"Más de la mitad de los ciudadanos en el mundo no está satisfecho con el funcionamiento de la democracia en su país. La frustración con la clase política y la inestabilidad económica son las causas principales que conducen a que el apoyo a los valores democráticos sea más débil. Así concluye un estudio de
Pew Research Center
en 34 países.
Durante los últimos años varios investigadores han llegado a la conclusión de que la democracia se encuentra en un punto de declive en el mundo. Un estudio basado en encuestas de ciudadanos de 34 países dirigido por Richard Wike y Sharon Schumacher, del Pew Research Center, ha analizado la importancia para los ciudadanos de valores democráticos como la libertad de expresión, la igualdad o la justicia.
Respecto a los resultados de 2015, aumenta la importancia de la
igualdad de género o la libertad de expresión, pero destaca su ligero
declive en países como Rusia.
En cuanto al compromiso con los valores democráticos, los habitantes
de EE.UU, Europa y América Latina tienden a considerarlos como muy
importantes. La existencia de un sistema judicial que trate a
todos por igual y combata la corrupción política es la prioridad del 82%
de los encuestados globalmente, mientras que la igualdad
de
género es muy importante para el 74% de los encuestados.
En cuanto a la libertad
religiosa, el 68% la considera una prioridad. Pero las
diferencias entre regiones son abismales; en aquellos países donde la
religión tiene un mayor peso, sus habitantes priorizan la libertad
religiosa. Para los europeos es una de las últimas preocupaciones. Eso
sí, aquellos que simpatizan con movimientos de extrema derecha en España
y Polonia tienden a defender el derecho a practicar la religión
libremente.
Seis de cada diez ciudadanos de los 34 países analizados considera
que es muy importante el derecho a elecciones con un mínimo de dos
partidos candidatos. En Rusia, donde la encuesta fue realizada antes de
conocerse la intención de Vladimir Putin de cambiar la Constitución, el
porcentaje es inferior al 50%.
El rechazo a la censura es amplio entre los países de Europa Occidental, EE.UU. o Canadá donde siete de cada diez consideran
que la libertad de discurso, de prensa o de expresión en internet son
muy importantes. Su apoyo disminuye ligeramente en países de Europa del
Este, mientras que menos de la mitad de los encuestados en países de
Oriente Próximo, el Magreb, África subsahariana o Asia las perciben como
muy importantes. Turquía, Sudáfrica y Australia destacan por ser
grandes defensores de la libertad de expresión en comparativa a sus
vecinos.
A pesar del compromiso con los valores democráticos, el 52% de los encuestados mundiales
está insatisfecho con el funcionamiento de la democracia en su país.
Una de las causas, afirman los investigadores, es la clase política. En los 34 países analizados, seis de cada diez piensan que los políticos no se preocupan por sus ciudadanos. Los europeos y los estadounidenses son
los más frustrados con la clase política, aunque hay excepciones como
Suecia. En cambio, los ciudadanos del sudeste asiático confían más en
sus líderes.
La crisis
financiera del 2008 y la lenta recuperación económica posterior,
se erige como otro de los pilares de la insatisfacción ciudadana. Cuanto
más precaria sea la situación económica de un individuo, más crítico
con la democracia será. En Grecia, por ejemplo, un 84% se siente
frustrado con la élite política y tan solo un 19% confía en que el
estado beneficie a toda la sociedad. Sin embargo, Wike asegura que eso
no implica que la democracia siempre triunfe en países con un PIB por
capita alto ya que la diferencia ideológica con el partido en el poder o
la percepción de como vivirán sus hijos también juegan un papel en la
insatisfacción colectiva.
Por suerte, la mayoría aún confía en el voto como mecanismo
para influir en los gobiernos y sus políticas. Un 67% siente que votar
cambia las cosas. España es de los países más simpatizantes con el
ejercicio democrático: ocho de cada diez individuos ven el voto como una
solución. Aún así, peligra que la insatisfacción generalizada con la
democracia genere una desconfianza en la democracia
representativa. “Este hecho deja un vacío en el sistema que los
movimientos populistas y líderes alejados de los ideales democráticos
buscan ocupar”, advierte el director de la investigación, Richard Wike." (Ionut-Cosmin Popescu, La Vanguardia, 27/02/20)
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