26/5/21

Eduardo Garzón: los coches eléctricos NO pueden ser la solución a la crisis climática y ecológica... lo es una reducción importante de la demanda energética, una transformación de nuestro modelo productivo, urbano, de movilidad y de consumo




Eduardo Garzón @edugaresp

 A diferencia de lo que muchos creen, los coches eléctricos NO pueden ser la solución a la crisis climática y ecológica. Lo explico en este vídeo y hago hilo resumen https://youtu.be/m3EYbrXDD7A

Aunque el coche eléctrico no emita gases de efecto invernadero durante su uso, tanto en su producción como en su eliminación sí se vierten a la atmósfera este tipo de gases. De hecho, se vierten más, debido a la fabricación de las baterías.

La producción de un coche de gasolina medio supone unas emisiones equivalentes a 5,6 toneladas de dióxido de carbono, mientras que para un coche eléctrico medio la cifra es de 8,8 toneladas. De esa cantidad, casi la mitad se destina a producir la batería (Patterson et al 2011).

A pesar de ello, en ese mismo estudio se señala que, si se tiene en cuenta la cantidad de gases que deja de emitir durante su uso al no tener tubo de escape, a lo largo de todo su ciclo de vida el coche eléctrico emitiría un 20% menos de emisiones que un coche de gasolina.

La clave está en la fuente de energía utilizada en la producción de las baterías y del coche eléctrico, así como la utilizada para generar la electricidad que necesita para desplazarse.

Si la fuente energética es total o mayoritariamente fósil, entonces se emitirán muchos gases de efecto invernadero y las ganancias a lo largo de toda su vida no serán importantes; mientras que, si la fuente es renovable en buena medida o en su totalidad, se emitirán menos gases.

Pero en la actualidad el mix energético de la mayoría de los países dista mucho de ser renovable, y las mejoras se producen lentamente; por lo que tendremos que esperar tiempo para que el coche eléctrico sea significativamente menos contaminante que uno convencional.

Pero es que hay más problemas: 1) La instalación de centros de energía renovable se hace con combustibles fósiles (nunca se utiliza energía renovable, ni siquiera está claro que sea posible), por lo que seguiremos emitiendo más carbono incluso de esta forma (Turiel 2021).

2) Los parques de energía renovable requieren el uso de mucho suelo que hoy día tiene otros usos, por lo que en algunos países la transición hacia una economía 100% renovable pondría en riesgo la conservación de la biodiversidad y la seguridad energética.

En un estudio se estima que transitar a una economía 100% solar puede ser físicamente inviable en la mayoría de los países de la UE, así como Reino Unido, Corea del Sur, Japón o Taiwán, porque no tienen suficiente suelo disponible para estos usos (Capellán-Pérez et al 2017).

3) La instalación de parques de energía renovables requiere la utilización de recursos naturales que son muy escasos, y como su demanda se está multiplicando en los últimos años, no está claro que haya suficientes para hacer la transición renovable (Valero et al 2018).

En este gráfico se puede ver qué metales y en qué proporción se necesitan para producir un coche eléctrico en comparación con uno de combustión interna, así como las energías renovables en comparación con las energías fósiles. La diferencia es verdaderamente abrumadora (AIE 2021)

La propia Agencia Internacional de la Energía ha calculado que para 2040 se necesita que la extracción de estos minerales se multiplique (hasta 42 veces en el caso del litio y de 21 en el del cobalto), y presenta sus dudas sobre si esto será posible (AIE 2021).

Más claro lo tienen otros estudios. Por ejemplo, en éste se estima que la escasez de 13 de minerales generaría cuellos de botella insalvables, especialmente en el caso del telurio que se utiliza para fabricar células solares fotovoltaicas (Valero et al 2018).

En este otro estudio se concluye que el desarrollo de los vehículos eléctricos generaría escasez de algunos minerales clave, como el litio y el magnesio (Blas et al 2020).

En este otro se proyectan varios escenarios y en la mayoría de ellos se agotarían las reservas de aluminio, de cobre, de cobalto, de litio, de manganeso y de níquel (Pulido et al 2021).

Por último, en éste se calcula que, debido a la escasez de los minerales, una economía globalmente electrificada no puede crecer más de 12 teravatios, lo que obligaría a nuestra economía a tener que operar con el consumo equivalente que tenía en el año 1985 (García-Olivares 2015)

Pero el problema no es sólo que muchos de estos minerales se vayan a agotar, sino que, antes de que eso ocurra, su precio se disparará debido a la ley de la demanda y la oferta, lo que a su vez hará inasumible el desarrollo del negocio (Scheidel y Sorman 2012,Grosjean et al 2012)

Otro problema es que estos minerales se concentran en muy pocas zonas del planeta. Si ya las reservas de hidrocarburos están distribuidas muy asimétricamente, pues sólo tres países concentran casi la mitad; en el caso de estos minerales es mucho peor:

Previsiblemente los conflictos por el control de estas reservas de minerales se agravarán, como ya ocurrió en la República Democrática del Congo, que concentra más del 60% de las existencias de cobalto y que sufrió y sigue sufriendo conflictos militares por su control.

Por no hablar de la explotación laboral y humana que se producirá en los países menos desarrollados, como también ocurre ya en el Congo, pues como denuncia Amnistía Internacional, allí son empujados a trabajar en condiciones muy duras incluso niños durante 12 horas al día

Y la solución no esta en el reciclaje, porque el diseño de los circuitos electrónicos que utilizan las baterías y los parques renovables no están pensados para su reaprovechamiento y los procesos de reciclaje específicos no dan resultado (Turiel 2021).

Las tasas de reciclaje son muy modestas (Wang et al 2016). En algunos casos estas tasas son muy reducidas, como ocurre con el litio de una batería, que sólo se recicla menos del 3% (Vikström et al 2013), y es que sólo el 42% de los materiales de la batería puede ser reciclado

Utilizar el hidrógeno a partir de energía renovable tampoco es la solución. Con la tecnología actual se requiere mucho consumo de energía renovable para sacarle rendimiento al hidrógeno.

Por ejemplo, si quisiésemos que el transporte europeo funcionase con hidrógeno necesitaríamos multiplicar la producción eléctrica renovable por 3,5, lo que ya hemos visto que se enfrenta a enormes desafíos (Turiel 2021).

Además, su manipulación presenta obstáculos que difícilmente se pueden superar de forma sencilla, porque -entre otras cosas- no es fácil de almacenar ni de transportar, y nada nos asegura que esto vaya a cambiar en el futuro (Turiel 2021; PIK 2021).

En fin, toda la evidencia científica disponible nos indica que no es posible solucionar la crisis climática y ecológica solamente sustituyendo los coches de combustión interna por eléctricos, a no ser que reduzcamos notablemente la demanda energética.

Con la tecnología actual, los únicos sustitutos de los combustibles fósiles son técnicamente muy inferiores y además están limitados por restricciones biofísicas y límites termodinámicos.

Pero esto no quiere decir que no existan soluciones factibles y realistas a la crisis climática y ecológica. Lo único que ocurre es que estas soluciones exigen una reducción importante de la demanda energética, una transformación de nuestro modelo productivo, urbano y de consumo

así como una mejora sustancial del transporte público y un cambio drástico de nuestros hábitos de movilidad y de consumo. Pero claro, para que dicho cambio sea posible es necesario que los gobernantes se arremanguen y giren el timón de sus políticas muchísimos grados. 

9:14 a. m. · 25 may. 2021
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