"(...) “El Estado
democrático durante años se ajustó a su promesa y a su responsabilidad
de proteger y dar bienestar a cualquier colectivo en contra de la
desgracia individual. La gente tenía sentido de pertenencia y
solidaridad. Hoy todo eso ha cambiado y, cuando llegan los problemas
comunales y compartidos, el Estado dice: ‘Es asunto vuestro; resolvedlo
vosotros’ .
”De ahí que
la confianza que se tenía en las instituciones esté decayendo. La gente
sabe que del Estado no va a obtener nada y sabe que las instituciones
democráticas y políticas no llevan a cabo sus promesas”, subraya.
Bauman, que
vive desde los setenta en Leeds (Reino Unido), recuerda que en 1900 y
hasta 1970 hubo una tendencia en el mundo que marcaba que la desigualdad
estaba menguando. “Pero, a partir de 1970, la situación cambió, y la
tendencia fue al revés. Hoy las 85 personas más ricas del mundo tienen
la misma riqueza que los cuatro billones de los ‘inhabitantes’ más
pobres de la tierra, y éste es el magma de la situación.
”Hoy la
sociedad está cambiando y los multimillonarios son un grupo cada vez más
pequeño que se beneficia del desarrollo de las rentas ascendente, de la
renta nacional. Sin embargo, la clase media está más cerca de los
proletarios y de la gente que vive en la miseria: es lo que yo llamo el
‘precariado’ ”. (...)
Una
situación tan desigual que, según el pensador, la sociedad acepta de
forma pasiva por varios motivos: el primero, porque en las últimas
docenas de años, “cuando hay que enfrentarse a un problema, sólo se hace
a través de lo que se llama crecimiento económico. Este crecimiento nos
dicen que es la solución, piensan que es ilimitado, pero nosotros
sabemos que no es así y que los problemas crecen”.
Otro factor
que contribuye a esta parálisis en la gente es el consumo: “Nos han
hecho esclavos del consumo, las tiendas, las grandes superficies. La
búsqueda de la felicidad equivale a ir de compras”, sostiene. Por último
y como consecuencia de la aceptación de todo lo anterior, la nueva
organización de la vida es “más individual y desregularizada, y eso hace
crecer la insolidaridad”.
Y añade
Bauman, parafraseando a Richard Rorty: “Mientras el proletariado esté
distraído en su propia desesperación con acontecimientos ficticios
creados por los medios de comunicación, los superricos no tienen nada
que temer. Si se tiene riqueza, educación y privilegios, también se
tiene un deber moral por los demás”, advierte este profesor, quien dice
que no es profeta y que nada hay definitivo en este mundo." (Entrevista a Zygmunt Bauman , Ssociólogos, Artículo en www.ellitoral.com)
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