8/5/10

La identidad europea tiene su origen en Auschwitz

"Tras el Holocausto, los europeos reflexivos perdieron la confianza en sí mismos y en las ventajas de las ideologías y de la innovación tecnológica. A principios del siglo anterior, ese progreso que llenaba a los europeos de tanta esperanza por un futuro mejor no pudo impedir la masacre de los pueblos. Peor aún, ese mismo progreso, cuyos símbolos eran el ferrocarril, los aviones, las fábricas y la vida en sociedad, hizo posible el asesinato masivo organizado. En ninguna parte se sintió con mayor fuerza la desilusión sobre la autodestrucción del progreso como en Europa.

Ocurre también lo contrario, es decir, que ningún continente se ha purificado tanto con su pasado sombrío. Con la Segunda Guerra Mundial se dieron las condiciones para la unificación europea y la pacificación de las naciones belicosas. El auténtico milagro alemán no es tanto la rápida reconstrucción del país tras su devastación, sino la purificación moral. Desde hacía siglos, Alemania, Estado unitario desde 1871, era una fuente de agitación y de guerra. Actualmente es el pilar de una Europa pacífica y próspera.

Precisamente el Holocausto, al ser un determinante clave en la identidad europea, contribuye a establecer la diferencia de mentalidad entre Europa y otras partes del mundo. El significado que tiene el Holocausto para los europeos no es universal, como ocurre con la relación desenvuelta del mundo árabe con respecto a este tema. Sesenta y cinco años después de la Segunda Guerra Mundial, la masacre de los judíos representa el fondo del abismo incuestionable de la historia europea, la referencia colectiva de los antiguos culpables y las antiguas víctimas. Al mismo tiempo, constituye un foso profundo entre los europeos y aquellos para los que el Holocausto no tiene este profundo significado." (Presseurop, 07/05/2010, citando a De Volkskrant Amsterdam

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