"Gar Alperovitz escribe extensamente
sobre los profundos cambios económicos que están teniendo lugar por
todo el país, región por región. Es uno de los muchos que lo hacen aquí y
en el extranjero, como Marjorie Kelly , Massimo DeAngelis , Boaventura de Sousa Santos , Ethan Miller , Ana Margarida Esteves
y muchos otros.
Esta visión compartida de abundancia y solidaridad en
el centro de esta dinámica emergente local y regional probablemente
necesitará una generación para enraizar firmemente, si lo hace.(...)
Los principios, características y procesos implicados en este tipo
de desarrollo económico regional no son abstracciones. Ni tampoco
deducidos de una simulación matemática. Y, en muchas vías, ni siquiera son nuevos . Más bien son reflejos de eras de realidades sociales y biológicas por todo el planeta .
Son descripciones de la dinámica subyacente que dirige nuevos tipos de
sistemas sociales y económicos en muchas partes del mundo como Brasil , Quebec , el norte de Italia
y otros lugares.
Son sistemas estables que funcionan desde culturas que
promueven el mutualismo y la distribución suficiente de aquello que es
verdaderamente necesario y genuinamente deseado en lugar del consumismo
compulsivo y narcisista que el sistema dominante neoliberal promueve.
Yo denomino esta dinámica "economía cooperativa/solidaria". (...)
¿Cuáles son las claves? Los elementos básicos necesarios
Se
sabe mucho de la infraestructura que se necesita, pero se comprende poco
el tipo de cultura necesaria para movilizar a la gente y desarrollar el
potencial relacional necesario.
Hay cuatro elementos clave relacionados con la infraestructura de movimientos regionales cooperativo/solidarios:
Una multitud de empresas económicas alternativas diversas.
Una red regional de empresas económicas cooperativas y solidarias
que puedan mantener cadenas recíprocas de
producción-distribución-y-consumo de bienes y servicios que conecten a
los productores con los vendedores al por menor y a estos con los
consumidores en comunicación regular. Las cooperativas obreras no pueden
construir su propia economía regional, ni lo pueden las redes de
huertos comunitarios, etc.
Una red regional de instituciones locales mediadoras
que puedan dar base a esta economía regional cooperativa/solidaria en
las comunidades en las que la gente vive o trabaja o tiene profundas
afinidades. (Las instituciones mediadoras son organizaciones locales que
representan la voz y los intereses de la población local). Esta red de
redes es esencial para la formación de una base de consumidores
importante y leal así como de la comunicación regular entre todas las
partes.
Una red social para enlazar entre ellas las comunidades base, sus instituciones mediadoras, las instituciones de segundo nivel
como las redes del mismo sector y las instituciones de justicia social
de toda la región. Esta red de redes es esencial para la formación de
una base de consumidores importante y leal.
Es también esencial para la
formación de alianzas políticas basadas en intereses mutuos para
resolver el maremágnum de necesidades legales, de financiación y
políticas para fomentar una selva de economía popular.
La cultura necesaria Esta infraestructura sola es simplemente un esqueleto social. Por sí misma no tiene vida orgánica. (...)
Necesitamos que crezca una mayor conciencia y conexión de la comunidad.
Conciencia, conexión y comunidad llegan a través de la cultura. Me
gusta especialmente la forma en que Fritjof Capra lo plantea en Las conexiones ocultas: una ciencia para una vida sostenible :
“...
la cultura surge de una dinámica compleja, altamente no lineal. Se crea
a través de una red social que supone múltiples ciclos de
realimentación mediante los cuales se comunican, modifican y mantienen
continuamente valores, creencias y reglas."
(Las palabras en la definición pueden sonar muy abstractas, pero quedarán claras en la explicación que sigue.)
Un movimiento cultural para desarrollar EC/S regionales tendrá tres
dimensiones clave si quiere éxito en el desarrollo de una economía
regional alternativa. Son inseparables. Si falta uno, faltan todos.
Tiene que ser una cultura de la creencia, del empoderamiento y de Pensar
cooperativamente.
Primero, tiene que ser una cultura de la creencia .
Esto es: gente suficiente en el mismo lugar que esté convencida de que
es posible que sistemas de economía cooperativa y solidaria lleguen a
ser una gran fuerza justamente donde ellos viven. Los suficientes para
creer que es razonable arriesgarse a empezar empresas locales de
propiedad colectiva y con base comunitaria. (...)
Claramente, el vehículo para hacer todo este trabajo es una
infraestructura de empresas que lleguen a ser parte integrante de sus
comunidades, trabajando juntas en red, y desarrollando las cadenas de
producción-distribución-y-consumo. ¿Pero de donde vendra la motivación
cooperativa y la destreza para llegar a construir estas infraestructuras
y que permanezcan democráticas? Esto nos lleva a las otras dos
dimensiones.
Segundo, una cultura así tiene que ser una cultura del empoderamiento .
Los cambios políticos y económicos imaginados que estamos discutiendo
aquí requieren que haya la suficiente gente normal en una región dada
que quiera cambiar de una vida de miedo, derrotismo y mentalidad de
escasez a una mentalidad de abundancia y mutualidad. (...)
Tercero, este nuevo tipo de cultura tiene que ser también una
cultura de Pensamiento cooperativo.
Esto es: una cultura con un
compromiso incondicional a fomentar las oportunidades, actitudes y
destrezas necesarias para querer comprometerse en la incesante consulta y
negociación necesaria para que la gente normal gestione sus vidas
colectivas juntos. Yo llamo a esta orientación a la vida pública Pensar
cooperativamente. Es famoso que Rodney King preguntó "¿no podemos
simplemente llevarnos bien unos con otros?".
Por conmovedora que sea su
súplica tenemos que reconocer que no, necesitamos entender a fondo que
no basta "solo" con llevarnos bien unos con otros. Educar a un hijo es
un proceso increíblemente complejo como lo es que funcione un trabajo
compartido, que en un grupo multiracial lleguen a entenderse unos a
otros de forma que puedan trabajar juntos, etc.
Pensar
cooperativamente implica ser capaz de vaciar la mente de distracciones y
extender su foco de forma que uno pueda atender a las necesidades del
Todo y, tanto como sea posible, al conjunto completo de problemas. (...)
Las estructuras horizontales, de abajo-arriba tienen que ser muy
diferentes. Se basan fundamentalmente en la creación de tantos intereses
mutuos como sea posible entre las partes, una solidaridad horizontal.
Estas partes pueden tener diversos intereses particulares que van desde
tener poco que ver unos con otros en cualquier forma directa a ser
bastante antagonistas.
Las culturas horizontales requieren gente que
pueda Pensar cooperativamente y tengan los medios -un espacio público y
normas y rituales de comunicación, por ejemplo- para hacerlo juntos.
Pensar cooperativamente exige un compromiso virtualmente incondicional
para consultar y negociar unos con otros de buena fe, y hacer lo que uno
pueda para fomentar la confianza y transparencia esenciales que esta
relación tiene que tener. Puesto que interiorizamos tanto el
individualismo y el centrado en uno mismo de nuestra cultura recibida,
esto supone un trabajo constante durante toda la vida. (...)" (Michael Johnson, geo.coop/blogs/michaeljohnson, Rebelión, 23/10/2014)
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