"El anuncio de Campofrío
ensalzando las virtudes del ser español en tiempo de crisis, desempleo y
emigración ha provocado una interesante polémica.* Por suerte existen maneras más objetivas de medir la felicidad de un país que preguntarle a Chus Lampreave.
Vean por ejemplo, esta de la OCDE, que en su “Better Life Index” pondera 11 mediciones que nos hablan del bienestar de unos ciudadanos. Unos son bastante tangibles: el acceso a la vivienda, el nivel de ingresos, el empleo, la salud, la educación, la calidad del medio ambiente o la seguridad
física. Y otros son más inmateriales, pero aún así, mensurables: el
balance entre la vida y el trabajo, la satisfacción con la vida, el
compromiso cívico o el sentimiento comunitario.
Si quieren ver los resultados de España, pinchen aquí. Previsiblemente, los españoles puntúan muy bajo en empleo
(4), ingresos (3) y resultados educativos (4,8). Y conceden valores
altos a la seguridad física (8,7, por la baja criminalidad), la salud
(8,6, por la alta esperanza de vida), a los vínculos comunitarios (8, por el apoyo de familia y amigos) y equilibrio entre trabajo y vida personal (9,1, trabajamos pero sabemos divertirnos).
Sin embargo, en la medida más directa y genérica de felicidad, la satisfacción con la vida, los españoles se dan un 5,2. Lo mismo ocurre con el compromiso cívico: los españoles están muy insatisfechos con su sistema político (5,2).
Aquí es donde se desmonta el tópico
pues los países donde la gente es más feliz son aquellos que en el
imaginario colectivo español tiende a dibujar como países donde la gente
no lo es. Sí, los tipos más felices de la OCDE son los suizos, seguidos
de todos los escandinavos, que tienen puntuación
superiores a 9.
¿Será porque allí las cosas funcionan adecuadamente? O
dicho de otra manera, porque los lazos familiares y los amigos son una
compensación pero no un sustituto de las cosas que funcionan mal o de
los malos resultados de un sistema?
Que los supuestamente aburridos y faltos de sol y amigos escandinavos son los más felices del mundo también lo destaca el Columbia Earth Institute, que en septiembre de 2013 presentó un índice (World Happiness Report)
donde los escandinavos ocupaban los puestos superiores y, ¿adivinen
qué?, los países más castigados por la crisis del euro (Grecia, Italia,
Portugal y España) eran aquellos donde más había descendido la
satisfacción con la vida.
¿Qué posición ocupaba España en el ránking mundial de la felicidad? El 38,
por debajo de Tailandia, Colombia o Venezuela. ¿Por qué tan abajo?
Porque el índice tiene en cuenta percepciones de corrupción y la
libertad para decidir sobre uno mismo, entre otras variables como el
apoyo social o la generosidad (véase la tabla completa y desglosada por país e indicador).
Al final, lo que nos dicen todos estos estudios es la felicidad está
íntimamente asociada a la libertad: a la libertad de elegir, a estar
libre de cargas o incertidumbres a tener acceso a servicios básicos y a
vivir en una sociedad abierta y libre. Bastante lógico, ¿verdad? Pues
dejemos atrás los estereotipos de “como en España no se vive en ningún
sitio”. Porque no es cierto." (José Ignacio Torreblanca, El País, 23/12/2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario