Nunca me he atrevido a juzgar con los ojos presentistas de un entorno apacible ningún comportamiento civil en medio de un conflicto bélico consciente de que la situación y el contexto determinan de tal manera que no me veo capaz de saber qué tipo de persona sería si una guerra cae sobre mi cómoda existencia. Todos queremos creer que seríamos el héroe que salva a quien lo necesita y ninguno seríamos el criminal de guerra o el que saquea a quien no puede defenderse. Para nosotros el conflicto en Ucrania no es una guerra, solo es un espectáculo televisado que nos proporciona cierta desazón mental y problemas económicos y en estas circunstancias no excusas para no como personas decentes en vez de como carroñeros.

No todo el mundo es capaz de sujetar su pulsión impúdica a la hora de comentar algo que no es capaz de comprender y usa un bombardeo en Donetsk mientras se calla ante uno en Kiev porque cree que eso le sirve para tener razón en una batalla bastarda que se juega en redes sociales y usa las muertes de civiles a mil kilómetros de nuestras fronteras para arrojársela a quien tiene opiniones divergentes. Pero aún peores son aquellos que aprovechan para mostrar su indecencia de forma concreta y material.

Comprar niños está mal. Moralmente es algo repudiable, pero es mucho peor cuando en España es ilegal y buscas favorecerte de la miseria y vulnerabilidad de personas de países con menos recursos. Un matrimonio de Almería se quejaba amargamente porque estaba en Lviv con un niño comprado y el gobierno de España no les ayudaba a sacar una niña de manera ilegal de un país en guerra, su idea es dejar a la madre en medio de los bombardeos y quitarle el bebé que ha llevado durante nueve meses en su interior y que además la embajada española les facilite hacerlo.

Asistir a semejante ejercicio de crueldad hace pensar que las personas que compran un niño crean un sistema de deshumanización de la mujer que gesta a su encargo para no sentir ningún tipo de remordimiento por el hecho de arrebatarle el bebé y dejarla a merced de la guerra. Puede que lo logren, puede que al final consigan sacar a ese niño de Ucrania, pero dentro de unos años tendrán que contarle que su madre, la de verdad, y no la que lo compró, fue abandonada en medio de bombardeos, crueldad, hambre y muerte. La guerra saca lo peor del ser humano, pero no se aprovechen para mostrar sus miserias, que nosotros solo la vemos en las noticias."                  (Antonio Maestre, Todo está en Bourdieu, 16/03/22)