1/12/21

Silvia Carrasco, presidenta de Feministes de Catalunya: es absurdo considerar que existe una identidad innata, que cada persona tanto si tiene tres años como si tiene 60, puede definir si es un hombre o una mujer a nivel de registro

 "(...) Usted está comprometida con el feminismo y preside el colectivo Feministes de Catalunya. (...)

Usted y el colectivo de lo que forma parte se ha mostrado muy crítica con la ley trans. ¿Cuáles son sus argumentos para impugnarla? 

 De forma muy breve. Lo que pretende esta ley es la autodeterminación del sexo registral. Ya tenemos 44 leyes en el Estado, entre autonómicas y estatales, que introducen el concepto de la identidad de género y que confunden el género con una identidad cuando el género es la opresión patriarcal, por definición.

 Es decir, considerar lo que la cultura atribuye al comportamiento de los hombres y al comportamiento de las mujeres. Como antropóloga sé perfectamente, y hace 100 años que lo sabemos, esto es mentira. El género no es una identidad, sino una forma de oprimir a las mujeres, de crear esta jerarquía artificial de los hombres sobre las mujeres que existe en todas las sociedades y culturas conocidas. 

 En primer lugar, no puede haber una identidad de género, porque sería reconocer que los estereotipos sexistas tienen una validez natural. Segundo, es absurdo considerar que existe una identidad innata, que cada persona tanto si tiene tres años como si tiene 60, puede definir si es un hombre o una mujer a nivel de registro. 

 Las políticas de igualdad sirven para que lo que dice la ley, que los hombres y mujeres somos iguales, pero que la sociedad y las prácticas culturales desmienten cada día de forma muy cruenta, se cumpla y para que estas leyes no sean papel mojado. Si no sabes quién es hombre y quién es mujer, todas las políticas de igualdad dejan de tener sentido. Por tanto, borra la mujer, de hecho ya es así, redefine a las mujeres. 

Que redefina a los hombres no hay problema, porque los hombres no tienen ninguna necesidad de una política para proteger sus derechos; pero las mujeres sí lo necesitan. Por tanto, esta legislación lo que hace es destruir todo el Estado de Derecho, especialmente las políticas de igualdad para las mujeres. 

Pero lo que es más grave todavía, es que para justificar esta idea debe intervenirse en la infancia. Tenemos, en este momento, en 14 comunidades autónomas, protocolos educativos que están tergiversando esa vieja demanda del feminismo que era la coeducación. 

Es decir, educar a niños y niñas por igual, en el respeto, sin limitaciones sexistas, limpiando los currículos escolares de prácticas androcéntricas, es decir que no todo sea la visión y las contribuciones masculinas…Toda aquella herramienta que teníamos por una sociedad más justa entre hombres y mujeres, la han okupado, con k. 

Lo están tergiversando, introduciendo elementos que hacen dudar de su identidad sexual a niños y niñas. De modo que, cada vez que se introducen este tipo de contenidos en los centros docentes se multiplican las demandas de transición. Primero social, después hormonal y después quirúrgica a niños, niñas y adolescentes. 

Esto ha ocurrido antes en otros países, es un movimiento mundial. Nosotros denunciamos que esto está ocurriendo aquí. Con la ley trans se acabaría de rematar ese proceso al que nos oponemos.

Ustedes han denunciado la existencia de intereses de la industria farmacéutica detrás de la legislación trans. ¿En qué se fundamentan estas denuncias?

 Esto está muy bien estudiado. Disponemos de investigaciones a nivel nacional e internacional que muestran cuáles son las grandes corporaciones que están financiando a todos estos lobbies. De modo que sólo abrir el televisor, en las noticias, en los programas de entretenimiento, en las series, en los dibujos animados… está plagado de esta normalización que lo que hace es esconder el orden patriarcal. ¿Quién lo está financiando todo esto? ¿El colectivo más oprimido de la historia? 

No estamos hablando de personas transexuales, sino de introducir otras ideas sobre lo que es ser hombre y qué ser mujer y disolver la base de la ciudadanía y del sexo como categoría a proteger. Aquí necesitan mucha financiación. Son grandes corporaciones. ¿A nadie le extraña que, Amazon por ejemplo u Open Society, digan que están junto a un grupo oprimido que no existe, que se está construyendo en las escuelas, cuando no han tenido la menor sensibilidad respecto a sus trabajadores y trabajadoras ? 

Están entrando en los organismos internacionales, en la Unión Europea, en la ONU, han estado presionando también en la Organización Mundial de la Salud… Aunque el análisis de la financiación no es mi ámbito, hay investigadoras de primer nivel que lo han mostrado.

 Aquí hay dos tipos de intereses. El primero, el del beneficio de las empresas farmacéuticas que lo han intentado con cosas como los medicamentos por el TDAH, por lo que primero se crea un síndrome y después rápidamente te facilitan el medicamento para curarte. Pues aquí estamos creando dependientes en medicaciones basadas en hormonas de por vida, porque no puedes dejar de tomarlas cuando empieces un tratamiento de transición. Existe una parte de beneficio económico inmediato del mercado del big pharma.

 Pero también hay algo aún más siniestro que es la experimentación desde perspectivas transhumanistas. Es decir, la experimentación con seres humanos, la infancia y la adolescencia. Son intereses políticos, aunque puede sonar a teoría de la conspiración. Soy ecologista y creo que estamos en un modo de vida insostenible y que debemos mirar también en lo que está ocurriendo con los cuerpos.

 En realidad, todo esto disuelve la ciudadanía. Primero introducimos que tenemos una serie de identidades y después tenemos una serie de medicamentos para satisfacerlas y finalmente, reclamamos que son unos derechos, cuya base será el deseo inducido con el dinero para satisfacerlo. Esto altera, revienta todos los principios del Estado de Derecho y de la protección a la ciudadanía democrática.

 ¿Cómo explica que partidos de izquierda estén apoyando las leyes trans? Pienso en el caso de Lídia Falcón, expulsada de IU por su oposición a esta legislación o de Pablo Echenique de Podemos que calificó de “basura transfoba” a las feministas que se manifestaron recientemente en Madrid contra la ley trans. ¿Cuáles son los motivos de esa hostilidad?

 Toda esta ofensiva neoliberal empieza por intentar debilitar a los sindicatos de izquierda, desde mediados de los años 70 con Margaret Thatcher. Después sigue con los partidos de izquierda, transformando estas agendas emancipadoras en agendas que acaban abrazando aquello contra lo que luchaban. Los valores del individualismo, la insolidaridad, la subjetividad centrada en uno mismo y no en el colectivo o bien común. 

Probablemente, los partidos de izquierda han interpretado bien la globalización neoliberal y la desregulación de los mercados con su impacto, pero no han interpretado bien lo que yo llamo neoliberalismo cultural. Es decir, su impacto tiene la introducción de valores antidemocráticos, individualistas e insolidarios. Esto no lo han entendido.

 La gran jugada es que, para hacer aceptable el neoliberalismo económico, la mercantilización de la vida, los vientres de alquiler, el tráfico de óvulos, de órganos, etc… a nivel mundial y que cotizan en bolsa, previamente has tenido que introducir una serie de ideas que prioricen, por ejemplo, tener un hijo o una hija como un derecho. Aunque esto implique la explotación y poner en riesgo la salud de una mujer joven que puede dar unos óvulos y recibe un tratamiento para estimular su producción o de una mujer empobrecida de Tailandia, de la India o de Ucrania que te haga de receptáculo y geste a esta criatura.

 Si la mercantilización de la vida debe acabar triunfando, las mujeres y la infancia deben perder derechos. ¿Cómo se pierden derechos? Introduciendo todas estas ideas previas. Esto la izquierda no lo está entendiendo y tiene una gravísima contradicción por qué está colaborando en la expansión neoliberal. (...)"              

(Entrevista a Sílvia Carrasco, antropòloga social, Antonio Santamaria , iSabadell, 28/11/21)

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