21/1/14

“Si los Hermanos Musulmanes se hubieran aliado con la gente y la revolución, hoy no viviríamos una situación fascista”

"(...) -JB: Pero tengo la impresión de que mucha gente tiene las ideas preconcebidas de siempre acerca de los Hermanos Musulmanes difundidas por sus adversarios sin que para mí estén claras las pruebas que demuestran que esas ideas eran acertadas.

 Mucha gente dice: “Tienen un aparato secreto, seguro; tienen milicias, seguro; tienen armas, seguro; en el fondo no creen en la democracia, seguro”… No digo que esa gente no pueda tener razón, pero que habría que verificarlo, o me gustaría saber en qué medida se ha verificado. 

La pregunta que mucha gente fuera de Egipto nos hacemos es por qué los críticos o los opositores de los Hermanos Musulmanes en Egipto no prefirieron -en vez de apoyar explícita o implícitamente al ejército, por acción u omisión- permitir que los Hermanos Musulmanes manifestaran su supuesta “verdadera” naturaleza con toda claridad y/o que se derrumbaran electoral y políticamente, si tal era la oposición a ellos.

-MZ: En el fondo, todo se reduce a una lucha entre dos estados (6), el Estado militar, que fue fundado en 1952, tras el golpe de estado de Náser del 23 de julio de 1952; y el un Estado de rasgos inciertos que comenzó a configurarse tras el 25 de enero de 2011. La idea es que el Estado militar ha intentado continuamente conseguir la hegemonía en el periodo posterior al 25 de enero de 2011, en el nuevo estado. Este Estado militar considera que los Hermanos Musulmanes son un peligro para él. Tal vez no ahora, pero sí más adelante. 

No puedo decirte que se haya aprobado una sola ley “islamista” en el año de gobierno de Mursi. Probablemente tampoco se habría aprobado en los dos próximos años, quizás ni siquiera en los cinco de mandato de Mursi…, porque los Hermanos Musulmanes estaban todavía en la etapa del tamkín. Y esto las instituciones del Estado, y entre ellas el ejército, lo sabían perfectamente.

 Sabían que un día los Hermanos Musulmanes serían un auténtico peligro para ellos, pues se habrían hecho con la hegemonía en todas las instituciones, entre ellas el ejército y, entonces, se acabó, se acabó el Estado del 23 de julio [de 1952, fecha del golpe de Estado de Gamal Abdel Náser].

El Estado de julio, o el Estado militar, lo que está haciendo es defenderse a sí mismo, y el resto de la gente que ha puesto su confianza en él lo ha hecho porque no le quedaba otra alternativa. Le haré una pregunta: ¿Si los Hermanos Musulmanes hubieran dicho “nosotros vamos a ponernos del lado de la revolución, del lado del 25 de enero, haremos una buena constitución, no excluiremos a nadie, haremos buenas leyes, mejoraremos la situación económica y social, mejoraremos la situación de los derechos humanos,…? 

¿Se imagina? Hubiera sido imposible que se produjera lo que se produjo el 30 de junio. Fijémonos en los medios de comunicación: en los días de mandato de Mursi, los medios privados estaban contra Mursi, de acuerdo, estaban todo el día criticándolo y criticando a los Hermanos Musulmanes, y fueron un elemento muy importante para constituir la opinión pública que se manifestó el 30 de junio.

 Pero, ¿cómo se enfrentaron Mursi y los Hermanos Musulmanes a algo así? Tan sólo la Presidencia de la República presentó 600 querellas contra periodistas, ¡sólo la Presidencia de la República!, sin contar las que pudieran presentar los Hermanos Musulmanes y sus simpatizantes.

 La Ciudad de la Información fue cercada tres veces, una de ellas violentamente, pues algunas de las personas que entraban fueron golpeadas. Si los Hermanos Musulmanes se sentían perseguidos, respondieron de la peor manera. ¿Por qué no eliminaron las leyes que permiten que los periodistas sean detenidos sin juicio? Eso habría puesto a sus críticos de la prensa en una situación difícil.

 Pero no fue así, trataron a los medios de comunicación con unas grandes dosis de estupidez y otras de agresividad. Si se hubieran compartido como le he dicho, no se hubiera producido el 30 de junio. Pero no, ellos seguían otro camino, ¡y corrían! Y a la gente normal, mire, incluso, no le importa, o le parece muy bien, que en la constitución ponga que la charía, la ley islámica, es la fuente principal de la legislación, pero no quiere que se cambie la forma del Estado ni tampoco que se les imponga un determinado tipo de islam, ni de hábitos y costumbres.

 Y, como le he dicho, algunos dirigentes de los Hermanos Musulmanes querían ir muy rápido. Otros querían ralentizar el proceso hasta que hubieran conseguido el tamkín, hasta que se hubieran hecho con el aparato del Estado, pero cada vez que los dirigentes con más prisas hacían declaraciones polémicas, esas declaraciones eran recogidas por todos los medios de comunicación adversos, y alimentaban el miedo de la gente. Luego hay otra cosa, eso de que si alguien se opone a mí traigo a mis partidarios para que le peguen, es algo… fascista. 

La misma idea de conformar una entidad propia para que te proteja, es algo fascista. Incluso la gente que pedía una reestructuración completa del Ministerio del Interior dejó de hacerlo en los días de presidente de Mursi, porque las asociaciones de derechos humanos, por ejemplo, pedíamos que el Ministerio se reestructurara para pasar de ser un aparato represivo a ser otro que respetara los derechos humanos, pero lo que veíamos bajo el mandato de Mursi es que íbamos a pasar de tener un aparato represivo al servicio de lealtades inconfesables a tener otro igualmente represivo al servicio de los Hermanos Musulmanes.

 Así que el razonamiento, incluso de algunos activistas de los derechos humanos, fue: “más vale que tengamos un aparato represivo que no sirva a los intereses de los Hermanos Musulmanes, porque si se reestructura ahora el ministerio puede ser peor”. Era una sencilla operación de cálculo de los equilibrios políticos.

Esa es la cuestión: los Hermanos Musulmanes eligieron, y eligieron unirse al ejército. Pensaron que éste les ayudaría en el tamkín, pero no se dieron cuenta de que el ejército no podía ser su aliado durante mucho tiempo. Tiene sus propios intereses. Tiene, por ejemplo, muchos intereses económicos que defender, y que no quiere poner en peligro.

Las organizaciones de derechos humanos presentamos un memorando, nada más asumir la presidencia Mursi, en el que le pedíamos que diera pasos decisivos para mejorar la situación de los derechos humanos en sus primeros cien días de mandato. Luego hicimos un informe, que se puede encontrar en inglés, y completo en árabe, en nuestra página en internet, relativo a esos primeros cien días de mandato. 

Y está muy claro que el tema de los derechos humanos no estuvo en su cabeza en ningún momento en esos cien días. Es decir, las organizaciones de derechos humanos cooperaron, presentaron propuestas. Yo asistí a reuniones en la Asamblea Consultiva [la segunda cámara del país] y en el Ministerio de Justicia para discutir leyes, y asistí a reuniones en la Presidencia de la República para hablar de los derechos humanos. ¿Y que pasó después de todo eso? Nada.

 Los Hermanos Musulmanes pensaban mucho más en el exterior de lo que pensaban en la situación de los egipcios. Podían al menos haber promulgado buenas leyes, y después habríamos entendido que su correcta aplicación requería tiempo. Sin embargo, lo que teníamos era malas leyes, y una aplicación de la ley aún peor. Mursi podía emitir decretos por sí mismo. (...)"              ( Entrevista con Mohamed Zaraa, del Instituto El Cairo para los Derechos Humanos (CIHRS), Javier BarredaRebelión, 28/10/2013)

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