12/5/09

Feminismo individualista

"Esta afirmación que de lo íntimo va a lo público, tiene sus riesgos y sus perversiones, que en la reivindicación de lo originario femenino ha encontrado su ilustración en Zonas húmedas, el libro de la ex presentadora de la televisión alemana, Charlotte Roche, del que sólo en Alemania ha vendido ya más de un millón de ejemplares. Se trata de una mostrenca aplicación pornofecal de la exploración de la intimidad de la mujer, que, según declara la propia autora, tiene en las hemorroides y en las pústulas anales de las adolescentes su desencadenante más eficaz. A partir de ahí, se inicia una penosa competición entre lo mórbido y lo repugnante, a golpe de chistes de estudiantes de proctología -el relato está localizado en un hospital- y de lamentables provocaciones del ejercicio de sexo-pipí-caca, sobre cómo fabricarse cócteles con excrementos y orina, cómo perfumarse con sus secreciones vaginales, o comerse las bolitas fabricadas con flemas y mucosidades, coleccionar el comedón de sus amigas, intercambiar las compresas higiénicas con sus compañeras y así un vasto repertorio de ingenuidades nauseabundas con las que Roche quiere liberar a Hélène Memel, su protagonista, de la sumisión a los últimos tabúes impuestos por la sociedad masculina: el credo de la pulcritud y de la higiene, las pautas de la moda, en el vestir y en el hacer, esa silueta filiforme, esos modos sumisamente neutros que difunden las revistas femeninas.

Todas ellas condiciones imperativas para que las mujeres superen sus relaciones perturbadas con sus cuerpos y alcancen gracias al dominio directo y exhaustivo de su intimidad, la plenitud de su ser femenino. Una vez más, la apoteosis de la soberanía del yo, esta vez femenino, olvidando todos los condicionantes a que estamos sometidos los seres humanos, y que hacen que la libertad sea siempre la práctica de la necesidad. No hace falta ser súbdito de la sociología para aceptar que el yo es en buena medida un producto social y que el repertorio de los posibles personales es necesariamente función del conjunto de determinaciones objetivadas que estructuran cada contexto.

Lo que implica no sólo una fuerte limitación del número de esos posibles, sino un inescapable condicionamiento de su contenido y modalidades, que se traduce en una fuerte homogeneización del resultado, en una banalización reiterativa y uniformizadora de las aspiraciones a la diferencia. Todos los estudios empíricos sobre los modos de vida nos confirman que las múltiples posibilidades que inaugura la sociedad de consumo se contraen a unos cuantos pocos usos encardinados desde los imperativos del mercado. Con lo que la intimidad que se nos aparece como la expresión más acabada de lo propio, como la huella más inconfundible de lo irreductiblemente subjetivo, es lo más contaminado, lo más afectado por determinaciones exteriores masivas, consecuencia, por una parte, del repertorio extremadamente limitado de las posibilidades humanas; y por otra, de la estructura absolutamente dominante de la oferta real, organizada por las imposiciones estrictamente mercantiles." (JOSÉ VIDAL-BENEYTO: Intimidad de masa y regresión europea. El País, ed. Galicia, , 11/05/2009, p. )


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