19/1/22

“No se puede hablar de cambio de modelo en la ganadería intensiva si no hay una alternativa sólida y verosímil para los campesinos”... cuando se apuesta para fortalecer la ganadería y la industria local, la riqueza que queda es de lejos muy superior. Esto es lo que sirve para luchar contra el despoblamiento rural... en las sociedades ricas, sobre todo en las capas más acomodadas, hay un consumo y derroche brutal de carne, igual que pasa con otros recursos. Es esta franja de población, la más rica, la que tiene que reducir su consumo. Este decrecimiento tiene que ir acompañado de un cambio en el origen de la proteína animal que consumimos, puesto que es toda la industria globalizada la que genera gases de efecto invernadero con todo el transporte de materias primas, animales vivos y la carne... lo que hace falta es poner el foco en la industria globalizada responsable de las emisiones

"Desde el año 2016, Pino Delàs (Barcelona, 1977) es una de las personas al frente de Llavora, una granja de cerdos ecológicos situada en Ventalló (el Alt Empordà) donde se crían 600 cerdos al año que se sacrifican en un matadero municipal de pequeña capacidad. Los productos que se derivan se elaboran en un obrador artesanal, “todo en un radio de cinco kilómetros”. Decidió emprender este proyecto después de trabajar siete años como técnico del sindicato Unión de Campesinos, donde empezó a tener contacto con la actividad agraria. Hablamos con él de la polémica alrededor de las palabras del ministro de Consumo español Alberto Garzón (Unidas Podemos) sobre las macrogranjas, pero también de las empresas integradoras que dominan el mercado de la carne en el Estado y el papel de la extrema derecha en todo el debate.

Como productor cárnico, piensas que es importante reducir el consumo para hacer frente al cambio climático?

Es relevante, pero no solo a escala individual, sino a escala colectiva, prácticamente planetaria, y especialmente en los países ricos. En buena parte del mundo la proteína animal es escasa, por debajo de las necesidades nutritivas, en cambio, en las sociedades ricas, sobre todo en las capas más acomodadas, hay un consumo y derroche brutal de carne, igual que pasa con otros recursos. Es esta franja de población, la más rica, la que tiene que reducir su consumo. Este decrecimiento tiene que ir acompañado de un cambio en el origen de la proteína animal que consumimos, puesto que es toda la industria globalizada la que genera gases de efecto invernadero con todo el transporte de materias primas, animales vivos y la carne procedente de los mataderos. El consumo de carne no se tiene que reducir solo en el Estado español, como comentaba el ministro el pasado julio, lo que hace falta es poner el foco en la industria globalizada responsable de las emisiones.

Cuáles son los otros precios que tenemos que pagar para consumir carne barata?

La carne es barata si pensamos en el precio que pagamos para comprarla al supermercado. Pero, en cambio, es carísima si se tienen en cuenta factores ambientales y sociales. La gran industria global no asume unos costes que son los que dejan de asumir el conjunto de las grandes empresas multinacionales: dependen de una energía barata, que ha acabado con las reservas de combustibles fósiles, y están basadas en un modelo extractivista que deja muy poca riqueza en el territorio donde actúan. La tasa de beneficios de estas empresas es muy importante, porque se aprovechan de las plusvalías que genera el trabajo agrario y, por lo tanto, lo que se paga a la gente que hace el trabajo es poco.

Qué piensas que hay detrás de las críticas de la derecha y la extrema derecha a las declaraciones del ministro?

Se trata de oportunismo político, a dos niveles. Garzón sabe mucho más sobre el tema que el que dice saber y tiene un papel de paracaidista: en vez de trabajar con el sector, conjuntamente con la realidad social del campo, ha preferido hacer desde el despacho porque ha pensado que desde allá se podría solucionar ve a saber qué. Como que hace de paracaidista, después llega la infantería de la derecha y aprovecha las fumaradas que suelta el ministro. Los efectos en la realidad política del mundo rural, que es bastante relevante en la configuración del mapa político del Estado español, pueden ser peligrosos. La extrema derecha aprovecha este conflicto para generar desafección hacia el gobierno y capitalizarlo cuando llegan las elecciones. Son los falsos defensores del campo, porque a la práctica legislativa la derecha y la extrema derecha acaban defendiendo los intereses de la gran industria ante los del campesinado y los pequeños productores.

El 50% de la carne que se produce en el Estado español está destinada a la exportación. Hay una burbuja cárnica basada en estas exportaciones?

Ahora mismo el sector del cerdo está muy tensado. Han subido los costes de los combustibles fósiles de los cuales dependen y, por lo tanto, han subido los costes del transporte y de las materias primas con las cuales se trabaja cuando se fabrica la alimentación del ganado. Además, los mercados que han absorbido esta superproducción de carne están saturados. La industria se encuentra en un momento con costes de producción altos y precios bajos. Es una contradicción estructural, puesto que la escasez de combustible será una constante en los próximos años y la saturación de los mercados, al menos por parte de ellos, podría continuar en el futuro. Con estos condicionantes, podríamos ver el estallido de esta burbuja cárnica.

La ganadería es un sector que está muy afectado por los procesos de integración vertical, donde grandes empresas alcanzan todo el proceso de producción de la carne desde la cría hasta el producto final, pasando por el transporte y la producción de pienso. Que supone este modelo a escala social y medioambiental?

Cuando las políticas públicas no han apoyado a un modelo productivo atomizado, partidario de la explotación familiar o la pequeña explotación agraria, integrado con el pequeño tejido industrial local y que fuera capaz de construir una comunidad agroalimentaria, se ha empujado a todos los profesionales agrarios a integrarse verticalmente y han ido ganando poder las estructuras empresariales más gordas. Esto quiere decir que tenemos un sector primario donde la ganadería intensiva ha ido ganando peso específico como fuente de renta de muchas explotaciones agrarias, muchas veces sin otras alternativas a la vista, puesto que el crecimiento de la industria ha fomentado la desaparición de un ecosistema de pequeñas y medianas empresas que construían un mercado local, y ha generado un monocultivo de la carne. Esto es crítico para el sector agrario, porque hay muchas explotaciones que si no ven una alternativa rentable, pueden llegar a desaparecer si entra en crisis el modelo de industria integrada actual. Es lo que vemos ahora con el mercado de la leche. Durante muchos años se ha apostado por la gran industria de los lácticos, que tenía un papel de dominio brutal, y ahora ha dejado expuestas las explotaciones catalanas y han tenido que cerrar una detrás la otra. Si ahora entra en crisis el sector cárnico, ve a saber qué veremos. Lo que seguro que vemos es una lucha entre integradora e integrados en los próximos años.

Hasta qué punto son importantes los pequeños productores en el modelo de ganadería intensiva?

Cuál es la relevancia de los obreros en una fábrica? Toda, sin el trabajo no hay producción. La relevancia de los pequeños productores es crucial: sin pequeños productores no hay industria cárnica, al menos en Cataluña, puesto que los engordes están muy atomizados, a pesar de que se encuentran concentrados en zonas concretas. No solo el trabajo que hacen a las granjas, sino también todo el trabajo de gestión de las deyecciones ganaderas. Y es un aspecto clave actualmente, ahora que vemos que los fertilizantes se encarecen las deyecciones podrían ganar valor y, quizás serán, eventualmente, objeto de disputa entre la integradora y el campesinado.

Quién se enriquece con este modelo?

Te pondré el ejemplo de Llavora. Antes de reconvertirnos en una explotación ecológica, teníamos 700 cerdos de engorde (unos 1.800 cerdos al año, puesto que se hacen dos engordadas y media al año). Ahora, habiendo reconvertido la granja a un ciclo cerrado de unas cuarenta cerdas, producimos unos 600 cerdos anualmente. Esto quiere decir que hemos dividido por tres la producción. Cuando funcionábamos integradamente, con 1.800 cerdos cada año, no generábamos ni medio empleo directo. Ahora, con solo 600, estamos generando 1,75 empleos. Los empleos indirectos también han variado mucho, porque antes estaban relacionados con la integradora, no llegaría ni a medio empleo. En cambio, en el modelo actual, generamos relaciones laborales con campesinos de la zona, con el molinero que hace el pienso, con el matadero que mata los animales o el obrador que trabaja con nuestra carne. No hay duda que la gran empresa que viene aquí da trabajo a los campesinos y una renta relevante por ellos. Este hecho no se puede ningunear, porque no se puede hablar de cambio de modelo si no hay una alternativa sólida y verosímil para los campesinos. Y lo cierto es que cuando se apuesta para fortalecer la ganadería y la industria local, la riqueza que queda es de lejos muy superior. Esto es lo que sirve para luchar contra el despoblamiento rural, del cual habla tanto el ministro. La agroindustria no es responsable del despoblamiento, pero tampoco es la solución."

(Entrevista a Pino Delàs, productor de cerdo ecológico, Maties Lorente, VientoSur, 17/01/22)

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