24/2/11

"La música es filosofía y deporte"

"P. Abrió la temporada de La Scala con Wagner. Y le defendió, una vez más, pese al rechazo que genera en Israel...

R. Wagner fue usado por los nazis como un profeta. Pero hay gente que dice que le odia sin haber oído una nota. Es el problema que existe entre los hechos y la percepción. Fue un genio y un gran compositor abusado por lo que decía.

P. ¿Se puede separar la ética y la estética del creador?

R. No se debería. Pero la música tiene un lado magnífico que permite olvidar muchas cosas. Una bestia como Hitler se emocionaba bañado en lágrimas con el Lohengrin en Bayreuth. ¿Cómo alguien con esa sensibilidad puede tener la crueldad de matar a tanta gente? La única forma de combatir esto es con más educación musical.

¿Cómo se va a entender el asunto de la ética y la estética sin el menor contacto con ella? Parece que la música esté fuera de la existencia, cuando es todo lo contrario: es una expresión del alma humana. Y además, es algo físico. La música es como hacer filosofía y deporte al mismo tiempo.

Recortes económicos como los de Italia vienen porque la cultura no es importante para un número suficiente de ciudadanos. Sería más económico invertir en educación que tener que pagar millones para subvencionar teatros y orquestas.

P. ¿Por esa falta de educación musical no existen orquestas de primer nivel en España?

R. No conozco bien las orquestas españolas. Pero le puedo decir que Europa está llena de músicos españoles de primerísimo nivel. A esos hay que traerlos aquí.

P. ¿Qué lugar ocupa la música en la cultura hoy?

R. Es una torre de marfil.

P. ¿Por qué? No hace tanto que la música ocupaba el centro de la revolución cultural.

R. Se olvidaron de educar a la gente.

P. ¿No será que el discurso musical ha perdido la capacidad de hablar del presente?

R. Yo toqué el domingo un recital todo de Schubert, sonatas de 1826 y 1828, el año en que murió. ¡Pero son contemporáneas! La música solo existe en el momento en que se ejecuta y se oye. La gente no vivió el concierto como un acto del pasado, sino como algo que tiene lugar en el presente. Y eso es lo más importante.

El ser humano ha hecho que el mundo cambie, pero él no ha cambiado. Hay gente curiosa, gente inteligente, gente estúpida, gente que ama, otra celosa... Lo que ha cambiado es el ambiente y el mundo exterior. Pero es un círculo: si hubiese más educación, no se habría perdido el contacto entre la música que se escribe hoy y el público.

Y la prueba es que muchos intérpretes que viajan en avión y tienen todo a disposición, viven en el mundo artístico que terminó hace 100 años.

P. La media de edad de los asistentes a conciertos y óperas es de 49 años. Debería bajar.

R. Siempre ha existido ese problema. Yo toqué mi primer concierto en agosto del 1950, y el público ya era así. Si queremos ver más gente joven tenemos que dar el paso y no esperar a que el otro venga a ti.

P. El domingo, en Madrid, actuó como solista. ¿Qué diferencia hay con dirigir a una orquesta? ¿Cuándo se siente menos solo?

R. El piano te da un contacto físico con el sonido. Hay un placer sensual y digital. El director no produce el sonido, lo hace la orquesta. Es una tontería decir que uno es un buen director o que tiene una buena orquesta solo porque esta sabe seguirle.

La gran música solo se produce cuando el director es capaz de animarles y convencerles de que todos piensen de la misma manera.

P. ¿Y cómo logra convencer a tantos egos reunidos?

R. Ja, ja, ja. La dirección es una profesión. Muchos solistas han tenido malas experiencias con malos directores y piensan que como son buenos músicos pueden dirigir las orquestas desde el piano o el violín. Mentira. Eso no es tocar y dirigir al mismo tiempo: es tocar sin director. Aunque a veces sea mejor eso que un director malo.

Esta profesión se basa en saber como funciona el fenómeno del sonido. Y el sonido no existe, lo traemos. ¿Qué quedó de las sonatas que toqué ayer? Nada. El sonido es algo físico que permite transmitir el mensaje espiritual de la música.

Esto, y muchas otras cosas, hay que recordárselo continuamente a los músicos. Pasar el mensaje con el gesto, con la mirada, con la palabra." (DANIEL BARENBOIM: "La música es filosofía y deporte". El País, 23/02/2011, p. 36)

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