"(...) es evidente, en mi opinión, y no soy el único que apoya esta tesis —en
Italia pienso por ejemplo en Costanzo Preve o, más recientemente, en
Carlo Formenti—, la lucha de clases hoy pasa necesariamente por
la recuperación de la soberanía nacional contra los dispositivos
globalistas del mercado, y pasa por lo que el propio Formenti ha llamado el ‘momento populista’.
Resumiendo, el conflicto de clases hoy es el conflicto entre una
clase cosmopolita líquido-financiera, por una parte, y las masas
nacionales populares, por la otra, estas últimas padecen los efectos de
la globalización que yo defino la 'clase del precariado',
precarizada no solo en el ámbito laboral, a través del contrato de
trabajo flexible y sin estabilidad, sino también en el ámbito del mundo
de la vida, del Lebenswelt diría Husserl, porque efectivamente los
dominados hoy no pueden constituir una familia, tener una estabilidad
existencial o participar activamente en la política como ciudadanos del
Estado soberano nacional.
Así pues, el conflicto, hoy más
que nunca, es evidentemente una lucha entre una 'global class'
cosmopolita, líquida y financiera, que es de derecha —si queremos usar
las viejas categorías— en la economía, y de izquierda en la cultura, y
una masa nacional popular que padece la globalización, compuesta por la
vieja clase media precarizada y por la vieja clase trabajadora atomizada
y reducida a las condiciones del precariado. La clase dominante es,
pues, de derecha en la economía y de izquierda en las costumbres y en la cultura.
De derecha en la economía porque se ha apoderado del imperativo liberal: privatización,
recortes en el gasto público, supresión de los derechos sociales del
estado de bienestar. Todo esto ocurre a través de la desoberanización de
la economía. Se dice que el objetivo de la ‘cesión de soberanía’ es
evitar los conflictos, en realidad es destruir a los Estados soberanos
nacionales como espacios de las democracias de los derechos sociales.
No existe en la modernidad otra realidad para los derechos sociales y
para las democracias fuera de los Estados soberanos nacionales. Por
eso, la expresión de Che Guevara 'Patria o muerte'
tiene su propia validez incluso hoy, porque no solo reivindica la
identidad contra el anonimato impersonal de los mercados, sino también
porque reivindica la idea de una soberanía nacional contra los procesos desarraigadores del globalismo capitalista.
La clase dominante es de izquierda en las costumbres y en la cultura
porque ha hecho suyo no el imperativo de la izquierda anticapitalista de
Gramsci o Lenin, que en realidad ha repudiado, sino
que ha adoptado el de las izquierdas fucsias del 68, que identifican el
comunismo con la liberalización individualista de los consumos y las
costumbres; es decir, con las sociedad self-service de los consumidores
individuales que tienen toda la libertad que pueden comprar
concretamente y se sienten libres como los átomos de Nietzsche,
como ultrahombres con voluntad de poder ilimitado, es decir, conciben
la libertad como propiedad del individuo desarraigado en comparación con
las comunidades liquidadas como autoritarias: la comunidad familiar, la
comunidad política, la comunidad religiosa.
Esto es lo absurdo,
el fárrago que caracteriza al monstruo del pensamiento único dominante
de la élite capitalista, contra el cual, para recuperar un discurso de
clase que tutele lo bajo contra lo alto, el trabajo contra el capital,
es preciso, evidentemente, resoberanizar a la economía. Este es el tema del hermoso libro de Fazi y Mitchell 'Reclaiming
the State' que en italiano salió con el título 'Sovranità o barbarie'.
Hoy las clases dominadas no tienen más remedio que recuperar
completamente la soberanía nacional, económica, política y geopolítica y
reintroducir formas de lucha de clases en los espacios del Estado
soberano nacional para que el Siervo y el Señor, en palabras de Hegel,
vuelvan a mirarse a la cara, y se recupere el conflicto de clases
imposible de llevar a cabo en los espacios globalizados. Si queremos
decirlo de otra manera, el Estado nacional soberano puede ser democrático y socialista. (...)"
(Diego Fusaro es filosofo, escritor y ensayista marxista italiano, El Confidencial, 07/07/19)
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