7/11/18

Durante la transición hubo muchos muertos, un dato fácilmente comprobable pero que no encaja con el discurso oficial. Los primeros siete años de democracia son una letanía de manifestaciones, huelgas, atentados, enfrentamientos, etc. Ahí están las hemerotecas. Pero todas estas muestras de violencia política tampoco invalidan el relato porque hubo una voluntad real de llevarla a cabo de forma pacífica... ¿Qué son los 700 muertos de la transición comparados con el millón de víctimas que causó la guerra?

"A la historiadora Sophie Baby (París, 1977) es casi imposible arrancarle una valoración política de transición en España.  A lo máximo que accede es a cuestionar el carácter pacífico que acompaña el relato oficial. “No lo fue pero tampoco se puede afirmar lo contrario”, dice. Tras años de recopilación de datos y un exhaustivo trabajo, esta profesora de la Universidad de la Borgoña contabilizó 714 muertos entre 1975 y 1982, la mayoría perpetrados por ETA pero casi 200 a manos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. 

En su ensayo El mito de la transición pacífica: Violencia y política en España(Editorial Akal) lo narra con todo detalle pero cuidándose de utilizar un lenguaje apasionado. Y así reconstruye el intrincado puente que se inventó este país para dejar atrás la oscuridad del franquismo y alcanzar la luz de la democracia. 

Por el camino quedó un reguero de sangre y un baño de lágrimas. La obra, escrita y publicada originalmente en francés, acaba de presentarse en España con cierto retraso para la trascendencia que tiene. O no. 

La Constitución, punto culminante de este periodo, está a punto de cumplir 40 años de vigencia imperturbable. “Se puede criticar desde muchos puntos de vista pero cumplió el objetivo de consolidar la democracia en España sin que se produjera un enfrentamiento en las calles”, asegura.

¿Cree que los políticos tienen en cuenta la opinión de los historiadores cuando hablan de la transición?

Es que la transición fue un hito fundacional de la democracia en España. Por eso es tan difícil criticarla desde el poder. Pero la crítica no es incompatible con el reconocimiento objetivo de que fue permisible con esto, eso y aquello. Es decir, un periodo histórico puede seguir ejerciendo su función social y política aunque varíe su interpretación global si se hace con el trabajo riguroso de los historiadores.

Establece el fin de este periodo en el año 1982, ¿por qué?

Porque coincide con la llegada al poder del PSOE, que representaba a los vencidos de la Guerra Civil aunque no lo fueran realmente pero sí que simbolizaba el comienzo de una nueva etapa. Además, tiene un sentido real en términos de violencia represiva de un régimen porque decae abruptamente ese año y abre otro ciclo de violencia, en este caso terrorista y un contraterrorismo del GAL que se extiende hasta 1986. 

Quizá esa fecha hubiera sido más precisa para haberla tratado porque ahí concluye el ciclo de violencia ejercida por el Estado, España entra en la OTAN y luego en la Unión Europea. Es un tiempo en el que las Fuerzas Armadas se profesionalizan y los Cuerpos de Seguridad se someten definitivamente al poder civil.

La transición en España suele utilizarse como ejemplo mundial de cambio pacífico de un régimen. Sin embargo, usted sugiere que no es del todo cierto.  

Efectivamente no fue pacífica pero tampoco se puede afirmar lo contrario.  Durante la transición hubo muchos muertos, un dato fácilmente comprobable pero que no encaja con el discurso oficial. Los primeros siete años de democracia son una letanía de manifestaciones, huelgas, atentados, enfrentamientos, etc. Ahí están las hemerotecas. 

Pero todas estas muestras de violencia política tampoco invalidan el relato porque hubo una voluntad real de llevarla a cabo de forma pacífica. Esto obligó a muchas cosas pero la más importante es que logra que el cambio de régimen no desemboque en otra guerra civil. Por eso se esforzaron tanto en aplacar cualquier iniciativa de transformación revolucionaria  que fuera motivo de luchas en las calles o, incluso, de algo más. 

En ese sentido, el contramodelo español era la Revolución de los Claveles portuguesa. Aquí se optó por una reforma de las leyes que garantizara a toda costa el orden público. Y se consiguió con la voluntad compartida de reformistas y oposición. Cuantitativamente le diré algo: ¿Qué son los 700 muertos de la transición comparados con el millón de víctimas que causó la guerra?

¿Cuántos muertos causó la Revolución de los Claveles en Portugal?

Unos 20, pero ambos procesos son incomparables. Para entender la violencia que se produce en España durante ese tiempo es más acertado equipararla con los años del plomo en Italia. Debido a la percepción social de los hechos históricos, la palabra “revolución” era sinónimo de enfrentamiento sangriento en el imaginario español de 1975 aunque en Portugal no produjera muchas víctimas.

Se intentó prevenir la violencia pero al final causó más muertos que la revolución en Portugal, ¿por qué?

Por la actuación de los diferentes grupos armados y la situación de poder que dejó Franco. En Portugal, las Fuerzas Armadas se descompusieron completamente mientras que aquí mantuvieron un férreo control sobre las estructuras del Estado.

Es decir, que la transición fue preparada por los poderes fácticos de la dictadura para mantener el control

¿Qué entiende por poderes fácticos?

El económico, el judicial, el militar y el político

Fue una transición hecha desde el poder con la voluntad de ser continuista. Entonces, la respuesta es obvia: no hubo interés alguno en transformar las estructuras socioeconómicas y la oposición democrática lo aceptó con los Pactos de la Moncloa. 

El PSOE, por ejemplo, hizo su mutación en Suresnes y abandonó el marxismo-leninismo aceptando la socialdemocracia. Cuando muere Franco ya no era un partido revolucionario sino que aspiraba a cambiar las estructuras políticas del régimen garantizando los derechos civiles, las libertades públicas y el crecimiento económico desde el punto de vista liberal.

¿Qué papel desempeñó la monarquía impuesta por Franco? 

Es un hecho que el rey Juan Carlos nombró al mismo jefe de Gobierno que el último del franquismo, Carlos Arias Navarro, pero poco a poco intentó ganarse la credibilidad internacional con el nombramiento de Suárez y el comienzo de la reforma democrática. Y eso es importante porque el rey tuteló la transición. 

Fue la garantía de todo este proceso y jugó un papel muy importante en la relación con las Fuerzas Armadas, como una figura de estabilidad en el país aceptada por la oposición. Y aunque el pueblo no pudo elegir entre monarquía o república sí que aprobó el contenido conjunto de la Constitución de 1978.

¿Hubo miedo a someter el modelo a un referéndum?

Es que nunca se planteó. Las cosas se plantearon de otra forma. El rey y la monarquía representaban el factor de estabilidad institucional que los reformistas necesitaban para realizar el cambio de régimen.

En su libro precisa que el número de víctimas políticas entre 1975 y 1982 fue de 713. ¿Cuántas causó ETA?

376.

¿Y cuántas los cuerpos de seguridad de Estado?

178. El resto fueron provocados por organizaciones de extrema izquierda como el GRAPO y grupos de extrema derecha. 

¿Cree que se han reconocido los daños causados por las fuerzas de seguridad en esa época?

Bueno, esa es una reflexión de la memoria que se escapa de mi ámbito analítico. Lo que sí he constatado es que la actitud del gobierno de UCD ante un escándalo de violencia policial solía ser negarlo o minimizarlo. 

Este comportamiento obedecía, en mi opinión, a su voluntad por tener la violencia bajo control y al convencimiento de que esas muertes no ponían en peligro el desarrollo del cambio político en España. 

Es decir, las autoridades eran conscientes de lo que hacían las fuerzas policiales.

He intentado estudiarlo y en eso también hay muchos mitos que requieren un análisis desideologizado del problema. La represión cayó de manera brutal cuando comenzaron a legalizarse las manifestaciones. Y eso sucede a partir de 1980. 

Eso quiere decir que las diferentes policías se adaptaron al marco democrático de forma muy rápida, en dos o tres años, aprendiendo técnicas de control de una concentración ciudadana sin provocar víctimas y aceptando que la protesta es una forma más de expresión democrática. A partir de entonces, los muertos causados por agentes de seguridad se produjeron en controles de carretera y en enfrentamientos con grupos terroristas como ETA o el GRAPO. "              (Entrevista a Sophie Baby / historiadora y autora del libro ‘El Mito de la transición pacífica en España’, Gorka Castillo, CTXT, 31/10/18)

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