22/7/19

Fusaro: la lucha de clases hoy pasa necesariamente por la recuperación de la soberanía nacional contra los dispositivos globalistas del mercado, y pasa por un ‘momento populista’... La clase dominante es, pues, de derecha en la economía y de izquierda en las costumbres y en la cultura...

"(...) es evidente, en mi opinión, y no soy el único que apoya esta tesis —en Italia pienso por ejemplo en Costanzo Preve o, más recientemente, en Carlo Formenti—, la lucha de clases hoy pasa necesariamente por la recuperación de la soberanía nacional contra los dispositivos globalistas del mercado, y pasa por lo que el propio Formenti ha llamado el ‘momento populista’.

Resumiendo, el conflicto de clases hoy es el conflicto entre una clase cosmopolita líquido-financiera, por una parte, y las masas nacionales populares, por la otra, estas últimas padecen los efectos de la globalización que yo defino la 'clase del precariado', precarizada no solo en el ámbito laboral, a través del contrato de trabajo flexible y sin estabilidad, sino también en el ámbito del mundo de la vida, del Lebenswelt diría Husserl, porque efectivamente los dominados hoy no pueden constituir una familia, tener una estabilidad existencial o participar activamente en la política como ciudadanos del Estado soberano nacional.

Así pues, el conflicto, hoy más que nunca, es evidentemente una lucha entre una 'global class' cosmopolita, líquida y financiera, que es de derecha —si queremos usar las viejas categorías— en la economía, y de izquierda en la cultura, y una masa nacional popular que padece la globalización, compuesta por la vieja clase media precarizada y por la vieja clase trabajadora atomizada y reducida a las condiciones del precariado. La clase dominante es, pues, de derecha en la economía y de izquierda en las costumbres y en la cultura.

 De derecha en la economía porque se ha apoderado del imperativo liberal: privatización, recortes en el gasto público, supresión de los derechos sociales del estado de bienestar. Todo esto ocurre a través de la desoberanización de la economía. Se dice que el objetivo de la ‘cesión de soberanía’ es evitar los conflictos, en realidad es destruir a los Estados soberanos nacionales como espacios de las democracias de los derechos sociales.

 No existe en la modernidad otra realidad para los derechos sociales y para las democracias fuera de los Estados soberanos nacionales. Por eso, la expresión de Che Guevara 'Patria o muerte' tiene su propia validez incluso hoy, porque no solo reivindica la identidad contra el anonimato impersonal de los mercados, sino también porque reivindica la idea de una soberanía nacional contra los procesos desarraigadores del globalismo capitalista

 La clase dominante es de izquierda en las costumbres y en la cultura porque ha hecho suyo no el imperativo de la izquierda anticapitalista de Gramsci o Lenin, que en realidad ha repudiado, sino que ha adoptado el de las izquierdas fucsias del 68, que identifican el comunismo con la liberalización individualista de los consumos y las costumbres; es decir, con las sociedad self-service de los consumidores individuales que tienen toda la libertad que pueden comprar concretamente y se sienten libres como los átomos de Nietzsche, como ultrahombres con voluntad de poder ilimitado, es decir, conciben la libertad como propiedad del individuo desarraigado en comparación con las comunidades liquidadas como autoritarias: la comunidad familiar, la comunidad política, la comunidad religiosa.

Esto es lo absurdo, el fárrago que caracteriza al monstruo del pensamiento único dominante de la élite capitalista, contra el cual, para recuperar un discurso de clase que tutele lo bajo contra lo alto, el trabajo contra el capital, es preciso, evidentemente, resoberanizar a la economía. Este es el tema del hermoso libro de Fazi y Mitchell 'Reclaiming the State' que en italiano salió con el título 'Sovranità o barbarie'. 

Hoy las clases dominadas no tienen más remedio que recuperar completamente la soberanía nacional, económica, política y geopolítica y reintroducir formas de lucha de clases en los espacios del Estado soberano nacional para que el Siervo y el Señor, en palabras de Hegel, vuelvan a mirarse a la cara, y se recupere el conflicto de clases imposible de llevar a cabo en los espacios globalizados. Si queremos decirlo de otra manera, el Estado nacional soberano puede ser democrático y socialista.  (...)"                                         

(Diego Fusaro es filosofo, escritor y ensayista marxista italiano, El Confidencial, 07/07/19)

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