"Hay una idea muy aceptada entre los progresistas y es que la solución
a la pobreza, el desempleo, la desigualdad y la precariedad es la
provisión de una Renta Básica Universal (RBU).
La (RBU), tal como la define la Red Renta Básica, es un ingreso
pagado por el estado a cada miembro de pleno derecho de la sociedad o
residente, incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar
en consideración si es rico o pobre, de otro modo, independientemente de
cuáles puedan ser las otras posibles fuentes de renta, y sin importar
con quien conviva. Debe quedar claro que todo el mundo cobraría la RBU.
Después, ya se compensaría mediante la declaración de la renta. Los
defensores de la RBU en España, proponen la financiación de esta vía
IRPF.
La idea parece seductora y ha cogido fuerza, pero está basada en
falsas premisas y errores macroeconómicos. Por ejemplo, la creencia
generalizada de que los robots nos dejarán sin trabajo, que el pleno
empleo es imposible y no tener en cuenta las implicaciones
inflacionistas de una RBU.
Existe evidencia de que los países tecnológicamente más avanzados y automatizados son los que tienen tasas de paro más bajas.
También no se tiene en cuenta, que los salarios hace décadas que no
suben a la par con la productividad de los trabajadores, creando una
brecha entre demanda y oferta y por tanto un aumento de la tasa de
desempleo.
La RBU parece ser una exigencia en tiempos de crisis, en situaciones
de marcada decadencia social y fuertes políticas de austeridad. La
paradoja es profunda, la RBU no parece ser la culminación de los
numerosos logros sociales del pasado, sino la única alternativa a su
desaparición.
Plan de Trabajo Garantizado (PTG).
El trabajo garantizado (TG) es una propuesta de política económica
por la que un gobierno se compromete a ofrecer un trabajo a todo aquel
que quiera trabajar, cobrando un salario digno.
Su objetivo es conseguir tanto el pleno empleo como la estabilidad de
precios. El término está relacionado con el concepto del Estado como
empleador de última instancia, ya que estaría obligado a ofrecer, a los
parados que lo pidieran, un puesto de trabajo en condiciones salariales y
laborales dignas.
Un gobierno con soberanía monetaria puede permitirse emplear todos
los recursos reales del país que estén parados y por tanto lograr el
pleno empleo.
El objetivo de este escrito es dar argumentos científicos a favor del
PTG, demostrando que la RBU no es adecuada para solucionar los
problemas del paro, pobreza y precariedad, y que tampoco es compatible
con un PTG, a no ser que la RBU se pagara en especie.
Razones a favor del Plan de Trabajo Garantizado y en contra de la Renta Básica Universal
1-La RBU es inflacionista, el PTG no
La introducción de una RBU lo que haría es incrementar la demanda de
bienes y servicios al mismo tiempo que la oferta quedaría igual o
disminuiría, ya que algunos trabajadores abandonarían el lugar de
trabajo, sobre todo en penoso y mal pagadas. Menos productos y más
compradores provocaría que los vendedores se aprovecharían para subir precios (ley de la oferta y la demanda).
Ante una pérdida de poder adquisitivo, los perceptores de la RBU
exigirían un aumento de ésta, los trabajadores también querrían
incrementos salariales para no salir perdedores.
Si no se les satisficiese la subida a los trabajadores, saldrían del
mercado laboral para pasar a ser beneficiarios de la RBU, disminuyendo
aún más la oferta de bienes y servicios, incrementando aún más la
presión inflacionista (más demanda y menos oferta) y dificultando la
financiación de la RBU vía IRPF.
Se llegaría a un punto de espiral precios-salarios, precariedad
laboral, una RBU que no cumple sus promesas, inflación, insatisfacción y
desengaño derivados de que la economía es más compleja de lo que
creemos. Es el típico caso en economía de la falacia de composición, lo
que es bueno a nivel individual debería serlo a nivel colectivo, y no es
así.
Debemos tener en cuenta que el valor de una moneda, viene determinado
por lo que tienes que hacer para obtenerla. Tengo que trabajar una hora
para obtener diez euros, por ejemplo. Bajo el supuesto de la RBU donde
se distribuiría universal e incondicionalmente la moneda sin nada a
cambio, el valor de esta caería drásticamente.
El PTG no tiene este problema, ya que el aumento de demanda de los
salarios cobrados del PTG, iría acompañado de un aumento de la oferta de
bienes y servicios producidos por este programa. El diseño de los PTG
con salarios iguales o un poco por encima al SMI, no distorsionan los
precios del sector privado al alza.
2- La RBU acabaría sustituyendo todo el resto de prestaciones sociales
La RBU ha recibido el apoyo de economistas neoliberales durante mucho
tiempo. Milton Friedman en su libro Capitalismo y Libertad ya pedía en
1962 un impuesto negativo que sustituyera todo el resto de prestaciones.
Estamos ante un auténtico caballo de Troya que justifica la
privatización de todos los servicios sociales. Si ya percibes una renta,
¿qué te impide que vayas al mercado y te pagues tu sanidad, vivienda,
educación, seguridad? Los finlandeses participaron en un programa piloto
promovido por el gobierno conservador donde recibían 560 euros sin
condiciones, pero a cambio tuvieron que renunciar a las prestaciones de
desempleo, ayudas a la vivienda, etcétera. El Partido Liberal Canadiense
en 2016 hacía una propuesta muy parecida, así como, Philippe Van
Parijs, Charles Murray, El Instituto Cato, etc.
Aunque los proponentes de la RBU en España están en contra de la
sustitución de las prestaciones sociales por la RBU, ello no empece que
este sistema sea peligroso para fortalecer esta dinámica, a diferencia
de un PTG. También es cierto que la RBU es una propuesta que funciona
bajo el sistema de mercado, convirtiendo a los ciudadanos en meras
unidades de consumo.
3- La RBU no resuelve el problema del paro y la precariedad laboral, el PTG sí
La RBU no tiene ningún mecanismo que asegure el pleno empleo ni a
corto ni a largo plazo. Allí donde se han llevado a cabo experimentos
con la RBU, los perceptores cobraban una renta, pero eran incapaces de
encontrar un puesto de trabajo, simplemente porque los puestos de
trabajo no existían.
El PTG garantiza a quien quiera trabajar, un puesto de trabajo digno
cobrando el SMI y produciendo bienes y servicios valiosos para la
sociedad en sectores como: sanidad, medio ambiente, educación,
dependencia, etcétera. No tiene sentido que mantengamos inactivas a
personas que pueden y quieren trabajar mientras las necesidades de los
ciudadanos no están cubiertas.
La mayoría de los defensores de la RBU
creen que el pleno empleo no es posible (aceptando el discurso
neoliberal) y de alguna manera se rinden a menos cobrar una renta
básica. La promoción de la RBU está basada en el desconocimiento de las
opciones que tiene un gobierno con soberanía monetaria para mantener el
pleno empleo.
El paro es una decisión política, es, como muy bien dijo
en Keynes, un fenómeno monetario. Wray concluye que el paro es, de
facto, la evidencia de que el déficit del gobierno es demasiado bajo.
Ahora bien, no debemos ser ingenuos, el pleno empleo beneficiaría a
toda la población, pero una minoría perdería un porcentaje importante
del poder y del control sobre la inversión y los trabajadores. Aspectos
que ya estudió Michal Kalecki en “Aspectos políticos del pleno empleo”.
Una alta tasa de paro no es un accidente, no es un hecho inevitable,
es un objetivo oculto de algunos actores económicos, ya que sirve como
medida “disciplinadora” de los trabajadores para evitar que pidan
mejoras laborales y que ganen poder de negociación.
4- El PTG estabiliza el ciclo económico, la RBU no
Además de fijar el valor de la moneda y mejorar la estabilidad de
precios, el PTG estabiliza el ciclo económico. Con el trabajo
garantizado, el gasto público del gobierno fluctúa anti cíclicamente. En
las recesiones, las empresas privadas despiden trabajadores, los cuales
encontrarán trabajo en el plan de trabajo garantizado del sector
público. El gasto del Gobierno automáticamente incrementa, proveyendo el
estímulo económico necesario. Por el contrario, cuando la economía
mejora y el empleo del sector privado se expande, los trabajadores salen
del PTG hacia el sector privado (por cobrar un salario superior al
SMI), reduciendo el gasto del Gobierno.
Esto sirve como un potente estabilizador automático que asegura que
el gasto del Gobierno estará siempre al nivel “correcto” para mantener
el pleno empleo.
En cambio, la RBU es universal y constante, siempre el mismo ingreso y
para todos, independientemente de si estamos en un boom económico o en
una recesión. En las expansiones económicas, lo que haría es calentar
aún más la economía provocando burbujas e inflación.
5- La RBU puede suponer una subvención a determinadas empresas
Si un trabajador pasa a ingresar más cantidad de dinero gracias a la
RBU y no tiene ningún incentivo para dejar el trabajo, por los motivos
que sean, el empresario puede verse tentado a pagarle menos
sabiendo que, con la RBU, complementará sus ingresos consiguiendo que el
ingreso final del trabajador sea igual o incluso superior al que tenía
antes de la RBU. Esta idea se desarrolla aquí.
Muchos directivos de grandes empresas apuestan por la RBU, son
oligopolios que tienen la demanda cautiva en energía, finanzas, grandes
empresas de venta online, telecomunicaciones… y que no quieren que
dejemos de consumir.
Pero a la vez, no quieren permitir un cambio del modelo económico, no
quieren dejar de controlar las condiciones sociolaborales de los
trabajadores y no quieren perder el poder de decidir cuándo se invierte y
se crea empleo y cuando no.
Impedirán por todos los medios que el Gobierno garantice un trabajo a
todo aquel que quiera, en unas condiciones mínimamente dignas y que
además salga de la lógica neoliberal de la búsqueda de beneficios y se
dedique a mejorar el medio ambiente, dependencia, sanidad, educación y
en definitiva cualquier aspecto que signifique un progreso en el estado
de bienestar de los ciudadanos. El objetivo del PTG es la rentabilidad
social no la rentabilidad económica.
6- La RBU sólo concede dinero, el TG mucho más
Hay varios estudios que demuestran que cuando se pide a las personas
los motivos para querer trabajar, el motivo de obtener ingresos está en
la quinta posición.
Las personas buscan reconocimiento social, sentirse útiles, aprender
nuevas habilidades y conocimientos, socializar. Todo esto el PTG lo hace
posible, las tareas a realizar las han elegidas la ciudadanía, son
coordinadas y dirigidas por los gobiernos locales y sirven para mejorar
el entorno local.
Desde un punto de vista antropológico del ser humano es una especie
que siempre ha tenido que “hacer algo” y colaborar con el grupo para
poder sobrevivir.
La RBU en cambio, no creo que empodere a la gente. Es una medida
individualista, que aísla a las personas, rompe los vínculos de
solidaridad y se canaliza vía mercado capitalista. La RBU no forma ni
prepara al ciudadano, en cambio el PTG dota a los trabajadores de
conocimientos, habilidades y hábitos para encontrar trabajo en el sector
privado o para iniciar sus propios proyectos en el futuro.
Debemos ser conscientes de que, cuanto más tiempo están en el paro
los trabajadores, más difícilmente serán contratados en un futuro, ya
que pierden habilidades, hábitos y formación. Podríamos decir que salir
de un puesto de trabajo por sólo obtener una RBU y al cabo de un año
querer volver al mercado de trabajo, son caminos totalmente asimétricos.
De las experiencias de la RBU en los países nórdicos, tras abandonar
el objetivo del pleno empleo y sustituirlo por una generosa RBU, abundan
los casos de depresión, alcoholismo, suicidio y soledad.
7- El coste financiero y de gestión de una RBU es muy superior que el de un PTG
Desde un punto de vista de la Teoría Monetaria Moderna queda claro
que un gobierno con soberanía monetaria podría financiar los dos
programas, a pesar de ser la RBU más cara y complicada de gestionar que
el PTG.
Pero vamos a imaginar que queremos implantar una RBU, que es
incondicional y universal, todos los españoles la cobrarían. Los
defensores de la RBU en España (Jordi Arcarons, Daniel Raventós y Lluís
Torrens) apuestan por una financiación sólo vía IRPF.
Personalmente no me gusta que sólo utilicen las rentas del trabajo
para “financiar” el programa, sin tener en cuenta las rentas de capital
(beneficios empresariales, rentas inmobiliarias, dividendos, etcétera).
El 20% de las rentas más altas de IRPF perderían a favor del 80%
inferior del IRPF. Para hacernos una idea, los trabajadores que cobran a
partir de 1.800 euros de salario bruto comenzarían a cobrar menos para
financiar la RBU.
Aunque decir por parte de los defensores de la RBU, que la medida
sería muy rápida, lo primero que debería hacer, es una detección masiva
de población no declarante, y, como la RBU es individual, se deberían
individualizar todas las declaraciones de IRPF de los españoles (casi
nada). Los residentes no censados deberían ser detectados, los
residentes sin cuentas bancarias deberían abrir una o implantar un
sistema de cobro de RBU por ventanilla. Deberían mejorar los sistemas de
detección de rentas ocultas (España tiene una economía sumergida de un
20% aproximadamente), para saber qué porcentaje les corresponde de la
RBU.
Es mucho más caro y complicado detraer recursos del 20% más rico para
transferirlo al 80% más pobre, que sacar recursos al 5% más rico y
transferirlo al 20% más pobre.
El PTG tiene costes de gestión, se debe diseñar lo que se debe hacer y
cómo hacerlo, pero sólo para las personas que están paradas. Se acusa
al PTG de tener muchos costes burocráticos. Creo que los enemigos del
sector público han tenido mucho éxito en inocular connotaciones
negativas de todo lo que no pertenece al sector privado.
Se ha calculado que el costo financiero de una RBU en España sería de
un 20% frente al coste de un PTG que subiría alrededor de un 4% como
máximo del PIB.
¿Por qué? Porque sólo se aplica a quien lo necesita, no a todo el mundo.
Aparte de esto el PTG erradicaría todos los costes que suponen el paro, lo que no haría la RBU:
- Prestación de desempleo (2,5% del PIB).
- Gastos sociales y sanitarias relacionadas con el paro: depresión, ansiedad, exclusión social, pérdida de libertad, incremento tasas de suicidio, reducción esperanza de vida, pérdida de motivación, adición alcohol y drogas …
- Pérdida de producción (PIB) y habilidades de los trabajadores.
- Incremento de los costes policiales y judiciales asociados a: vandalismo, robos, crímenes, etcétera.
- Pérdida de valores sociales y responsabilidad.
- Empeoramiento de las relaciones sociales y la vida familiar. (Muchas rupturas están relacionadas por presiones económicas)
- Desigualdad racial y de género.
Finalmente, el PTG, por definición, haría disminuir la economía
sumergida española, con todas las sinergias que ello supondría. La RBU
en cambio, no tiene esta potestad.
8- La RBU puede crear un efecto estigmatizante, el PTG no
Hay que ser realistas, en el contexto social y cultural actual, en
general, no está bien visto que las personas capacitadas y en edad de
trabajar reciban un ingreso mensual sin hacer nada a cambio. Creo que el
PTG corta de raíz este problema ya que se recibe un salario a cambio de
un trabajo y que además mejora las condiciones sociales y
medioambientales de la comunidad.
9- La implantación de la RBU no es más rápida que el PTG
“Mientras no se tenga trabajo no se puede dejar a la gente sin recursos”.
Esta crítica al PTG ha sido sorprendentemente repetida. Pero
demuestra que no deben haber entendido muy bien cómo funciona el PTG.
Aquí no se trata de esperar a que llegue al pleno empleo cuando el
sector privado le parezca, esto no pasará prácticamente nunca.
Las dos propuestas son voluntad del Estado, y considero que el tiempo
que pasa entre que el Estado decide implantar uno de estos dos
programas y su efectiva aplicación, es mucho menor en el caso de un PTG
que una RBU, por las razones vistas en el punto 7 de este documento.
Por otro lado, se critica también al PTG, porque no ofrece la
“libertad” que da la RBU. Evidentemente, no tienes que hacer nada para
obtener la RBU.
Pero debemos tener en cuenta que:
Primero, la libertad que tenemos, en gran medida es gracias al
bienestar social del que disfrutamos, aunque cada vez más deteriorado.
Este bienestar social: sanidad, educación, seguridad ciudadana,
justicia,…, es gracias a que alguien está trabajando para que pueda ser
factible.
Por otra parte, las jornadas laborales del PTG no serían superiores a
6-7 horas diarias, por lo tanto, se tendría suficiente tiempo libre
para hacer lo que se quisiera. Por otra parte, el PTG da a elegir los
tipos de actividades que quieren llevar a cabo los trabajadores
potenciales del programa.
10- Aspectos medioambientales del PTG y la RBU.
En relación al PTG, hay que decir que buena parte de las actividades
tienen como objetivo reducir el coste medioambiental (reciclaje de
residuos, reforestación, cuidado de flora y fauna, eficiencia
energética, etcétera). Por tanto, el PTG, no sólo busca como objetivo
ofrecer a todos los que quieran un trabajo, sino también estructura los
programas para combatir aspectos como: degradación medioambiental,
desigualdad de género, insuficiente cuidado de ancianos e hijos, falta
de educación y experiencia laboral, etc.
Por otra parte, la inmensa mayoría de ocupaciones relativas al PTG,
son poco intensivas en recursos, ya que en su mayoría son prestaciones
de servicios y no de fabricación de bienes. Además, los puestos de
trabajo están muy próximos a la residencia del trabajador, de forma que
se evitan desplazamientos innecesarios e intensivos en consumo
energético.
Desafortunadamente, los defensores de la RBU y otros críticos dicen
que la creación de puestos de trabajo aumenta la actividad económica (el
PIB) y por tanto la presión sobre los recursos naturales.
Son los llamados decrecentistas. Su error consiste en creer que un
aumento del PIB conlleva necesariamente un deterioro medioambiental y
una disminución, una mejora.
Creo que un verdadero decrecentista, defiende la merma del consumo de
recursos naturales, la disminución de la presión urbanística y de los
gases de efecto invernadero, de la destrucción de espacios naturales,
etcétera; no necesariamente un decrecimiento del PIB.
Se podría llevar a cabo un PTG de reforestación que haría aumentar el
PIB y no significaría un empeoramiento de la biosfera, sino al
contrario. Si después se eliminara este programa, disminuiría el PIB,
pero no mejoraría el medio ambiente, sino que empeoraría.
En el cómputo del PIB hay algunas actividades que tienen un impacto
negativo, otros neutro, y otros que tienen un impacto positivo. Se debe
buscar la reducción de las primas. Debemos tener en cuenta que es prácticamente imposible crear puestos de trabajo y disminuir el PIB simultáneamente.
Insisto, ¿qué impacto medio ambiental tiene el cuidado de ancianos,
de la flora y la fauna, reciclar residuos? Y estas actividades
incrementan el PIB.
En cambio, la RBU no lucha de forma directa contra el cambio climático.
Pero los defensores de la RBU dicen que muchos trabajos se dejarían
de hacer ya que los trabajadores pasarían a cobrar la RBU, reduciendo la
presión sobre los recursos y el medio ambiente.
En algunos países, los proponentes de la RBU, proponen tasas sobre la
contaminación, sobre la emisión de gases de efecto invernadero, que
servirían para financiar la Renta Básica Universal. Esto supone el
siguiente dilema:
- Cuando la tasa es efectiva protegiendo el medio ambiente, no genera suficiente recaudación, ya que consigue su propósito, detener la contaminación y por tanto no se impone la tasa a los agentes contaminantes. Pero la RBU no tendría suficiente financiación.
- La tasa no es efectiva, no logra disuadir a los agentes contaminantes y la recaudación es abundante. Puede provocar un efecto perverso, sobre todo si la RBU es muy popular, ya que de alguna manera se subvencionaría la contaminación para obtener suficientes fondos para financiar la RBU.
Debemos ser precavidos con el tema de los impuestos verdes, son un
cebo que se adhieren a la fantasía de la capacidad de los mecanismos de
mercado para resolver todos los problemas. Para esta visión cualquier
intervención del gobierno se considera anatema.
Para más información: La vieja estafa verde: los impuestos pigouvianos al carbono
Conclusiones
La popularidad de que goza la RBU en nuestro país,
ha tenido como consecuencia que otras fórmulas similares como el PTG,
prácticamente no se conozcan.
- Tanto la RBU como el PTG son propuestas que buscan lo mismo y de una manera muy similar, por lo tanto la contraposición se sitúa en los detalles y no en la esencia.
- Aunque considero que estos detalles son primordiales para posicionarme a favor del PTG.
- Ni la RBU ni el PTG, son medidas que por sí mismas solucionen todos los problemas económicos y sociales de nuestras comunidades. Deberían ir acompañadas de otros tipos de políticas como: reforma fiscal, mejores mecanismos de participación, transparencia democrática, soberanía monetaria, etcétera.
- Es sorprendente que el Gobierno garantice cosas como: los depósitos bancarios, precios de muchos productos (sanitarios, energía eléctrica, financieros, etcétera), la sanidad, la educación… Y, en cambio, no garantice el trabajo."
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