29/10/21

Cualquier sistema económico requiere trabajo para producir los bienes y servicios para la población; un mecanismo puramente voluntario -como el propuesto por los defensores de la renta Básica Universal- no aseguran que esos bienes y servicios se produzcan

Agustin MARIO @agu_mario

 La semana pasada participé del evento “Transferencias universales de ingreso en Argentina. Alternativas de financiamiento”, invitado por la Red Iberoamericana para el Estudio de Transferencias de Ingresos (RIETI) (gracias @Fagaitan y @ecres70 por el contacto), junto a @Lozano_Claudio y @ItaiHagman, con comentarios de @AnaRameri

A continuación algunas reflexiones. La buena noticia es que no necesitamos a Robin Hood; operativamente podemos implementar una garantía de ingresos (UBI) y/o de empleo (JG) mañana mismo, independientemente de la

(o la colocación de bonos). La discusión debe basarse en sus efectos económicos y no en sí aumentan/disminuyen el déficit. En el debate UBI vs. JG hay un punto de partida común: las economías monetarias (o sea, todas las relevantes) no aseguran ingresos a quienes viven en ellas

El mercado no resuelve esta “inseguridad de ingresos”; la política pública debe hacerlo. Hasta ahí llegan las coincidencias, pues las causas del problema y, por lo tanto, las soluciones propuestas son bien distintas. Los defensores del UBI argumentan que el empleo es un recurso

-cualquier reminiscencia con el diagnóstico y las propuestas de la izquierda en Argentina de “repartir las horas de trabajo” no es casualidad- y, como tal, brinda a sus poseedores una renta de monopolio. La solución consiste, por tanto, en cobrar un impuesto a esta renta con el

que “financiar” la UBI. Se trataría, entonces, de desacoplar el ingreso del trabajo (desmercantilizar el trabajo), garantizando un ingreso monetario sin obligación de trabajar (exit option/libertad de decir no). La crítica a la propuesta de UBI no es moral/ética sino económica

(el problema no es que las personas no merezcan un ingreso -o que los surfistas no deban/merezcan ser alimentados-). Es evidente que los bienes y servicios que el ingreso monetario pretende comprar deben producirse. Pero, si todos dicen “no”/ejercitan su “exit option”, esos

esos bienes y servicios no serán producidos; la unidad monetaria no tendrá poder de compra/valor. Aunque para muchos de sus defensores, la reducción en la participación laboral es vista como una consecuencia deseable del UBI -esta es la (no) solución del UBI para el desempleo-,

El JG reconoce que el desempleo se origina en los ingresos no gastados -y no en el cambio técnico-. Pero además los empleadores contratan a quienes ya están ocupados (en Argentina, alrededor del 70% de quienes tienen un empleo nuevo

ya estaban ocupados un año atrás). Es decir que los desempleados no funcionan, en la práctica, como ejército de reserva/estabilizador automático. Incrementando la empleabilidad de los trabajadores -y, claro, el gasto público-, el JG promovería la transición de los trabajadores

El programa puede descentralizarse de modo que sean organizaciones sin fines de lucro las que lo ejecuten (con el gobierno central proveyendo el financiamiento). Las actividades del programa pueden

ampliar lo que entendemos por trabajo, remunerando tareas no reconocidas por el mercado (cuidado, etc.). Las condiciones laborales del programa constituirían un mínimo efectivo para el resto de la economía y, por lo tanto, un mecanismo superior para combatir la informalidad

-recordemos que, con desempleo, el salario mínimo efectivo es cero-. El planteo de trabajo productivo vs. tiempo libre es una falsa dicotomía: probablemente el propio Minsky no hubiera desarrollado la idea de ELR de no haber trabajado él mismo en un programa de empleo en el

marco del New Deal; Freud y Picasso, que fueron mencionados en el evento, tenían posiciones interesantes sobre el tema.

Claro que “enviar cheques” -la propuesta del UBI- es administrativamente más sencillo aunque, como vimos, tiene otros problemas fundamentales. En cualquier caso, JG y UBI “parcial” son complementarias: un ingreso básico es necesario para los que no pueden/deben trabajar.

Además, como sostiene @SMiltim, el estado suele proveer una renta básica en especie al proveer salud, educación,etc. Si bien debe complementarse con otras políticas, el JG constituye una mejora respecto de la situación actual, especialmente para los desempleados.

Cualquier sistema económico requiere trabajo para producir los bienes y servicios para la población; un mecanismo puramente voluntario -como el propuesto por los defensores del UBI- no aseguran que esos bienes y servicios se produzcan. Esto no tiene que ver con una moral de clase o algún mandato bíblico.

Todavía no encontré una buena razón -aunque estoy dispuesto a escuchar- para elegir mantener un ejército de desempleados en lugar de crear uno de empleados ampliando la oferta de bienes y servicios públicos.

2:47 p. m. · 7 jun. 2021
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