubicación en el eje
izquierda-derecha (donde 1 es izquierda y 10 derecha), y descontando a
aquellos que responden “no sabe” o “no contesta”, encontramos que un 78%
de los obreros cualificados y un 77,3% de los obreros no cualificados
se sitúan en una escala del 1 al 5, porcentajes sensiblemente más
elevados que en el conjunto de la población (...)
De forma coherente, estas tendencias tienen su traslación en el voto. De
nuevo, y si consideramos partidos de izquierdas a PSOE, Unidos Podemos y
confluencias, ERC y EH Bildu, y partidos de derechas a PP, Ciudadanos,
PDeCAT, PNV y Coalición Canaria, observamos que los partidos progresistas cosechan mayor porcentaje de voto entre la población obrera que los partidos de derechas.
Así, las izquierdas atraen (en voto más simpatía) al 39,5% de los
obreros cualificados y a un 33,2% de los obreros no cualificados,
sensiblemente más que los partidos de derechas (27,5% y 27,2%
respectivamente).
(...) los obreros son claramente más abstencionistas que los otros grupos y que la población en general.
Así, un 29,1% de los obreros no cualificados y un 24% de los obreros
cualificados afirmaba que no iría a votar a unas elecciones generales,
cuando este porcentaje sólo llegaba al 20,8% de la población en general (...)
A modo de conclusión, si este artículo ha
decidido centrarse en analizar el perfil sociopolítico de los obreros y
obreras en el Estado español (con todas las limitaciones de método y
espacio que arrastra) es porque pretende llamar la atención sobre un
grupo poblacional que, tal como indicábamos al principio, aparece
constantemente desplazado de la imagen y de los debates que diariamente
transmite el conglomerado financiero-mediático que marca las líneas de
discusión política en el Estado español.
Aun así la realidad es tozuda, y
a pesar de su invisibilidad, a pesar del poco interés que despiertan
entre aquellos que opinan cada día sobre política, economía y sociedad,
los obreros y las obreras están allí, participando del presente y del
futuro de su comunidad.
Tienen, pues, que ser reivindicados como sujeto
político, ya que sus opiniones y su voto son determinantes, y seguirán
ahí aunque algunos se empeñen en ignorarlos. Conocerlos, por lo tanto,
no es una opción, sino una necesidad."
(
, Politólogo, Universidad Pompeu Fabra, Cuarto Poder, 25/06/18)
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