"La última “lista de los ricos” de Institutional Investor,
una recopilación de los 25 gestores de fondos de cobertura mejor
pagados, se ha publicado en la revista Alpha; y resulta que estos tipos
ganan un montón de dinero. ¡Sorpresa!
Pero antes de desdeñar el
estudio por no aportar nada nuevo, pensemos en lo que significa que
estos 25 hombres (sí, todos son hombres) ganasen un total de 21.000
millones de dólares en 2013.
En concreto, pensemos en el modo en que su
buena fortuna echa por tierra varios mitos populares sobre la
desigualdad de rentas en Estados Unidos.
En primer lugar, la
desigualdad actual no tiene que ver con los licenciados. Tiene que ver
con los oligarcas. Quienes hacen apología de la creciente desigualdad
casi siempre intentan disfrazar los enormes ingresos de los
verdaderamente ricos mezclando a estos con los meramente acomodados.
En
vez de hablar del 1% o el 0,1% con más dinero, hablan del aumento de los
ingresos de los titulados universitarios, o tal vez del 5% con ingresos
más elevados. El objetivo de esta tergiversación es suavizar la imagen,
para que parezca que estamos hablando de profesionales altamente
cualificados que salen adelante gracias a la formación y al trabajo
duro.
Pero muchos estadounidenses tienen una buena formación y
trabajan mucho. Por ejemplo, los profesores. Sin embargo, no ganan un
dineral. El año pasado, esos 25 gestores de fondos de cobertura ganaron
más del doble que todos los maestros de educación infantil de Estados
Unidos juntos. Y no, no siempre ha sido así: la enorme distancia que
ahora separa a la clase media-alta de los verdaderamente ricos no
apareció hasta la época de Reagan.
En segundo lugar, no hagan caso
de la retórica sobre los “creadores de empleo” y todo eso. Los
conservadores quieren hacerles creer que las grandes remuneraciones del
Estados Unidos moderno van a parar a los innovadores y a los
emprendedores, personas que crean empresas y hacen que avance la
tecnología.
Pero eso no es lo que hacen los gestores de los fondos de
cobertura para ganarse la vida; su negocio es el de la especulación
financiera, que John Maynard Keynes definía como “prever lo que la
opinión media espera que será la opinión media”. O, puesto que gran
parte de sus ingresos proviene de los honorarios, en realidad su negocio
consiste en convencer a otros de que pueden prever la opinión media
sobre la opinión media.
Hubo una época en la que uno habría podido
alegar, sin reírse, que todos estos tejemanejes eran productivos, que
de hecho la élite financiera ofrecía a la sociedad un servicio acorde
con la remuneración que recibía.
Pero, a estas alturas, las pruebas
indican que los fondos de cobertura son un mal negocio para cualquiera
excepto sus administradores; no ofrecen un rendimiento lo bastante
elevado para justificar esos enormes honorarios y son una fuente
importante de inestabilidad económica. (...)
A primera vista, puede que esto no resulte tan evidente. Al fin y al
cabo, los que integran la lista de los ricos son hombres hechos a sí
mismos. Pero en su inmensa mayoría se hicieron a sí mismos hace mucho
tiempo.
Como señala Matt Levine, de Bloomberg View, en la actualidad,
muchos de los ingresos de los principales directores financieros no
proceden de invertir el dinero de otros, sino de las rentas obtenidas
del dinero que ellos mismos han acumulado (es decir, la razón por la que
ganan tanto es que ya son muy ricos).
Y esto es, si se paran a
pensarlo, una consecuencia inevitable. Con el tiempo, la desigualdad de
rentas extrema conduce a una desigualdad de riqueza extrema; de hecho,
el porcentaje de riqueza del 0,1% con más ingresos de Estados Unidos ha
vuelto a los niveles de la edad dorada de finales del siglo XIX.
Esto, a
su vez, significa que las rentas altas provienen cada vez más de las
rentas de las inversiones, no de los salarios. Y es solo cuestión de
tiempo que las herencias se conviertan en la mayor fuente de gran
riqueza.
Pero ¿por qué es importante todo esto? Esencialmente, por los impuestos.
Estados
Unidos tiene una larga tradición de imponer impuestos altos a las
rentas elevadas y a las grandes fortunas, con la idea de limitar la
concentración del poder económico y, además, recaudar dinero.
Hoy día,
sin embargo, la mera insinuación de que se recupere esa tradición se
topa con afirmaciones airadas de que gravar a los ricos es destructivo e
inmoral (destructivo porque disuade a los creadores de empleo de que se
dediquen a lo suyo e inmoral porque la gente tiene derecho a quedarse
con lo que gana).
Pero esas afirmaciones se apoyan básicamente en
mitos relacionados con quiénes son en realidad los ricos y cómo han
amasado sus fortunas. La próxima vez que oigan a alguien dar un discurso
sobre lo cruel que es perseguir a los ricos, piensen en los tipos de
los fondos de cobertura y pregúntense si de verdad sería tan terrible
que pagasen más impuestos." (
Paul Krugman
, El País, 11 MAY 2014 )
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