"(...) — En el libro habla de la
ideología. Un aglutinante importantísimo para organizar la sociedad y
las cabezas en el S.XIX y XX. ¿Qué rasgos destacaría de la ideología
hoy?
— Hay una ideología dominante que tiene rasgos que no
parecen ideológicos, te lleva a ser una persona conectada con los
tiempos, es decir, saber situarse en los entornos laborales correctos.
Por otro lado, hay una incitación a acoger elementos modernos como tener
una buena apariencia física incluso teniendo muchos años, tener una
actitud positiva, pensar que los tiempos pueden ser difíciles pero
saldremos bien de todo.
Hay muchos elementos de juego que se ve en los
concursos televisivos populares. Todos estos elementos los hemos asumido
de una forma común.
Por otro lado, en el tema económico, elementos
ultraortodoxos de la economía neoliberal han impregnado la gestión de
las empresas, los estados, instituciones internacionales… Si sumamos
esas dos cosas principales, podríamos obtener la ideología dominante de
hoy.
— Además, en el libro habla de
la importancia de la tecnología para percibir el mundo y situarnos en
él. El libro se publicó antes de las elecciones andaluzas, de la
irrupción de Vox en las instituciones. Vox ha apelado, de alguna manera,
a un sector de población que se podría calificar de provincias, quizás
alejado de la revolución tecnológica, pero por otro lado las redes
sociales y Whatsapp han jugado un papel fundamental en su campaña. ¿Cómo
valora esto?
— Hay una situación muy contradictoria. Una idea muy
dominante en los sectores progresistas cercanos a los partidos viejos
socialdemócratas e, incluso, al centro de Macron, pero también en
algunos sectores de la izquierda más allá del PSOE que es que la brecha
tecnológica decide la posición política. Si vives en entornos urbanos,
conectados, joven, serás progresista; si vives en un entorno rural,
serás conservador.
Creo que es una idea falsa. Situar a los votantes de
derechas entre los viejos no tecnológicos, gente atrasada y
enfadada,mientras la gente que vota progresista es moderna, actualizada y
tiene una mentalidad más abierta es parte de la ideología también de
nuestra época y, además, no responde a la realidad.
En segundo lugar, la tecnología juega un papel muy
importante en la difusión de noticias, falsas y no falsas. El mayor
canal de difusión de noticias es Google, que se permite rentabilizar
nuestras noticias, y Facebook. Después de eso, está todo lo que se
difunde por Whatsapp. Todo esto pertenece a Facebook. Hay unos nuevos
mediadores que tienen un papel esencial a la hora de difundir las
noticias que llegan a la gente.
No podemos olvidar eso a la hora de
entender el nuevo panorama político porque, si nos fijamos desde el
Brexit hasta la victoria de Trump, la gran mayoría de los medios estaban
a favor de posturas progresistas, pero el resultado fue que ganaron el
Brexit y Trump. Esto es así porque tenían otros canales de comunicación
que, además, tendían a alejar a la gente de los canales oficiales.
Andalucía juega un papel con sus especificidades. No
podemos olvidar que el PSOE llevaba 40 años en el poder, que hay unas
zonas con una emergencia de población, con una derecha que lleva mucho
tiempo perdiendo y puede adoptar factores más fuertes. Whatsapp no tiene
la culpa de lo que los progresistas han hecho mal. La gente no es tonta
y fácil de engañar, me parece una explicación fácil. (...)
— Monereo,
Anguita e Illueca escribieron un famoso artículo en cuartopoder.es,
‘¿Fascismo en Italia? Decreto Dignidad’. Proponían una mayor soberanía
nacional frente a la Unión Europea y sus poderes que no han sido
elegidos democráticamente. ¿Cree que van por ahí los tiros?
— Me sorprendió el nivel de hostilidad de la
izquierda a las tesis de Monereo, Illueca y Anguita, también a las tesis
de Daniel Bernabé. Me sorprendió hasta cierto punto. Había llegado una
nueva izquierda que creía que iba a tener más recorrido y opciones de
gobierno y cuando se han dado cuenta de que no va a ser así, de que está
más cerca de la desaparición que del gobierno, rechazan a quien pone en
cuestión sus posiciones.
Sobre la postura de los tres autores, tenemos que
entender dos aspectos. El primero, la configuración del mundo, tal y
como está ahora, hay zonas geográficas a las que le viene bastante mal y
España es una de ellas. Por otro lado, también hay capas sociales a las
que le viene bastante mal, el 80% de la población española.
La UE está
organizada de tal manera que Alemania marca la pauta y está supeditada a
sus intereses. La UE tiene unas deficiencias enormes de poner límites a
los fondos de inversión y grandes tecnológicas que están captando
recursos de las sociedades del continente. Uno no puede pensar que esta
UE tenga validez.
La segunda parte. En un contexto como el actual,
geopolítico, el mapa del mundo establecido tras la caída del mundo ha
cambiado enormemente. Hay dos potencias, una económica, Estados Unidos, y
otra emergente, China. Están en guerra comercial y en plena
competición. Europa está saliendo perdiendo y va a perder más todavía.
En ese sentido, haciendo la batalla por nuestra cuenta no es posible.
Necesitamos aliados porque España no tiene nada de los esencial, ni
energía, ni capital, ni armas, ni tecnología. Pensar en una opción
soberana que vaya por sí misma es irreal. El problema es con qué socios o
a quién nos vamos a subordinar para que vaya bien.
Mi posición es que una Europa fuerte, que ejerciera
como tercera potencia mundial, sería favorable para pelear en este
contexto geopolítico. Desde luego, no tendría que ser esta UE. Una
coalición europea sería de las mejores condiciones para España. (...)"
(Entrevista a Esteban Hernández, periodista en El Confidencial, es
jefe de Alma, Corazón y Vida, la sección que analiza los cambios
socioeconómicos que se están produciendo, recientemente ha publicado en
Akal El tiempo pervertido, Sato Díaz, Cuarto Poder, 27/12/18)
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