"A la historiadora Sophie Baby (París, 1977) es casi imposible
arrancarle una valoración política de transición en España. A lo máximo
que accede es a cuestionar el carácter pacífico que acompaña el relato
oficial. “No lo fue pero tampoco se puede afirmar lo contrario”, dice.
Tras años de recopilación de datos y un exhaustivo trabajo, esta
profesora de la Universidad de la Borgoña contabilizó 714 muertos entre
1975 y 1982, la mayoría perpetrados por ETA pero casi 200 a manos de las
fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
En su ensayo El mito de la transición pacífica: Violencia y política en España(Editorial
Akal) lo narra con todo detalle pero cuidándose de utilizar un lenguaje
apasionado. Y así reconstruye el intrincado puente que se inventó este
país para dejar atrás la oscuridad del franquismo y alcanzar la luz de
la democracia.
Por el camino quedó un reguero de sangre y un baño de
lágrimas. La obra, escrita y publicada originalmente en francés, acaba
de presentarse en España con cierto retraso para la trascendencia que
tiene. O no.
La Constitución, punto culminante de este periodo, está a
punto de cumplir 40 años de vigencia imperturbable. “Se puede criticar
desde muchos puntos de vista pero cumplió el objetivo de consolidar la
democracia en España sin que se produjera un enfrentamiento en las
calles”, asegura.
¿Cree que los políticos tienen en cuenta la opinión de los historiadores cuando hablan de la transición?
Es que la transición fue un hito fundacional de la democracia en
España. Por eso es tan difícil criticarla desde el poder. Pero la
crítica no es incompatible con el reconocimiento objetivo de que fue
permisible con esto, eso y aquello. Es decir, un periodo histórico puede
seguir ejerciendo su función social y política aunque varíe su
interpretación global si se hace con el trabajo riguroso de los
historiadores.
Establece el fin de este periodo en el año 1982, ¿por qué?
Porque coincide con la llegada al poder del PSOE, que representaba a
los vencidos de la Guerra Civil aunque no lo fueran realmente pero sí
que simbolizaba el comienzo de una nueva etapa. Además, tiene un sentido
real en términos de violencia represiva de un régimen porque decae
abruptamente ese año y abre otro ciclo de violencia, en este caso
terrorista y un contraterrorismo del GAL que se extiende hasta 1986.
Quizá esa fecha hubiera sido más precisa para haberla tratado porque ahí
concluye el ciclo de violencia ejercida por el Estado, España entra en
la OTAN y luego en la Unión Europea. Es un tiempo en el que las Fuerzas
Armadas se profesionalizan y los Cuerpos de Seguridad se someten
definitivamente al poder civil.
La transición en España suele utilizarse como ejemplo mundial
de cambio pacífico de un régimen. Sin embargo, usted sugiere que no es
del todo cierto.
Efectivamente no fue pacífica pero tampoco se puede afirmar lo
contrario. Durante la transición hubo muchos muertos, un dato
fácilmente comprobable pero que no encaja con el discurso oficial. Los
primeros siete años de democracia son una letanía de manifestaciones,
huelgas, atentados, enfrentamientos, etc. Ahí están las hemerotecas.
Pero todas estas muestras de violencia política tampoco invalidan el
relato porque hubo una voluntad real de llevarla a cabo de forma
pacífica. Esto obligó a muchas cosas pero la más importante es que logra
que el cambio de régimen no desemboque en otra guerra civil. Por eso se
esforzaron tanto en aplacar cualquier iniciativa de transformación
revolucionaria que fuera motivo de luchas en las calles o, incluso, de
algo más.
En ese sentido, el contramodelo español era la Revolución de
los Claveles portuguesa. Aquí se optó por una reforma de las leyes que
garantizara a toda costa el orden público. Y se consiguió con la
voluntad compartida de reformistas y oposición. Cuantitativamente le
diré algo: ¿Qué son los 700 muertos de la transición comparados con el
millón de víctimas que causó la guerra?
¿Cuántos muertos causó la Revolución de los Claveles en Portugal?
Unos 20, pero ambos procesos son incomparables. Para entender la
violencia que se produce en España durante ese tiempo es más acertado
equipararla con los años del plomo en Italia. Debido a la percepción
social de los hechos históricos, la palabra “revolución” era sinónimo de
enfrentamiento sangriento en el imaginario español de 1975 aunque en
Portugal no produjera muchas víctimas.
Se intentó prevenir la violencia pero al final causó más muertos que la revolución en Portugal, ¿por qué?
Por la actuación de los diferentes grupos armados y la situación de
poder que dejó Franco. En Portugal, las Fuerzas Armadas se
descompusieron completamente mientras que aquí mantuvieron un férreo
control sobre las estructuras del Estado.
Es decir, que la transición fue preparada por los poderes fácticos de la dictadura para mantener el control
¿Qué entiende por poderes fácticos?
El económico, el judicial, el militar y el político.
Fue una transición hecha desde el poder con la voluntad de ser
continuista. Entonces, la respuesta es obvia: no hubo interés alguno en
transformar las estructuras socioeconómicas y la oposición democrática
lo aceptó con los Pactos de la Moncloa.
El PSOE, por ejemplo, hizo su
mutación en Suresnes y abandonó el marxismo-leninismo aceptando la
socialdemocracia. Cuando muere Franco ya no era un partido
revolucionario sino que aspiraba a cambiar las estructuras políticas del
régimen garantizando los derechos civiles, las libertades públicas y el
crecimiento económico desde el punto de vista liberal.
¿Qué papel desempeñó la monarquía impuesta por Franco?
Es un hecho que el rey Juan Carlos nombró al mismo jefe de Gobierno
que el último del franquismo, Carlos Arias Navarro, pero poco a poco
intentó ganarse la credibilidad internacional con el nombramiento de
Suárez y el comienzo de la reforma democrática. Y eso es importante
porque el rey tuteló la transición.
Fue la garantía de todo este proceso
y jugó un papel muy importante en la relación con las Fuerzas Armadas,
como una figura de estabilidad en el país aceptada por la oposición. Y
aunque el pueblo no pudo elegir entre monarquía o república sí que
aprobó el contenido conjunto de la Constitución de 1978.
¿Hubo miedo a someter el modelo a un referéndum?
Es que nunca se planteó. Las cosas se plantearon de otra forma. El
rey y la monarquía representaban el factor de estabilidad institucional
que los reformistas necesitaban para realizar el cambio de régimen.
En su libro precisa que el número de víctimas políticas entre 1975 y 1982 fue de 713. ¿Cuántas causó ETA?
376.
¿Y cuántas los cuerpos de seguridad de Estado?
178. El resto fueron provocados por organizaciones de extrema izquierda como el GRAPO y grupos de extrema derecha.
¿Cree que se han reconocido los daños causados por las fuerzas de seguridad en esa época?
Bueno, esa es una reflexión de la memoria que se escapa de mi ámbito
analítico. Lo que sí he constatado es que la actitud del gobierno de UCD
ante un escándalo de violencia policial solía ser negarlo o
minimizarlo.
Este comportamiento obedecía, en mi opinión, a su voluntad
por tener la violencia bajo control y al convencimiento de que esas
muertes no ponían en peligro el desarrollo del cambio político en
España.
Es decir, las autoridades eran conscientes de lo que hacían las fuerzas policiales.
He intentado estudiarlo y en eso también hay muchos mitos que
requieren un análisis desideologizado del problema. La represión cayó de
manera brutal cuando comenzaron a legalizarse las manifestaciones. Y
eso sucede a partir de 1980.
Eso quiere decir que las diferentes
policías se adaptaron al marco democrático de forma muy rápida, en dos o
tres años, aprendiendo técnicas de control de una concentración
ciudadana sin provocar víctimas y aceptando que la protesta es una forma
más de expresión democrática. A partir de entonces, los muertos
causados por agentes de seguridad se produjeron en controles de
carretera y en enfrentamientos con grupos terroristas como ETA o el
GRAPO. " (Entrevista a Sophie Baby / historiadora y autora del libro ‘El Mito de la transición pacífica en España’, Gorka Castillo, CTXT, 31/10/18)
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